Nacido en Chicago, tiene 69 años y orígenes franco italianos y españoles. Atesora una amplia trayectora, que le llevó a estar muy cerca de Francisco. Pasó más de 20 años como misionero en Perú
08 may 2025 . Actualizado a las 21:21 h.Robert Prevost se ha convertido este jueves, 8 de mayo del 2025, en el papa 267 de la historia de la Iglesia Católica con el nombre de León XIV. De ascendencia española e hispanohablante, es afable, moderado y reservado. Fue una de las grandes apuestas del papa Francisco, que lo designó responsable de los obispos de todo el mundo y de su comisión para Latinoamérica. Nacido en Chicago, pasó 40 años en Perú, misionero de la antigua Orden de San Agustín.
Su elección es un acto profundamente personal, pero también estratégico, ya que comunica las intenciones del nuevo pontífice

Expertos han destacado la elección del cardenal estadounidense Robert Francis Prevost Martínez, que ha sido elegido como el 267 Pontífice este jueves y que ha elegido como nombre León XIV. Sergio Rodríguez López-Ros, vaticanista y profesor de la Universitat Abat Oliba CEU, ha asegurado que una acción que indica que es «un Papa social».
«Quiere continuar las enseñanzas de León XIII. Fue el primer Papa Social de la Iglesia en el sentido de que se preocupó por los obreros, por los campesinos, por las condiciones de vida de las personas. Es el primer Papa documentado social de la historia de la Iglesia y es un Papa que se preocupa por las condiciones de vida. Él (León XIV), al tomar este nombre, lo que está diciendo es una señal de que es un Papa social, por una parte, y una persona con valor», ha explicado Rodríguez López-Ros

La Casa del Rey ha felicitado al cardenal Prevost por su elección como nuevo pontífice, papa León XIV, y ha señalado: «Su llamamiento a la paz nos inspira, nos alienta». En un mensaje en su cuenta de X, ha indicado que este llamamiento «recoge el deseo y sentir profundos del pueblo español».
La Conferencia Episcopal Española (CEE) está convencida de que el pontificado de Robert Prevost irá «en línea» con el de Francisco. «Acaba de ser nombrado, pero creo que, por su perfil biográfico las primeras palabras, se ha situado en línea con el papa Francisco, recogiendo esa herencia suya», ha señalado el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Francisco César García Magán, en rueda de prensa.
García Magán ha destacado del nuevo pontífice que tiene un perfil «muy poliédrico, muy rico, porque une lo institucional con lo pastoral, lo misionero»: «Ha bebido en esa fuente teológica de San Agustín».
Asimismo, ha recordado que es el segundo papa que viene de América Latina. «Aunque es de Estados Unidos, es hispano estadounidense, por parte de madre es de origen español», ha precisado García Magán, que ha ha detallado que León XIV «maneja varias lenguas y tiene experiencia también de curia».

León XIV se presentó hoy ante el mundo con todos los elementos de la vestimenta papal que tenía a su disposición en la sala de las lágrimas. En la habitación había tres hábitos largos o sotanas de color blanco de distintos tamaños en función de la altura del nuevo papa, así como cuatro vestimentas cortas tipo sobrepelliz, una muceta o esclavina de color morado y una estola púrpura con decoración dorada.
León XIV compareció en el balcón de San Pedro con el habito largo, la sobrepelliz, la muceta y la estola dorada, así como el cordón y la cruz, en una escena que recordaba a la comparecencia de Benedicto XVI en el 2005. En el 2013 Francisco optó por salir solo de blanco y con la cruz, sin esclavina ni estola.
El nuevo papa, el peruanoestadounidense Robert Prevost, dejó un recuerdo de hombre comprometido con los derechos humanos y la conservación del medioambiente en Perú, un país en el que desarrolló buena parte de su vida religiosa, recordaron a Efe personas que le conocieron durante su estancia en el país suramericano.

La tradición es que al día siguiente de su elección el nuevo papa celebre una misa privada con los cardenales en la Capilla Sixtina, y posteriormente se reúna con ellos en la Sala Clementina del Palacio Apostólico. También durante los primeros días deberá abordar la renovación de la Curia romana, y decidir si mantiene o sustituye a los altos cargos, como el secretario de Estado y los prefectos de los distintos dicasterios. Además, el primer domingo tras su elección, el papa presidirá el rezo del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico.
El papa León XIV, elegido este miércoles como sucesor de Francisco, inicia una intensa agenda de ritos, gestos y ceremonias que marcarán el comienzo de su pontificado tras la esperada fumata blanca y su primera aparición ante miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro.
Su estreno institucional es la elección de la fecha para la misa solemne de inicio del pontificado, en la que se le imponen dos de los principales símbolos del cargo: el palio y el anillo del Pescador, emblema del apóstol Pedro, y que da inicio oficial a su ministerio al frente de la Iglesia.
La ceremonia, que marca de forma pública y oficial el inicio del papado (aunque el pontífice es papa desde que acepta su elección en la Capilla Sixtina) suele celebrarse algunos días después de la fumata blanca para permitir la llegada a Roma de los mandatarios y peregrinos participantes, aunque no suele ser más tarde de una semana tras la elección. En el caso de Francisco, elegido el 13 de marzo del 2013, la misa de inicio se celebró el 19 del mismo mes.














Más de 150.000 personas recibieron este jueves al nuevo pontífice en la plaza de San Pedro.

El nuevo papa, León XIV, tiene como antecedente con ese nombre a León XIII, un pontífice especialmente conocido por ser el autor de la encíclica de carácter social Rerum novarum. León XIII era Vincenzo Gioacchino Pecci, nacido en Carpineto (Italia) en 1810 y fallecido en Roma en 1903. Fue elegido papa en 1878.
Es considerado un pontífice «de Encíclicas», porque publicó decenas, aunque destaca la Rerum Novarum, de 1891, vista como la primera gran encíclica social y que analizaba la situación de las clases trabajadoras.
León XIII impulsó el catolicismo en muchos países de Europa. Fundó la Academia de Santo Tomás de Aquino en 1859. Tuvo gran habilidad en el manejo de las relaciones internacionales con otros Estados y a su postura conciliadora se atribuye el fin en 1879 de los cismas caldeo y armenio.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, consideró este jueves un «gran honor» para el país que León XIV sea el primer papa estadounidense y dijo estar deseando reunirse con él. «Enhorabuena al cardenal Robert Francis Prevost, que acaba de ser nombrado papa. Es un gran honor saber que es el primer papa estadounidense. Qué emoción y qué gran honor para nuestro país. Estoy deseando reunirme con el papa León XIV. ¡Será un momento muy significativo!», escribió en su red social, Truth Social.
El nuevo papa, León XIV, concluyó su discurso desde el balcón del Palacio Apostólico concediendo indulgencia plenaria a todos los fieles reunidos en la plaza de San Pedro y, también, a todos aquellos conectados a través de los medios de comunicación.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha expresado este jueves su «enhorabuena a toda la Iglesia Católica por la elección del nuevo papa León XIV» y ha confiado en que «su pontificado contribuya a fortalecer el diálogo y la defensa de los derechos humanos en un mundo que necesita esperanza y unidad».
El papa León XIV hace un llamamiento a la paz y unidad en su primera intervención ante los fieles en San Pedro. Durante su discurso, ha llamado a ser una Iglesia misionera que lleve la paz a todos los rincones del mundo a través del diálogo y el amor.
León XIV toma la palabra, acordándose de su antecesor: «Seguimos conservando en nuestros oídos esa voz débil, pero siempre valiente del papa Francisco, que bendijo a Roma y el mundo entero la mañana de Pascua. Permitidme seguir esa bendición. Dios nos quiere a todos y el mal no prevalecerá. Todos estamos en manos de Dios. Por lo tanto, sin duda, sin miedo, unidos y de la mando de Dios, avancemos hacia delante y seamos discípulos de Cristo. El mundo necesita su luz, la humanidad lo necesita. Ayudaos los unos a los otros, a construir puentes mediante el diálogo, el encuentro».
Da las gracias al papa Francisco. También, a todos los cardenales que le han elegido para ser el sucesor de Pedro «y caminar como una Iglesia unida buscando la paz y la justicia».
Habla en español: «Si me permiten también una palabra, un saludo particular, para a mi querida diócesis en Perú».


