Ana Peleteiro comenzó su concurso muy centrada y consciente de sus posibilidades. Desde la primera ronda estuvo situada en posición de medallas. Su salto inicial de 14,42 metros, a tan solo 13 cm de su mejor registro, aseguraba su pase a la mejora. Esto es importante porque, aparte de proyectar su nivel de confianza, posibilita que disponga de cinco intentos más y, sobre todo, que pueda asumir mayor riesgo.
Ella sabía que esa marca no garantizaba al 100% su presencia en el podio, considerando las favorables condiciones ambientales y el nivel de sus contrincantes. Precisamente el segundo intento de la griega Paraskeví fue de 14,60 metros, relegando a la de Ribeira a la tercera posición. Pero el segundo y tercer salto de la española fueron inferiores: 14,33 y 14,12 metros. Por detrás, en la cuarta posición, Minenko (Israel) amenazaba su medalla de bronce ya que se encontraba a tan solo cinco centímetros.
Quedaban todavía tres intentos más para las ocho mejores clasificadas. El cuarto salto de Ana, que fue nulo, le obligaban a arriesgar en sus dos últimos ya que el nivel de incertidumbre era muy alto, máxime cuando la rumana Panturoio si situó a cuatro cm. Es en esas condiciones cuando el ADN competitivo de Peleteiro aflora. Su quinto salto fue también nulo, pero en el sexto registró 14,44 metros, a tan un centímetro de la plata.
Finalmente, consiguió la medalla de bronce. Ana llegó a Berlín siendo una de las aspirantes de la delegación española a subirse al podio y regresa con un nuevo éxito que enriquece su brillante palmarés deportivo, tras la conseguida este mismo año en el mundial absoluto de pista cubierta. Es la primera medalla de una triplista española en una gran competición internacional de aire libre. Creo que está en condiciones en la actualidad de batir el histórico récord de España absoluto de Carlota Castrejana, 14,64 m. (Birmingham, 2007). Pero Ana ha hecho historia. Debe sentirse muy orgullosa. ¡Enhorabuena!