Desde mediados de 2018 el «paddock» de la categoría reina ha aceptado que la Suzuki está al nivel de las otras tres grandes marcas, Ducati, Honda y Yamaha
06 may 2019 . Actualizado a las 17:12 h.Final de la temporada 2018: sexto en Misano, cuarto en Aragón, sexto en Tailandia, tercero en Japón, quinto en Australia y segundo en Malasia y en Valencia. Temporada 2019: cuarto en Catar, quinto en Argentina, primero en Austin y segundo en Jerez, y segundo en la general, a un punto del líder, Marc Márquez. «Para ganar en Austin, obviamente, nos ayudó la caída de Márquez, pero no es que fuese un momento anecdótico. Todo viene de un recorrido que empezamos ya a mitad de la pasada temporada, desde Misano, cuando Alex (Rins) comenzó a estar siempre en el grupo de cabeza, cuando ha podido pelear delante subiendo al podio varias veces. La victoria, que es algo muy difícil de conseguir, estaba madura, y llegó tras ese camino de crecimiento de la moto y, sobre todo, del piloto». Davide Brivio, máximo responsable del equipo oficial Suzuki en el Mundial de MotoGP, tiene razones de sobra para estar satisfecho con cómo están yendo las cosas, sobre todo en el lado del box de Alex Rins, que ya en invierno aceptaba la posibilidad de poder pelear por lo máximo, incluyendo esa opción de ganar. «Este invierno, antes de comenzar, en el equipo ya pensábamos en ganar una carrera. Era un objetivo que teníamos porque sentíamos que era posible. Lo hemos conseguido en la tercera carrera del año así que, ¿por qué no intentarlo más veces? Debemos seguir como ahora, peleando por entrar entre los cinco o seis primeros, y aprovechando para terminar más delante si la situación lo permite», añade Brivio.
Y es que MotoGP continúa evolucionando. En pocos años se ha pasado de definir a Márquez, Rossi, Lorenzo y Pedrosa como 'los cuatro fantásticos', a incluir en la lista a Dovizioso, a Viñales -aunque este año sigue pagando los altibajos de las últimas campañas de Yamaha-, a dudar sobre si Lorenzo volverá o no a estar (desapareció en el primer año en Ducati, resurgió a mitad del segundo, y ahora continúa en el proceso de adaptación a la Honda, un proceso que no se sabe cuánto durará) y a meter a otro más, a Rins. «Me gusta, porque significa que estamos haciendo un buen papel», responde el piloto nacido en Barcelona a sus sensaciones cuando los rivales le incluyen de lleno en la pelea por el título en este 2019. «Estoy muy feliz. Antes de empezar el campeonato sabíamos que la moto era buena, que es competitiva para ganar. De todos modos, prefiero pensar carrera a carrera. Intentan meterme presión, pero voy a seguir con el mismo método de trabajo. Los viernes me cuestan un poco, y también tenemos que mejorar los sábados (cuarto en Catar, decimosexto en Argentina, séptimo en Austin y noveno en Jerez), pero el objetivo es hacer buenas carreras», destaca Rins.
A un punto, «algo increíble»
En este salto de Rins también influye el trabajo hecho por Suzuki, que descontando unos problemas de motor en el inicio de la pasada temporada, ha demostrado que sin grandes revoluciones, y partiendo de una buena base, pueden plantar cara a Honda, Ducati y Yamaha. «Alex debutó en MotoGP con una Suzuki, así que ha construido su estilo MotoGP, entre comillas, tratando de adaptarse a la Suzuki. Es una moto en la que hay que aprovechar mucho el paso por curva, por la manejabilidad sobre todo del chasis, y lo está haciendo muy bien. Y creo también que es un pilotaje que se acerca un poco al de una Moto2, así que puede ser que esto le haya ayudado», explica Brivio, que analiza la evolución de su moto. «La potencia en esta moto no es su punto fuerte, aunque la hemos mejorado un poco durante el invierno. El gran paso se dio el año pasado desde Assen, cuando introdujimos el nuevo motor. No hemos hecho grandes revoluciones antes del inicio de la temporada, pero hemos conseguido mejorar muchos detalles pequeños, suspensiones, embrague, carenados., tantas cosas pequeñas que sumadas han conseguido que hayamos mejorado», añade el responsable de Sukuki en el Mundial de la categoría reina.
Una mejoría revalidada por la competitividad del conjunto piloto-moto que ha hecho que los rivales sigan incluyendo a Rins entre los favoritos. Aunque, ¿está el título en su cabeza? «Sinceramente no. Es cierto que estamos segundos a un punto de Marc, que es algo increíble, pero queda mucho y lo que tenemos que hacer es mantener el nivel. Tengo 23 años, una moto competitiva y tiempo por delante», razona Rins queriéndose quitar esa presión, aunque aceptando que ha llegado para quedarse y para entrar en la leyenda de una marca que ha conseguido seis títulos mundiales, el último hace ya casi 20 años (Barry Sheene en 1976 y 1977, Marco Lucchinelli en 1981, Franco Uncini en 1982, Kevin Schwantz en 1993 y Kenny Roberts Jr. en 2000).