Prevost nació en 1955 en Chicago (EE.UU.). Su carrera eclesiástica comenzó con el noviciado agustino de Saint Louis donde, en 1981, asumió sus votos. Luego llegarían los estudios en Teología y un viaje de juventud a Roma para estudiar Derecho Canónico.
Tras ordenarse sacerdote en 1982, con 28 años, fue enseguida enviado al que se convertiría en su segundo país: Perú. Esta sería el primero paso de un largo camino en Latinoamérica que prosiguió en 1988 en la misión peruana de Trujillo, seleccionando vocaciones agustinas en ciudades como Chulucanas, Iquitos y Apurímac y ejerciendo otros roles durante una década en esa archidiócesis.
Prevost también acumula una dilatada experiencia docente en su país, como prior general del Capítulo Agustino de Chicago, hasta que en el 2014, desde Roma, el papa Francisco le puso al frente de la diócesis peruana de Chiclayo, como administrador apostólico.
Su talante moderado le posiciona como puente entre las facciones conservadora y reformadora de la iglesia y su vasto conocimiento de América le ha valido el respaldo de los cardenales del sur y del norte del continente, muchos de los últimos críticos con Francisco.
A sus 69 años, el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost Martínez, León XIV, atesora una larga trayectoria que le ha llevado, en los últimos años, a estar cerca del pontífice fallecido que le nombró en el 2023 prefecto del Dicasterio para los Obispos, el órgano que se encarga de la selección y nombramiento de los obispos. Nacido el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, hijo de madre de ascendencia española, ingresó al noviciado de la Orden de San Agustín (OSA) en 1977 e hizo sus votos solemnes en 1981.

Según la prensa italiana, el nuevo papa ha saludado uno a uno, con un rápido abrazo, a todos los cardenales que acaban de elegirlo. Cenarán juntos esta noche.
Con el nuevo papa se encuentra ahora el Maestro de Ceremonias Litúrgicas, Diego Ravelli, quien le ayuda a vestirse en la sala de las lágrimas.
Todas las entradas a la plaza de San Pedro están cerradas para evitar la avalancha de fieles. Quienes se hayan quedado fuera podrán seguir el anuncio desde las pantallas instaladas en las calles.
El cardenal protodiácono, el francés Dominique Mamberti, será el encargado de anunciar el Habemus papam. Usará la fórmula tradicional en latín: «Nuntio vobis gaudium magnum: habemus papam» («Os anuncio una gran alegría: tenemos papa»). Después, desvelará el nombre de pila del cardenal elegido y, a continuación, el escogido por el pontífice.
El nuevo papa puede elegir dónde se instalará a partir de ahora. Podrá residir en el Palacio Apostólico o en Santa Marta, como el Francisco.
La Stampa recoge las primeras declaraciones de los cardenales que no entraron al cónclave. Giuseppe Versaldi dice: «Una fumata blanca que llega tan temprano es una clara señal de la unidad de la Iglesia».
Las campanas de varias iglesias y catedrales españolas como la de Toledo, Sevilla y Albacete han repicado con toques extraordinarios, como en el resto del mundo, tras salir a las 18:07 horas humo blanco de la chimenea sobre el tejado de la Capilla Sixtina del Vaticano.
Los no electores ya están colocados en la plaza de San Pedro, inquietos, a la espera. Suena el himno de Italia.
La rápida resolución (día y medio) hace pensar que el elegido va a ser uno de los favoritos. En primera posición entró al cónclave Parolin, seguido de Tagle.


























En unos minutos saldrá el cardenal protodiácono, Dominique Mamberti, al balcón para anunciar quién es el nuevo papa.
El nuevo papa será el número 267 de la historia. Ha sido elegido en la segunda tanda del segundo día del cónclave, aunque aún está por saber si ha sido en la cuarta o en la quinta votación (probablemente en la cuarta).
El decano del Colegio Cardenalicio tiene que preguntarle al elegido si acepta su elección como pontífice. En caso de que esté de acuerdo, deberá decidir su nombre papal y los cardenales deberán jurarle obediencia.
Dado que en el cónclave se vota cuatro veces al día, sumando la única que hubo ayer miércoles, la elección se ha producido presumiblemente en el cuarto escrutinio.
Unas 40.000 personas congregadas en la plaza ondean banderas, aplauden y gritan de emoción.

El nombre del nuevo papa se conocerá dentro de unos 40 minutos, cuando el cardenal protodiácono, Dominique Mamberti, pronunciará el esperado Habemus Papam y el nombre del pontífice, el cual saldrá al balcón para saludar a los fieles.
Hay nuevo papa. Suenan las campanas en San Pedro.
Al estar bloqueada la conexión a internet en San Pedro (el blindaje tecnológico del Vaticano para evitar filtraciones es total, con inhibidores de señal y ventanas tapadas con láminas antidrones), los periodistas están recurriendo a la red Starlink de Elon Musk. Solo así pueden hacer las retransmisiones en directo desde la Santa Sede.

Los 133 cardenales votan frente al fresco pintado por Miguel Ángel en la pared del altar de la Capilla Sixtina, titulado Juicio Final o Juicio Universal, que muestra a Cristo representado en el instante que precede a la emisión del veredicto del Juicio.
Según la directora de los Museos Vaticanos, Barbara Jatta, este es «un icono universal con el que a menudo se identifican los Museos Vaticano», una «atracción magnética para todo aquel que entra». Además, es «una advertencia» para los cardenales electores, ya que deberán depositar su voto justo en el altar colocado antes del Juicio Final.
El humo blanco indicará que un cardenal ha obtenido al menos dos tercios de los votos (89). Tendrá que aceptar el encargo de ser papa y decir con qué nombre quiere ser llamado. Solo entonces se anuncia al mundo la elección de un nuevo papa y se abre un pequeño lapso hasta que se asoma al balcón central de la plaza de San Pedro.
Desde la Capilla Sixtina el elegido es invitado a ir a la sala de las lágrimas, donde ya está preparada la vestimenta que puede empezar a usar. Allí podrá permanecer tranquilo un momento y, eventualmente, rezar y llorar para desahogar la tensión acumulada.
El protodiacono, el cardenal francés Dominique Mamberti, es quien anunciará quién es el elegido y el nombre con el que gobernará la Iglesia. Después, el nuevo papa dirigirá unas palabras a los presentes en San Pedro y hará la bendición Urbi et orbi.




