El arquero de origen escocés y criado en Abegondo repasa su año en Murcia tras dejar A Malata
03 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.De origen escocés, de cuna gallega y ahora en Murcia. Podría ser el inicio de un chiste pero es la historia de Ian Mackay, un portero trotamundos salido de la cantera del Deportivo y que ha pasado por Ceuta, Oviedo, Vecindario, Santiago de Compostela, Ponferrada, Sabadell, Palma, Boiro y Ferrol. Con un ascenso a Segunda con él de protagonista en su haber y alguna espina clavada, el pasado verano cruzó España de punta a punta.
-Primera temporada en Murcia, el conjunto con más participaciones en Segunda y el equipo que más veces la ha ganado.
-Es un club que tiene mucha historia y afición. Son casi 11.000 socios, que en Segunda B es una barbaridad. Más que muchos equipos de Segunda e incluso más que alguno de Primera.
-Pero el estadio es tan grande que parece menos gente...
-En la mejor entrada de este año fueron 19.000 en el derbi ante el Cartagena. Ahí el estadio se ve bien. La peor entrada fueron cinco mil y pico y parecía que estaba vacío. Otros estadios de Segunda B con esa entrada estarían llenísimos.
-¿Cómo le fue el año?
-Fue un año muy, muy complicado. Es un club muy exigente y había un muy buen equipo para ascender (finalizaron undécimos). Lo que pasó fue que los impagos comenzaron desde el primer mes. Veníamos con unas promesas que no se cumplieron, nos engañaron haciendo un proyecto espectacular con gente cobrando mucho dinero. Así es que teníamos un equipazo. Hasta la jornada 12 no perdimos, pero se juntaron tres o cuatro meses sin cobrar y esto explotó.
-El Murcia también fue el primer equipo descendido en los despachos de la historia del fútbol español en 1992.
-Sí eso también. Y hace poco también la Liga los descendió a Segunda B por otro tema un poco raro.
-Y además va el Cartagena, máximo rival, y hace una pedazo de temporada metido en plena lucha por el ascenso tras eliminar al Castilla, ¿siente ya esa rivalidad?
-Sí que hay mucha rivalidad. Cuando nos enfrentamos en Cartagena viajó muchísima gente y ya te dije que aquí fue la mejor entrada. Es una rivalidad muy bonita. Y no son precisamente pueblos pequeños. Jugar en el estadio del equipo contrario se nota y se vive el fútbol de verdad.
-¿Quería que los eliminasen?
-Yo tengo muchos amigos en Cartagena. Está Munúa, está David, el entrenador de porteros, está Fito Miranda… Es como con el Dépor y el Celta. Yo defiendo los colores del Murcia pero si mis amigos pueden ascender y estar más arriba pues mucho mejor.
-¿Qué tal le fue a nivel individual?
-Empecé con algunas dudas y con aquel fallo garrafal que tuve ante el Recre y que recuerda todo el mundo, pero al final hice una temporada muy buena. Creo que fuimos el tercer equipo menos goleado y recibí 30 tantos en toda la Liga jugando 36 partidos.
-Este año ha vestido de amarillo, de naranja, de azul... Pero ni rastro de la mítica camiseta rosa que vistió en Ferrol.
-El problema es que al ser roja la camiseta del Murcia, era imposible ir de rosa. El árbitro decía que no se podía y la descartamos porque no me dejaban, no porque no la quisiera.
-¿La llevaba por algo especial?
-Sí. Por la muerte de mi madre. El rosa es el color contra el cáncer y la llevaba por recordarla. Mi padre falleció el año pasado por la misma enfermedad, por eso, con más razón, me gustaría llevarla el año que viene.
-¿Dónde estará el año que viene?
-No lo sé. Aquí tengo oferta de renovación, pero es a la baja. Y estando fuera de casa, es complicado que renueve aquí. Estoy a expensas de lo que me llegue.
-¿No echa de menos las nubes?
-Por aquí se vive muy bien y hace muy buen tiempo. He tenido la suerte de adaptarme a la ciudad y mi familia también está muy contenta aquí. Estamos muy contentos por esta zona. Aparte en Segunda B no hay muchos equipos ahora mismo en Galicia.
-Las nubes le vienen en el ADN (su padre era escocés), ¿es cierto que se casó con falda?
-Me casé con frac, pero es cierto que en la ceremonia me puse el kilt por respeto a la familia. Mi padre iba de falda, mi tío iba de falda, mi cuñado iba de falda, así que yo también me la puse para el banquete.
-Y cuando usted estaba en la cantera del Dépor también estaba Roy Makaay, me imagino todo tipo de confusiones.
-Llegaron a decir cuando fui convocado con la selección escocesa que yo era hijo de Makaay. Yo con 14 años y Makaay con 27. Muchas veces la gente escucha campanas y no sabe donde. Y, por supuesto, siempre escribían mal mi apellido.
En corto
-¿Una parada?
-Aquella famosa que le hice a Pirlo en una falta en el Teresa Herrera del 2006. Fue espectacular. La gente con aquello me empezó a tomar un poco en serio y fue de las paradas más importantes junto con la parada del penalti del ascenso con la Ponferradina.
-¿Una cantada?
-La del Recre de este año. Fue muy gorda.
-¿Su momento más feliz como profesional?
- Mi debut en Riazor y el ascenso con la Ponfe.
-¿El peor?
-El descenso con el Racing.
-¿Alguna frustración en su carrera?
-Mil decisiones erróneas que si pudiese volver a tomar serían distintas. No me hubiese ido del Dépor, no me hubiese ido a la Ponferradina en aquel momento, hubiese ido al Leganés que acabó subiendo a Primera, hubiese ido al Huesca o al Valladolid cuando tuve opciones de volver a meterme en la rueda de la Segunda División.
-¿Zarangollos y michirones o pulpo y cocido?
-Pulpo, pulpo.
-¿Quién es para usted el mejor portero de la historia?
-Buf, menuda pregunta. No he visto Dino Zoff ni a Lev Yashin. A los primeros que recuerdo son Schmeichel y Jorge Campos por sus camisetas pero si hay dos porteros que todo el mundo respeta son Buffon y Casillas. Será por algo.
-¿Alguna superstición?
-Si empiezo no acabo
-A ver.
-Comer lo mismo siempre antes del partido o saltar al campo con la pierna derecha.