Treinta banquillos para Fabri

Xurxo Fernández Fernández
x. fernández A CORUÑA / LA VOZ

DEPORTES

ALBERTO LÓPEZ

El técnico lucense sigue ampliando su currículo y se hace cargo del Lorca, penúltimo clasificado de Segunda

29 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Wenger y Fabri empezaron a entrenar el mismo año. 1984. Uno, fogueado ya en los juveniles del Estrasburgo, se hizo cargo del Nancy; el otro, seis años más joven, se colocó al frente del Racing Villalbés. En 1996, para cuando el francés saltó al Arsenal, previa escala en el Mónaco y el Nagoya Grampus japonés, el técnico lucense iba por su noveno equipo (el Elche) y había pisado fugazmente Primera, dirigiendo durante tres jornadas (un empate y dos derrotas) al ahora desaparecido Logroñés.

Durante el tiempo que ha tomado a Wenger hacer historia sin moverse de Londres -ayer igualó al emblemático Alex Ferguson como técnico con más partidos en Premier-, Fabri ha seguido acumulando saltos de banquillo hasta alcanzar los 30, también ayer. Horas antes de que el Arsenal se enfrentara al Cristal Palace, el Lorca presentaba a su nuevo entrenador. «Estará un año y medio con nosotros, porque estoy convencido de que conseguiremos la permanencia. Tiene la suficiente experiencia para este tipo de situaciones», manifestó Francisco Zaragoza, director deportivo del club murciano. El contrato es por media campaña y se extenderá automáticamente si el equipo, penúltimo a cinco puntos de la zona de salvación, se queda en Segunda. No le falta bagaje, efectivamente, al de Santa Comba. En cualquier tipo de situación.

No solo ha acudido, con distinta suerte, al rescate de equipos en apuros. También ha experimentado el éxito de ascender. Dos veces consecutivas, con el Granada, en su época más feliz. Ha dirigido equipos en el norte (Nástic, Alavés, Huesca, Racing de Santander), el sur (Mérida, Almería, Cartagena), el este (Gandía, Manlleu, Murcia), y el oeste (Ponferradina, Avilés). En las islas (Sporting Mahonés), y en el exterior (Ovarense, Campomaior, Marco, Panathinaicos o el Petrolero boliviano, su penúltima estación). Pocas veces confiaron en él los clubes gallegos. Aquel inicio en el Racing, en Vilalba, y dos pasos por el Lugo. En ambos había militado antes como jugador.

En el 93 se trajo al Mérida a hacer una pretemporada a Sarria, huyendo del calor extremeño. «Llevo seis temporadas en seis ciudades diferentes y alejado de mi mujer y mis hijos. Lo cierto es que no sé si es por que me estoy haciendo más viejo o por lo que sea, pero cada año que pasa tengo más morriña», reflexionaba entonces. 25 años más sabio, sigue ancheando currículo, esperando volver.