Presidente emérito de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, el Cardenal Calcagno apuesta porque la votación definitiva será alguna de las de mañana. Fue elector en el anterior cónclave y de este se ha quedado fuera porque tiene 83 años. Preguntado en la radio italiana sobre quién podría suceder a Francisco, ha apuntado hacia Parolin, pero con cautela: «Quién sabe, la última vez entramos al cónclave y todos mencionaban el nombre de Scola, pero luego las cosas no fueron así».
Un español y dos suizos han sido detenidos cerca de la plaza de San Pedro esta mañana por portar una pancarta en la que elogiaban la figura islámica del Mahdi, según informa la prensa italiana. El cartel, que contenía un código QR que enlazaba a un vídeo islámico, fue confiscado por agentes de la Unidad Especial de la Policía local de Roma Capital (Emergencias de Seguridad Pública), cerca del escenario en el área de prensa de la Basílica de San Pedro.
Explica el Vaticano que la sustitución del nombre bautismal por el pontifical se ha convertido, a lo largo de los siglos, en una costumbre milenaria profundamente arraigada en la historia de la Iglesia, ligada a los orígenes del cristianismo: fue Jesús quien cambió el nombre del apóstol Simón por el de Pedro, el primer pontífice. Entre los nombres más utilizados por los papas después de su elección están los de Pío, Gregorio, Juan, Benedicto, Inocencio, León y Clemente.
Sí, los cardenales pueden entregar su papeleta en blanco. Tienen libertad para ello. Estos votos no contarán. También pueden, tal y como explica el medio especializado Religión Digital, escribir un nombre que no se encuentre en la Capilla Sixtina. Cualquier varón bautizado puede ser elegido papa. Y aunque está terminantemente prohibido votarse a uno mismo, es imposible controlarlo y hay purpurados que, sin pudor, escriben su propio nombre.
En Roma, los termómetros rozan ahora los 20 grados, pero en la plaza de San Pedro, el calor aprieta. Cientos de personas se acumulan frente a la basílica, equipados con paraguas para protegerse del sol, a la espera de la próxima fumata.

Giro en los acontecimientos. Las casas de apuestas británicas colocan en estos momentos al filipino Tagle por encima de Parolin, italiano. También hay altas probabilidades para Pizzaballa y Zuppi. Y sube el cardenal Aveline.

Las activistas se reunieron en un parque cercano al Vaticano, con la cúpula de la basílica de San Pedro de fondo, y, emulando el humo negro o blanco que miles de fieles esperan estos días en la plaza vaticana, lanzaron al aire una fumata de color rosa para reivindicar una mayor representación de la mujer dentro de las instituciones católicas.
Los cardenales ya están dentro de la Capilla Sixtina, donde llevarán a cabo la tercera votación del día. Si ningún candidato alcanza en ella 89 votos pasarán directamente a la cuarta.
La imponente uniformidad en la vestimenta de los cardenales que participan en el cónclave (sotana roja, faja y muceta rojas, roquete blanco, cruz pectoral, solideo y birreta rojos) puede romperse por dos razones principales: que el cardenal «diferente» pertenezca a alguna de las Iglesias católicas orientales o por su pertenencia a una orden religiosa. En este cónclave hay ejemplos de los dos casos.

Como patriarca de la Iglesia Siro-Malankara, la vestimenta de Baselios Cleemis Thottunkal refleja las tradiciones litúrgicas del sur de India, que combinan elementos bizantinos y locales. Suele vestir un hábito, negro o marrón acompañado de un manto y un tocado negros. Puede ser una especie de capucha o un velo ceremonial que cubre la cabeza, típico de las tradiciones orientales.

El hábito habitual de George Jacob Koovakad es blanco con elementos rojos y detalles orientales (bordados dorados), distintivo de los prelados siro-malabares, pero en el cónclave viste uno negro con bordados rojos, que se usa en las ceremonias más importantes. Lleva un tocado negro y rojo. El arzobispo Koovadak es uno de los cardenales más jóvenes del cónclave (51 años) y como último en el orden de los cardenales diáconos, encabezó la procesión hasta la Capilla Sixtina y fue el primero en entrar en ella.

Louis Raphael Sako, patriarca emérito de Bagdad, viste atuendo oscuro es característico de la tradición caldea, que prioriza colores sobrios para actos solemnes. Lleva hábito negro con detalles rojos o dorados, y a veces también un tocado negro que puede incluir bordados o cruces. La vestimenta caldea refleja influencias bizantinas y mesopotámicas.
Berhaneyesus Demerew Souraphiel, que representa a la Iglesia etíope, de rito alejandrino (una iglesia pequeña pero muy activa y con mucha influencia en África), viste un hábito negro con un manto y un tocado negro (que puede ser un turbante o una capucha ceremonial). La vestimenta puede incluir cruces pectorales doradas o plateadas.

Y Mykola Bychok, el cardenal elector más joven, refleja con sus ropas la tradición bizantina de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana, con colores oscuros que contrastan con el rojo latino. En el cónclave viste un hábito negro con un manto rojo y un tocado negro. Suele ser un klobuk, el característico tocado cilíndrico típico del rito bizantino y en los funerales de Francisco usó una vistosa tiara oriental. Ahora se cubre con un sencillo velo negro.
Raniero Mancinelli, del histórico taller de Borgo Pio que, desde hace 70 años, viste a cardenales y, sobre todo, a pontífices ya ha entregado la ropa que se enfundará el nuevo papa. La ha hecho en tres tallas distintas. Ya está colocada en la sala de las lágrimas.



