Gómez Noya gira hacia Tokio 2020

DEPORTES

Aparca el ironman para optar a los Juegos, donde competiría con 37 años

14 ene 2019 . Actualizado a las 21:21 h.

 Aquella medalla de plata, gigante, pesada y rotunda, ocupaba toda la palma de su mano. Feliz con el subcampeonato olímpico en Londres, Javier Gómez Noya estaba a punto de abrir, aquel verano del 2012, la segunda edad de oro de su carrera. Esa etapa en la que completó cinco campeonatos del mundo en la distancia corta del triatlón -1,5 kilómetros a nado, 40 en bici y 10 a pie-. Después, una fractura en el codo le apartó de Río 2016, recuperó su empuje en el 2017 y se permitió un año iniciático en el 2018. Para experimentar el sufrimiento de las largas distancias y convertirse en un ironman -3,8 kilómetros en el agua, 180 sobre la bici y un maratón final de 42,2 a pie-. De este último desafío salió con un récord, su debut por debajo de las ocho horas en Cairns (Australia), y un undécimo puesto en el santuario de Hawái que le dejó descontento. Dolido por su resultado y su estrategia demasiado arriesgada en la bici, cuando se desfondó. ¿Y ahora? Primero quiere ver si, con 35 años, puede clasificarse para los Juegos de Tokio, y después sueña con colgarse ese pesado oro que tiene pendiente en unos Juegos Olímpicos. El ironman puede esperar.

«Un oro en los Juegos es lo máximo a lo que puedo aspirar en distancia olímpica y es un objetivo, claro»

«Un oro en los Juegos es lo máximo a lo que puedo aspirar en distancia olímpica y es un objetivo, claro; pero hay un camino largo para llegar hasta allí», matiza el triatleta ferrolano, como queriendo frenar el ruido que escuchará desde ahora y hasta que compita en Japón dentro de año y medio, si todo va según lo previsto. Ya de vuelta a los entrenamientos tras unas semanas de descanso, Gómez Noya afronta una hoja de ruta atípica en el 2019. De entrada, pasará tres meses entrenando a su aire en Nueva Zelanda, antes de unirse en abril en Pontevedra con su entrenador de las últimas seis temporadas, Carlos David Prieto.

Un guiño a Pontevedra

El calendario le llevará por pruebas de diferentes distancias, con una fecha señalada en rojo. El evento test para los Juegos, que se celebrará en Tokio, sobre el circuito olímpico el próximo 15 de agosto. Para llegar fino a ese ensayo general para el 2020, alternará al inicio de temporada alguna competición en 70.3 (1,9 kilómetros a nado, 90 en bici y 21,1 a pie), alguna Copa del Mundo de distancia olímpica... Y, sobre todo, planea disputar «en buena forma» tres citas de las Series Mundiales, en Bermudas, el 27 de abril, en Yokohama el 19 de mayo y en Leeds el 9 de junio. Su ruta incluye un guiño a Pontevedra, para el Mundial de larga distancia de la federación internacional, sobre unas distancias algo menores a las de un ironman, (tres kilómetros a nado, 112,5 en bici y 30 a pie).

De ese trajín de competiciones y viajes debería salir su clasificación para Tokio, en la prueba test del próximo verano, por ránking olímpico o por criterio del seleccionador español.

Un desafío contra el canon actual

Cuando Gómez Noya ganó su quinto Mundial de distancia olímpica, en el 2015, ya era un veterano entre veinteañeros. Tenía 32 años, al menos cinco más que todos los 13 primeros del ránking. En Tokio competiría con 37, en busca de una proeza desafiando los cánones actuales, con rivales jóvenes, rápidos y explosivos copando los podios. El Capitán -como le conocen los triatletas españoles- regresa a un circuito en el que ahora reina su amigo y heredero Mario Mola, ganador de los tres últimos Mundiales, un mallorquín con cuerpo de etíope que a sus 28 años, ya en plenitud, destroza a sus rivales en el tramo final a pie.

«El ironman me ayudó a conocerme mucho mejor, a salir de mi zona de confort. He aprendido de mí mismo». Vuelve Gómez Noya a la distancia olímpica, pero siendo otro, por su bagaje de largas tiradas de entrenamiento. Hawái puede por ahora esperar. Volverá a Kona, pero lo normal es que no regrese al santuario de la larga distancia hasta el 2021. Si todo encaja, ya con el oro olímpico colgado al cuello.