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Zinedine Zidane podría dar descanso a sus estrellas en el debut en Copa del Rey ante el Fuenlabrada
26 oct 2017 . Actualizado a las 20:54 h.Baba Sulemaye (Ghana, 1978) brilló a finales del siglo XX en un Club Deportivo Ourense de Segunda División. Llegaba con el cartel de campeón mundial sub-17 -tras marcarle el primer gol a Brasil- y después de mostrar buenas maneras en el Mallorca, donde una hepatitis cortó su progresión.
-¿Qué recuerdos guarda de aquel paso por Galicia?
-Todos muy buenos. Era un gran equipo y me trataron muy bien. Con el tiempo perdí el contacto con los amigos que tenía allí, pero recuerdo a Seoane, a Víctor Arias y a Fernando Currás, que después estuvo en Melilla.
-De su paso por aquí nació el interés del Real Madrid.
-Sí, tuve una lesión grave, con una rotura de cúbito y radio en Pamplona. Pero en el Madrid creyeron en mí y me cedieron al Leganés. La pretemporada fue bien, pero al principio de la Liga sufrí otro problema muy grave en la rodilla, una triada. No volví a jugar ese año y me perdí toda la temporada siguiente. Comenzó un infierno. Me infectó un virus en el quirófano y al recuperarme volví a romperme. Aunque jugué en otros clubes de Segunda B y Tercera tuve que retirarme con solo 28 años.
-¿Fue difícil asumir una situación como aquella?
-Siempre supe que tenía que salir adelante como fuera. Hasta ese momento pensaba en ser un futbolista profesional y ganarme así la vida, pero tuve que buscar otras alternativas. Mi agente me encontró un trabajo como chófer en el Atlético de Madrid y me tocó viajar con un joven portero, David De Gea. Él vivía en Illescas y no tenía permiso de conducir, así que yo lo llevaba al colegio y a sus entrenamientos.
-¿Mantiene el contacto con él?
-Lo perdí cuando se fue a Inglaterra, pero al enterarme de los atentados de Mánchester, llamé a su madre para preguntar si todo iba bien y a los pocos minutos recibí un mensaje de él, así que volvemos a estar conectados. Es muy buen chico y siempre fue amable conmigo.
-¿Y cómo llegó al Fuenlabrada?
-Cuando David comenzó a conducir tuve que buscar otros trabajos. En el Corte Inglés estuve casi dos años, con un uniforme rojo, ayudando a los clientes. Entonces llegó la oportunidad de volver al mundo del fútbol. Miguel Melgar me dijo que el Fuenlabrada quería hacer un equipo para ascender y me propuso ocupar el puesto de utillero, así que no lo dudé y llegué en la temporada pasada. Todo es perfecto.
-Participar en el duelo ante el Madrid será especial para usted.
-Es importante para todo el club. Fuenlabrada es una fiesta desde el sorteo. A mí me hace mucha ilusión volver a estar tan cerca de grandes jugadores. Pero, de las estrellas blancas me quedo con Zidane. Era el jugador que siempre admiré, porque hacía cosas distintas a los demás y ahora también me parece un ejemplo como entrenador.
El mejor Fuenlabrada vive su día de fiesta ante el Madrid
Fuenlabrada, ciudad situada al sur de la Comunidad de Madrid, vive un momento único. El segundo clasificado del grupo I de la Segunda División B (solo superado por el Fabril), registra hasta la fecha el mejor arranque en su historia, y esta noche (21.30 horas, Gol) mide en el duelo copero al cuadro dirigido por Zinedine Zidane, que desea conseguir el único título que le falta como entrenador. «Nos hace ilusión jugar esta Copa, como todas las competiciones, y queremos como siempre dar el máximo y mañana hacer un buen partido de fútbol. No pensamos que la Copa no nos interesa, sino todo lo contrario. Cuando te pones la camiseta de este club es para ganar todos los partidos», admitió el francés.
El Fuenlabrada, equipo cuyo estadio contará con una grada supletoria y que tendrá 7.500 espectadores para hoy, vive en un momento de auténtica euforia. Desde su fundación en 1975, este equipo que ha escalado desde las divisiones más modestas, y que regresó por tercera vez a la categoría de bronce en el 2012, nunca se había enfrentado en competición oficial al Madrid, vigente campeón de Liga y de Europa. «Que vengan sus estrellas, que los suplentes corren más», bromea Antonio Calderón sobre las presumibles ausencias madridistas.