Los diarios italianos indican también que podrían aflorar otros candidatos conocidos como outsiders, como el cardenal filipino Pablo Virgilio Siongco David, de 66 años, obispo de Kalookan (Filipinas), que entre el 2016 y el 2022, llegó a recibir numerosas amenazas por denunciar las ejecuciones extrajudiciales llevadas a cabo durante el mandato del presidente filipino Rodrigo Duterte, en el marco de su guerra contra las drogas.
Según La Stampa, la dieta de los cardenales que participan en el cónclave se basa en comidas sencillas, pensadas para un grupo cuya edad media son 72 años. Está prohibido servir platos que puedan esconder mensajes en su interior, como raviolis o pollo entero, por ejemplo. Tampoco hay muchos fritos y no se ofrecen espárragos, ya que los purpurados comparten baños y este vegetal suele provocar gases y general un fuerte olor de orina. En el comedor se puede comer, por tanto, arroces, carnes blancas, pescados al horno, verduras a la parrilla, ensaladas y fruta de temporas. El postre dulce se reserva para los domingos y apenas se sirve vino.
- Los diplomáticos: miran hacia el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano. Son cardenales de la Curia que han podido conocer bien al número dos o aquellos que han pasado por el cuerpo diplomático o exnuncios.
- Los estadounidenses: son 14 y aunque podrían formar un grupo único están fuertemente divididos, con la figura destacada de Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York y favorito de Trump.
- Los moderados: un grupo podría apostar por la continuidad de la experiencia del Sínodo, apoyando así al cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo, a Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y relator general del último sínodo, o al español Cristóbal López Romero, arzobispo de Rabat.
- Los conservadores: los que han criticado más o menos abiertamente el pontificado de Francisco, con figuras más ultras, como el africano Robert Sara, el estadounidense Raymond Burke o el alemán Gehrard Ludwig Mueller, que podrían ser los llamados «hacedores de reyes» y que señalarían al cardenal Wilhelm Eijk, arzobispo de Utrecht, o a Peter Erdö, arzobispo de Esztergom-Budapest.
- Los más cercanos a Francisco: aquí destacan Luis Antonio Tagle, denominado el «Francisco filipino», prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y con posiciones muy parecidas a las de Jorge Bergolio respecto a los homosexuales, y Matteo Zuppi, el presidente de la Conferencia Episcopal italiana que fue el enviado del papa para mediar en la guerra en Ucrania.
- Los italianos: será muy difícil poner de acuerdo a los 17 electores italianos que participarán en el cónclave, cada uno de una corriente diferente, pero hay una campaña en los medios italianos para que el próximo papa sea italiano después de tres pontífices extranjeros. Sus apuestas son Zuppi, Parolin y Pierbattista Pizzabala, el patriarca de Jerusalén.

Las cuentas de la Santa Sede sufren un desequilibrio estructural que amenaza la propia supervivencia de la institución. Los presupuestos del 2023, aprobados en julio del 2024 y publicados con sordina en la página web de la Secretaría para la Economía, pues nunca fueron presentados a los medios, arrojan un déficit operativo de 83,5 millones de euros. El año anterior fue de 78,2, una cifra más baja gracias a los ingresos por la venta del edificio en Londres que está en el centro del escándalo financiero que provocó la condena al purpurado Giovanni Angelo Becciu, desposeído además por Francisco de sus derechos cardenalicios.
El déficit que cada año arrojan las cuentas de la Santa Sede se ha salvado hasta ahora gracias en parte al Óbolo de San Pedro, el fondo que recoge las limosnas que los fieles hacen al papa para costear obras de caridad y el mantenimiento de la Iglesia Católica. A finales del 2024 se gastó todo el patrimonio que podía hacerse líquido del Óbolo, que en el 2023 recogió alrededor de 51 millones de dólares. Ese colchón ya se ha gastado y a partir de ahora la Santa Sede deberá buscar otras vías para cuadrar sus cuentas.
Los dos últimos papas de la Iglesia Católica, Francisco y Benedicto XVI, fueron elegidos en la segunda jornada del cónclave, la misma que se está celebrando este jueves 8 de mayo para elegir al sucesor de Jorge María Bergoglio, que se convertirá en el 267 papa de la Iglesia Católica.





El cardenal decano Giovanni Battista Re quiso aclarar hoy en Pompeya que los elogios dedicados a Pietro Parolin durante la misa Pro eligendo Pontifice no pretendían señalarlo como posible papa. «Los dobles augurios al cardenal Parolin eran por la función de decano que asumirá», explicó.
Tras el amuerzo, los cardenales electores se trasladarán de nuevo a la Capilla Sixtina para emprender, a las 16.30 horas, una nueva ronda de votaciones, que será la cuarta.
- Si en la primera votación de la tarde hay acuerdo, alrededor de las 17.30 horas veremos la fumata blanca.
- Si no hay acuerdo, no habrá fumata (ni negra, ni blanca) y se procederá a votar de nuevo.
- El resultado de esa segunda votación (tanto si es exitosa y el humo es blanco, como si no, y es negro) se conocerá sobre las 19.00 horas.
Algunos segundos de humo blanco saliendo de la chimenea de la Capilla Sixtina, después de la fumata negra de esta mañana, confundieron a quienes, desde San Pedro o desde sus propias casas, contemplaban la escena. Muchos de los medios de comunicación instalados en el lugar redirigieron sus objetivos hacia el tejado después de que algunos fieles y curiosos comenzaran a chillar al ver la leve humareda blanca mientras repicaban las campanas al coincidir con el mediodía. Fueron sólo pocos segundos, pero hubo mucha confusión.
Unas 15.000 personas, según el portal oficial del Vaticano, se encontraban este jueves por la mañana en la Plaza de San Pedro en el momento de la segunda fumata negra, a la que sucedió un «¡Oh!» de desilusión. «Quiero llorar, como católica que soy», comenta en el lugar Angélica, de turismo en Roma. «Es increíble que nos tocara vivir este momento. Gracias a Dios nos tocó este privilegio». Volverá esta tarde y, si es necesario, mañana para no perderse la elección del nuevo papa.
En estos momentos, los cardenales almuerzan en la residencia Casa Santa Marta. Están completamente aislados. Allí, siguen conversando para llegar a un consenso.
En la pared del Juicio Final de la Capilla Sixtina, a los lados del altar, hay dos puertas cerradas de pequeño tamaño. La de la izquierda conduce a la llamada sala de las lágrimas, a la que accede el cardenal elegido papa, inmediatamente después de la votación, para cambiarse de ropa y recogerse en oración durante algunos minutos.

Según el portal Vatican News, lo que ocurre allí es importante desde el punto de vista simbólico. «En ese momento, el papa toma conciencia de lo que ha llegado a ser, de lo que es a partir de ese instante. El cambio de vestidura expresa el profundo cambio en su existencia».
Tras tres días de escrutinios, si aún no ha salido la fumata blanca, los cardenales tienen un día de pausa para la oración y el libre coloquio. El director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, advierte que en este punto hay «diferentes interpretaciones», por lo que podrían descansar el sábado o el domingo. Si se entiende que el jueves, cuando solo hubo una votación, fue el primer día, los prelados pararían el sábado. Si se interpreta que son tres días completos de votaciones (dos por la mañana y dos por la tarde), pararían el domingo.

El cónclave para elegir nuevo papa ha activado no solo uno de los procesos más solemnes del Vaticano, sino también uno de los más ricos en simbolismo y tradición lingüística. Mientras que en las reuniones previas los cardenales pueden contar con traducción simultánea, durante las votaciones el latín recupera su papel de lengua oficial de la Iglesia católica. Estas son algunas de las fórmulas que se utilizan:
- «Extra omnes». Significa «Fuera todos» y es la orden (dada ayer, a las seis menos diez de la tarde) que marca el inicio del cónclave. Se pronuncia al finalizar el juramento del último cardenal elector y con ella se invita a todas las personas no autorizadas a abandonar la Sixtina.
- «Veni Creator Spiritus». Es el himno que se canta en procesión antes del inicio de la votaciones. Con él, se invoca al Espíritu Santo para que guíe la elección.
- «Eligio in Summum Pontificem». La fórmula que figura en la parte superior de las papeletas en las que los cardenales escriben el nombre de su candidato.
- «Quo nomine vis vocari?». «¿Con qué nombre quieres ser llamado?». Pregunta inmediatamente posterior a la aceptación, a la que el elegido debe responder con el nombre con el que quiere que se le conozca.
- «Habemus Papam». «Tenemos papa». Con esta frase, el cardenal protodiácono anuncia desde San Pedro la elección.
Citando a fuentes vaticanos, algunos medios apuntan a la existencia de tres bandos, encabezados por el húngaro Erdö, el francés Aveline y el italiano Parolin. Parece que los partidarios de Erdö estarían dispuestos a converger, a diferencia de los de Aveline y Parolin.

El cardenal húngaro Péter Erdö, de 72 años, emerge como uno de los favoritos con un perfil conservador que combina moderación en el dogma, prestigio teológico y capacidad para dialogar con distintas corrientes dentro de la Iglesia. Es una de las figuras más influyentes de la Iglesia Católica en Europa, pero ha sido criticado por su cercanía al Gobierno ultranacionalista de Viktor Orbán.
En temas como la inmigración su postura ha evolucionado: en el 2015, durante la crisis migratoria en Europa, advirtió de que la Iglesia no debía promover la inmigración ilegal, aunque luego matizó su posición tras la petición del papa Francisco a acoger refugiados.
En cuanto a la homosexualidad, la Conferencia Episcopal Católica de Hungría, de la que Erdö forma parte, aseguró a finales del 2023 que las personas gais pueden ser bendecidas, pero debe evitarse.
De la chimenea de la Capilla Sixtina sale ahora una densa humareda de humo negro, lo que significa que en ninguna de las dos votaciones de esta mañana se ha logrado acuerdo. De momento, no hay papa.


A sus 69 años, el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost Martínez atesora una larga trayectoria que le ha llevado, en los últimos años, a estar cerca del pontífice fallecido que le nombró en el 2023 prefecto del Dicasterio para los Obispos, el órgano que se encarga de la selección y nombramiento de los obispos. Nacido el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, hijo de madre de ascendencia española, ingresó al noviciado de la Orden de San Agustín (OSA) en 1977 e hizo sus votos solemnes en 1981.
Con Jorge Bergoglio compartía su visión sobre los pobres y los migrantes. Prevost también se ha pronunciado sobre la necesidad de actuar urgentemente contra el cambio climático. Respecto a la posibilidad de ordenar a las mujeres, el purpurado se ha mostrado contrario y, en una entrevista, ha asegurado que «clericalizarlas no necesariamente soluciona un problema, podría generar uno nuevo».
Según el diario La Repubblica, Parolin entró al cónclave en la pole position (primera posición), pero, a medida que pasan las horas, suben las posibilidades del estadounidense Robert Prevost, que fue nombrado por Francisco prefecto del Dicasterio para los Obispos, el órgano que se encarga de la selección y nombramiento de los obispos, y que era muy cercano al fallecido pontífice.
El actual decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, quien debía dirigir el cónclave, pero que por edad (91) se ha quedado fuera, confía en que hoy va a haber papa. «Espero que esta noche, al regresar a Roma, ya encuentre la fumata blanca», dijo desde Pompeya, en declaraciones recogidas por el diario La Repubblica.
Por las calles de Roma circulan ya filtraciones de lo que sucedió ayer dentro de los muros de la Sixtina. Según los rumores, Parolin, Tagle y Erdö habrían conseguido varias decenas de votos, y el italiano y el filipino habrían hecho un pacto para evitar el ascenso del húngaro, con vínculos con la ultraderecha. También habrían obtenido apoyos Zuppi, Artime, Aveline, Vesco y Prevost.

Bergoglio relató en su autobiografía Esperanza cómo fue elegido papa en el año 2013:
«Un estupor estupefacto», que conllevó «la contradicción de una gran paz». Fue lo que sintió Jorge Mario Bergoglio cuando, tras la renuncia de Benedicto XVI, fue elegido papa el 13 de marzo del 2013. Asevera sin impostura en sus memorias que nunca en la vida (y mucho menos al inicio de aquel cónclave) había esperado nada semejante. Sí era consciente de ser un kingmaker (cardenal con autoridad para orientar votos), pero, al no asomar en la lista de los señalados como favoritos, nada sospechaba del impacto de su breve e improvisado discurso en la penúltima reunión mantenida por los cardenales antes de encerrarse en la Capilla Sixtina. Aquellas palabras lo cambiarían todo.

La primera votación en la Capilla Sixtina, que ayer dio como resultado una fumata negra, como era de esperar, suele considerarse un sondeo para entender las posibilidades de los llamados papables. Los escrutinios de este jueves serán, sin embargo, decisivos para saber si los más votados alcanzan los apoyos suficientes o es necesario buscar una alternativa, y entonces el proceso se alargará. A partir del sexto escrutinio (es decir, a partir de mañana, porque hoy habrá cuatro; más el de ayer, cinco) las cosas se complicarían.

En la primera votación, los electores votan su preferencia absoluta y los papables descubren cuántos votos tendrán realmente. El tercer voto es decisivo, porque basándose en la votación anterior (la segunda) los purpurados empezarán a abandonar su primera opción, en caso de que no tenga el peso suficiente, y pasarán a decantarse por otros nombres.
A continuación (probablemente esta tarde, si antes no hay acuerdo), los cardenales empezarán a optar por uno de los dos candidatos más votados y el escrutinio clave será el quinto (el último de hoy) o, como mucho, el sexto (el primero de mañana).
Desde primera hora de la mañana, cientos de fieles, peregrinos, turistas y muchos periodistas formaron largas colas para acceder a la plaza de San Pedro. No quieren perderse la que puede ser una jornada histórica en el Vaticano.

Según el portal especializado Religión Digital, la meditación inicial, que debía durar unos 15 minutos, se alargó durante más de 50. A esto se le suma que hubo que llevar a cabo los sorteos para elegir los tres escrutadores, tres infirmari (los delegados encargados de recoger los votos de los enfermos) y tres oyentes, y, después, votar, uno por uno. Son muchos los cardenales que participan en este cónclave, 133. Y, luego, hay que hacer el recuento, el hilado de los votos, la comprobación final y su quema. El proceso es largo y lento.
Luis Antonio Tagle visitó Santiago en abril del 2017 para participar en las Jornadas de Teología de la Caridad de Cáritas, en las que pronunció la conferencia de clausura. Hablamos con Pilar Farjas, directora de Cáritas Diocesana en Compostela, que le recuerda como «un hombre afable, no solo amable». «Ya lo veis en la fotos cómo sonríe». Amigable, de trato directo y sencillo.

Si en la primera votación de la mañana un nombre alcanza la mayoría de dos tercios (89 votos), será anunciado al mundo mediante la fumata blanca alrededor de las 11 horas. Si no es así, no habrá fumata y directamente se pasará a la segunda votación. Si en esta tampoco hay acuerdo se quemarán las papeletas antes de comer para expulsar el humo negro.
Según la prensa italiana, en la primera votación habrían emergido tres nombres, entre ellos dos españoles:
El asturiano Ángel Fernández Artime, que fue rector mayor de los Salesianos y, actualmente, es el proprefecto del dicasterio para el Instituto de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica. Nacido en 1960 en una familia de pescadores de Luanco, su estancia temporal en Argentina le permitió coincidir y trabajar muy de cerca con el que era entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, y luego se convertiría en el papa Francisco. De niño, estudió durante tres años en Cambados y cursó Teología en Santiago, donde realizó su primera profesión de votos religiosos y la profesión solemne. Más tarde, dirigiría el Colegio Don Bosco de Ourense.

El salesiano español Cristóbal López Romero nació en Vélez-Rubio (Almería). Actualmente es arzobispo de Rabat (Marruecos). El cardenal ha hecho gala de gran sentido del humor al ser preguntado por la posibilidad de ser elegido nuevo pontífice. «Habría que estar loco. Hay que estar enfermo mental para desear ser papa», bromeó ante los medios en una entrevista el día del funeral de Francisco. En otra ocasión, respondió: «Sí, papa frita».

Y Pablo Virgilio David, de 66 años, es obispo de Kalookan, presidente del episcopado de su país y vicepresidente del organismo que aglutina a las Conferencias Episcopales Asiáticas. Su intervención durante las congregaciones generales (reuniones previas al cónclave), en la que mezcló capacidad analítica con vocación evangelizadora y pasión, fue de las más celebradas por los purpurados.

Los 133 cardenales electores vuelven a la Capilla Sixtina para encarar una nueva votación. Después del desayuno en Santa Marta se celebró una misa en la Capilla Paulina.
El primer día del cónclave reslutó en una larga espera, de tres horas y cuarto, para conocer el resultado de la primera votación. ¿Por qué se retrasó tanto la fumata? El elevado número de cardenales electores (un total de 133); la meditación del padre Raniero Cantalamessa, predicador emérito de la Casa Pontificia; y el propio procedimiento, «que lleva su tiempo», según han confirmado a Europa Press fuentes de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, podrían estar tras la dilatada deliberación.
Tras el cierre de la Capilla Sixtina, a las seis menos cuarto de la tarde, los electores escucharon la meditación y, a continuación, comenzó la distribución de las tarjetas, a cargo de los maestros de ceremonias que fueron llamados junto al secretario del Colegio Cardenalicio, Ilson de Jesus Montanari, y el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, Diego Ravelli. Acto seguido, se procedió al sorteo para elegir tres escrutadores, tres infirmari (los delegados encargados de recoger los votos de los enfermos) y tres oyentes, y después tuvo lugar la votación.
Escribe Miguel-Anxo Murado en su crónica vaticana: «Este miércoles fue un «no» rotundo. Se esperaba. La elección de un papa no puede ser tan fácil que resulte obvia. Tampoco tan difícil que parezca que no se encuentra a nadie digno para el cargo».

Según el ordo Rituum Conclavis del año 2000, cada sesión de la elección del cónclave se cierra con un breve acto de agradecimiento y una invocación a la beata Virgen María. Después, los cardenales salen, sin tener contacto con nadie, desde la Capilla Sixtina hasta Casa Santa Marta.




Si tras tres días aún no ha salido la fumata blanca, los cardenales tendrán un día (que en este cónclave, sería el sábado) de pausa para la oración y el libre coloquio. Si después de 34 votaciones ningún cardenal consigue dos tercios de los votos (89), pasará a elegirse entre los dos más votados en el último escrutinio, aunque no por mayoría: también deberán alcanzar «al menos» los dos tercios de los votos. Esos dos nombres no podrán votar.
Alrededor de las 7.45 horas, los purpurados electores abandonarán mañana sus alojamientos hacia el Palacio Apostólico. A las 8.15 se celebrará misa en la Capilla Paulina. A las 9.15 tendrá lugar la primera vuelta de votación de la jornada, seguida, si es necesario, de una segunda vuelta inmediatamente después.
Los purpurados serán ahora trasladados en autobús hasta la residencia de Santa Marta y el Colegio Etíope, un antiguo seminario, donde descarán tras un largo día. Ambos edificios, sellados y vigilados, acogerán a los electores durante todo el proceso de selección del nuevo pontífice.
La chimenea arroja humo negro. No hay papa.

Una docena de trabajadores asisten en el cónclave a los cardenales. Entre ellos, está un técnico especializado del Vaticano que «permanecerá durante todo el tiempo de las votaciones en un pequeño cuarto adyacente a la Sixtina, con un mando a distancia para la estufa (que hoy día se activa electrónicamente), preparado para intervenir de inmediato en caso de necesidad, de modo que ningún imprevisto pueda obstaculizar la esperada y simbólica fumata blanca», asegura Silvio Screpanti, ingeniero de la Santa Sede.
En estos momentos, son más de 45.000 las personas que esperan en San Pedro con la mirada puesta en la chimenea, que arrojará el resultado de la primera votación de este cónclave.
La sustitución del nombre bautismal por el pontifical se ha convertido, a lo largo de los siglos, en una costumbre milenaria arraigada en la historia de la Iglesia, ligada a los orígenes del cristianismo pues fue Jesús quien cambió el nombre del apóstol Simón por el de Pedro, el primer Pontífice. Pío, Gregorio, Juan, Benedicto, Inocencio, León y Clemente han sido los más usados.



Los 133 cardenales llevan encerrados en la Capilla Sixtina desde las 17.48, donde realizan la primera votación para elegir al nuevo papa.
Durante la homilía de la Misa pro Eligendo Romano Pontefice, celebrada esta mañana en la Basílica de San Pedro del Vaticano, el cardenal decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, felicitó doblemente al cardenal Pietro Parolin, uno de los favoritos para suceder a Francisco.
«Auguri e doppi», le dijo textualmente durante el saludo de la paz. El comentario se escuchó a través de los micrófonos en la retransmisión difundida por el portal oficial del Vaticano. En este momento, ambos intercambiaron una sonrisa y un abrazo, un gesto que ha suscitado la curiosidad de los medios de comunicación y ha desatado todo tipo de teorías. ¿Entró ya en la Sixtina Parolin como papa?
Según el diario italiano La Repubblica, este saludo doble podría referirse a que Parolin entra en el cónclave como elector y, al mismo tiempo, asume su liderazgo en lugar de Re, que al tener 91 años no puede acceder a la Capilla Sixtina para votar.





Desde las 18.30, en los alrededores de la Plaza de San Pedro ya no cabe un alfiler. Entre quienes esperan al humo, se encuentran Marta y Guillermo, de 24 y 25 años, dos amigos de Málaga que han viajado hasta Roma en coche desde Bélgica con el único fin de seguir de cerca el cónclave. Él ha llegado a Via della Conciliazione envuelto en una bandera de España y ella asegura que está subiendo mucho contenido a su canal de TikTok. «Me gustaría que siguiese la corriente del papa anterior, que era bastante liberal», comenta a Europa Press. Guillermo precisa: «Que sea lo que Dios quiera».
Sofía y Martina, de 21 años, son de las más jóvenes. Viven en Roma y se han acercado a ver la fumata. Apuntan con sus móviles a la chimenea para captar el instante en el que salga el humo. Después, cuentan, lo subirán a sus redes sociales. «Creemos que saldrá negra y mañana esperamos que blanca», se atreven a pronosticar.


Solo ha habido un caso de fumata blanca el primer día del cónclave en la historia reciente de la Iglesia. Ocurrió en 1939, cuando fue elegido el cardenal italiano Eugenio Pacelli, Pío XII. La elección se produjo durante la tercera ronda de votaciones del mismo día en que se inició la reunión.
Desde el cónclave del 2005, para poder distinguir mejor el color de las fumatas se utiliza un aparato auxiliar, instalado al lado de la estufa, con fumógenos además de la estufa tradicional donde se queman las papeletas de las votaciones.
Para conseguir el color negro del humo, se recurre a perclorato de potasio, antraceno y azufre, y para la blanca se usa clorato de potasio, lactosa y colofonia. La colofonia, llamada también pez de Castilla, es una resina natural de color ámbar obtenida de las coníferas. Antes, para producir el color negro se usaba el nerohumo o la brea, y para el blanco, paja mojada.
Las chimeneas de la estufa y del aparato auxiliar se unen en un único conducto que, desde el interior de la Capilla Sixtina, desemboca cerca de la cumbrera de la cobertura del edificio. Para mejorar el tiro, las chimeneas se calientan con una resistencia eléctrica. Además tienen un ventilador de reserva.
Unas 30.000 personas aguardan en la plaza el resultado de la votación de este miércoles. Lo hacen nerviosas, expectantes, la mayoría con el teléfono móvil en mano a pesar que desde las tres de la tarde están activados los inhibidores de señal y carecen de conexión a internet.
Varios miles de personas, entre fieles, peregrinos, turistas y curiosos, se congregan ya en la plaza de San Pedro del Vaticano a la espera de la primera fumata. Hay una gran expectación. Mantienen la mirada fija en la chimenea que pronto anunciará el resultado de la primera votación.

Cada cardenal elector debe rellenar su papeleta, escribiendo con claridad y con una letra lo más irreconocible posible el nombre de su candidato. La papeleta debe ser doblada por la mitad y el cardenal, sosteniéndola en alto y bien visible, debe dirigirse en su turno al altar, jurar, colocarla en un plato y meterla dentro de un cáliz, que se una como urna.
Cuando todos hayan votado, uno de los tres escrutadores agita las papeletas para mezclarlas, otro las trasfiere a un recipiente distinto para contarlas y, si están las 133, se procede al recuento.
Una por una, se van abriendo y leyendo en voz alta. Una vez leída, cada papeleta se perfora con una aguja y todas se van uniendo con un hilo. El camarlengo recoge las notas y redacta un acta con el resultado.
Si hoy no hay papa -sería muy raro que uno de los candidatos consiguiese los 89 apoyos en la primera votación-, mañana alrededor de las 7.45 horas los cardenales electores abandonarán sus alojamientos y se dirigirán hacia el Palacio Apostólico.
-A las 8.15 horas se celebrará la misa en la Capilla Paulina.
-A las 9.15 comenzará la primera votación de la jornada, seguida, si es necesario, de una segunda. Las señales de humo se esperan después de las 10:30 horas (solo si fuera fumata blanca) y, si en la primera votación no hay resultado, sobre las 12.30 horas. Si no sale fumata blanca, los electores regresan a Santa Marta para comer.
-Por la tarde, la votación continúa a las 16.30 horas en la Sixtina y, de nuevo, pueden sucederse dos rondas de votación. El humo podrían presentarse después de las 17.30 horas (solo si es blanco) y alrededor de las 19.00 horas. Si ningún candidato ha obtenido los dos tercios de los votos, los cardenales rezan las Vísperas en la Capilla Sixtina y regresan a Santa Marta.
Tras ser felicitado por el resto de prelados, el nuevo papa se retirará a una habitación, conocida como la de las lágrimas, para orar y prepararse para acometer la ardua tarea que le espera por delante. Ahí elegirá la talla del hábito blanco entre tres disponibles y saldrá al balcón de la basílica de San Pedro unos 45 minutos después de la fumata.
Minutos antes, el protodiácono, el cardenal francés Dominique Mamberti, desvelará en latín con la fórmula Habemus Papam la identidad del nuevo pontífice y su nuevo nombre. Acto seguido, el recién elegido obispo de Roma hará su primera aparición ante los miles de fieles que abarrotan la plaza y a los del resto del mundo que han esperado pacientemente a sus primeras palabras como nuevo líder de la Iglesia Católica.

Hoy, primer día del cónclave, los cardenales votarán una única vez. El resultado está previsto para las siete, pero es muy probable que llegue con retraso; son muchos esta vez y han tardado en llevar a cabo los juramentos. Hasta las seis menos cuarto no han cerrado puertas y ahora meditarán un rato y, después, votarán uno a uno.
Mañana puede llega a haber hasta cuatro votaciones: dos por la mañana y dos por la tarde. Habrá, sin embargo, solo dos fumatas: una al final de la mañana y, si es negra, otra al final de la tarde.
La incógnita se mantuvo hasta el último momento. El cardenal Vinki Puljic, arzobispo emérito de Sarajevo, iba a quedarse en la Casa Santa Marta y votar desde allí debido a sus problemas de salud. Hasta su habitación debían trasladarse tres cardenales, escogidos por sorteo, para recoger su papeleta. Finamente se ha trasladado, con el resto, a la Sixtina. En el juramento se le vio apoyado en un bastón y asistido por un prelado.




Diego Ravelli, maestro de Celebraciones Litúrgicas, proclama el extra omnes. Todos fuera de la Capilla Sixtina excepto los electores y dos personas, Ravelli y un religioso capuchino, Raniero Cantalamessa, que hará una meditación previa a los cardenales. Abandonarán el lugar cuando los purpurados vayan a votar. Se cierran las puertas, custodiadas por la guardia suiza. Arranca el cónclave.
Son seis los cardenales españoles electores. Todos han jurado ya. El último ha sido el asturiano Ángel Fernández Artime, proprefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica.

Dice Miguel-Anxo Murado en su última crónica vaticana que la mayor parte de las elecciones papales fueron rápidas y el elegido fue el candidato más previsible. «Si tenemos la impresión contraria es porque no fue así en la última, y quizás porque se mantiene vivo el recuerdo del año 1978, cuando se celebraron dos cónclaves, los dos con resultados inesperados, especialmente el que eligió a Juan Pablo II».

Sí, un cardenal puede decidir no aceptar. Su negativa, conocida como non accepto, debe expresarse de forma explícita en el momento de la proclamación. Si finalmente acepta el reto, deberá elegir el nombre que adoptará como nuevo papa.
La fórmula (traducida del latín) del juramento: «Y yo [nombre], cardenal [apellido], prometo, me obligo y lo juro. Así Dios me ayude y estos Santos Evangelios que toco con mi mano».
Los 133 cardenales se comprometen a guardar en secreto todo lo que se hable y se vote durante el cónclave. Prestan juramento uno a uno.
No, los purpurados solo entran en la estancia vaticana a depositar su sufragio. De hecho, la ceremonia transcurre en completo silencio. Los debates y el intercambio de impresiones una vez que comienza el cónclave tiene lugar fuera de él, sobre todo a la hora de las comidas o en encuentros informales, como en pasillos e incluso en sus propias habitaciones.
Los cardenales han entrado en la Capilla Sixtina en orden inverso de precedencia: primero, los de la orden de los diáconos, seguidos de los presbíteros y de los obispos, respondiendo todos a la Letanía de los santos, en la que invocan la ayuda de los grandes santos de la historia del cristianismo.
Durante estos días, han llegado a Roma cardenales procedentes de los lugares más lejanos del mundo. El mayor de los electores es el arzobispo emérito de Madrid, Carlos Osoro, de 79 años, y el más joven, el australiano Mikola Bychok, de 45 años. Hay 22 electores que recibieron el birrete cardenalicio de manos de Benedicto XVI y 108 que lo llevan por haberlos elegido Francisco y que, por tanto, se estrenan en un cónclave.
Ahora se colocarán en sus sitios y, de pie, invocarán al Espíritu Santo para que les asista en la elección del sucesor de Francisco. A continuación, realizarán un juramento individual sobre el Evangelio. El Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, Diego Ravelli, pronunciará el «extra omnes» (todos fuera) y todos los ajenos al cónclave deberán salir de la Capilla Sixtina.


Los cardenales procesionan desde la Capilla Paulina, ataviados con sus hábitos rojos y blancos, a la Sixtina. Entonan las letanías y el canto Vieni Creator.

Aunque debería ser el decano del Colegio Cardenalicio, Cardenal Giovanni Battista Re, al superar los 80 años no entrará en la Sixtina, al igual que su vicedecano, Cardenal Leonardo Sandri. El cónclave será por tanto dirigido por el ex secretario de Estado, Cardenal Pietro Parolin, favorito además en todas las quinielas.
Desde la Casa Santa Marta, el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, se despide de sus seguidores antes de entrar al cónclave. «No podré hablar con ustedes hasta que vean la humareda blanca. ¡Recen por nosotros!».
Alrededor de las tres de la tarde, la Capilla Sixtina encendió los inhibidores de señal instalados en la basílica de San Pedro para evitar cualquier interferencia exterior.
Para José Cobo, arzobispo de Madrid y el más joven de los cinco cardenales españoles electores, entrar al cónclave es una «conmoción». «Me hubiera creído antes que iba a ir a Marte que a entrar a la Capilla Sixtina. Lo vivo con muchísimo respeto, estoy sobrecogido por el momento histórico, no solo por cómo hay que hacer las cosas. La responsabilidad de acompasarnos para dar el papa que la Iglesia necesita en este momento. Creo que el Señor ya tiene al papa previsto. Hay que escuchar mucho a los otros».

A estas horas, las casas de apuestas dan como claro ganador al italiano Pietro Parolin (70 años), mano derecha de Francisco. Los purpurados españoles que suenan como posibles candidatos cuentan con pocas posibilidades, con Juan José Omella y Ángel Fernández Artime como los mejor posicionados.
El trío de favoritos se completa con el cardenal Louis Antonio Tagle y Matteo Zuppi.
A las 16:30 horas, los 133 cardenales electores entrarán en la Capilla Sixtina para dar comienzo al cónclave. La primera fumata se verá esta tarde, previsiblemente entre las 18:00 y las 19:00 horas. El nuevo papa solo saldrá elegido por mayoría cualificada de dos tercios del cuerpo cardenalicio, es decir, necesitará 89 votos para ser elegido.
Los cardenales que participarán en el cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco celebraron esta mañana la misa «Pro Eligendo Pontifice» y luego almorzaron juntos antes de encerrarse en la Capilla Sixtina.
La misa fue oficiada en la basílica de San Pedro del Vaticano por el cardenal decano, Giovanni Battista Re, que instó en su homilía a preservar la unidad de la iglesia, ante los propios purpurados y otros prelados católicos, así como unos 5.000 fieles.
Tras la eucaristía, los 133 cardenales con derecho a voto en el cónclave, por tener menos de 80 años, deberán permanecer dentro del territorio vaticano pues tienen prohibido abandonarlo y comunicarse con alguien del exterior hasta que hayan elegido a un nuevo pontífice.
En concreto, los purpurados regresaron a la residencia Casa Santa Marta, donde dormirán durante el cónclave, para un almuerzo.

Un deseo de «suerte» al cardenal Pietro Parolin durante la misa de esta mañana en la basílica de San Pedro ha suscitado curiosidad, pues se escuchó pocas horas antes del cónclave que elegirá un nuevo papa y en el que el purpurado italiano se presenta como una de las grandes apuestas.
Las palabras pudieron escucharse en el momento de darse la paz en la misa «Pro eligendo pontifice», de boca del cardenal encargado de oficiarla, el decano Giovanni Battista Re.
En ese momento, el purpurado se dirige a Parolin, situado a su derecha en el altar, y le dice, separado del micrófono: «Suerte por partida doble» (auguri... doppi), entre sonrisas.

Hoy comienza uno de los cónclaves más esperados de la historia moderna. No solo porque participarán 133 cardenales de 71 naciones distintas, sino porque muchos católicos esperan un pontífice del nivel de Francisco.






Los cardenales menores de 80 años. Esa edad cuenta desde el día anterior a que comience la «sede vacante». En realidad, se elige al obispo para la diócesis de la ciudad de Roma, que es el pastor de la iglesia universal, o sea el papa, «pero en ese orden», precisa Campo. En el cónclave participarán 133 cardenales de 71 países. De ellos, Francisco ha nombrado a 108, cuatro de cada cinco, por 21 de Benedicto XVI y cuatro de Juan Pablo II. Es el cónclave más numeroso e internacional de la historia.
No hay fijado ningún límite, los cardenales pueden deliberar todo el tiempo que sea necesario hasta llegar a un acuerdo. Pero todos los cónclaves desde 1830 han durado cinco días o menos, con la excepción del que eligió a Pío X en 1903, que llegó a los 24. Francisco fue designado en la quinta votación, Benedicto XVI, en la cuarta y Juan Pablo II, en la octava.
El Vaticano se aísla para determinar quién será su próximo jefe de Gobierno y próximo pastor de la Iglesia. Antes de proceder a la primera votación, esta misma tarde, los 133 cardenales electores prestarán juramento para guardar «el secreto sobre todo lo relacionado de algún modo con la elección del Romano Pontífice y lo que ocurre en el lugar, concerniente directa o indirectamente al escrutinio». El día amaneció en el centro de Roma tranquilo, nublado. Una fina llovizna intermitente acompaña la jornada, sin llegar a oscurecerla del todo. La Capilla Sixtina vuelve a ser, una vez más, el centro del mundo.