Hay demasiada buena gente en el Tour de Francia

DEPORTES

@pimentanuno

15 jul 2019 . Actualizado a las 16:25 h.

No sé si es bueno o malo, pero parece que es así. Los ciclistas son mucho mejores personas ahora que hace años.

Geraint Thomas, actual campeón del Tour de Francia y, quizás, máximo favorito a revalidar victoria, se metió una castaña -que es la palabra publicable sobre el término que realmente tengo en mente- de camino a Saint-Éttiene. Se cayó él y la mitad de su equipo. El todopoderoso Ineos por los suelos. Y no pasó absolutamente nada.

Es decir, los aficionados al ciclismo se pasan meses fantaseando sobre el infierno que, este año sí, van a ser las carreteras francesas, porque el asfalto pone a cada a uno su lugar, que va a ser una carnicería, que esto es la guerra y que nadie se fíe de nadie. Y luego se cae el rival a batir y nadie mueve un dedo para tratar de meterle una minutada pese a los doscientos pinganillos sonando al unísono con una voz que, se supone, advertiría: «Atención. Thomas se ha ido al suelo».

Tal vez tanto pinganillo ha eliminado el instinto y la imaginación en el ciclismo. No órdenes, no party.

Tal vez sea una cuestión de ética. Pero la ética siempre tiene grietas. Es interpretable. Como cuando en fútbol se tira la pelota fuera porque a un rival del equipo que va ganando por la mínima en el tiempo añadido le empieza súbitamente un dolor tremendamente agudo del que se recuperará bíblicamente si los rivales pasan del fair play.

Tal vez sea una cuestión más de miedo que de respeto. Mejor no cabrear al Ineos.

Eddy Merckx no esperó a Luis Ocaña cuando se cayó bajo la lluvia del Col de Menté en el 1971. Ya no hay Caníbales en el pelotón. Todos son amigos herbívoros. Ya no hay Contadores que se liberen con rabia del pinganillo y ataquen a 90 kilómetros de meta. Y luego otra vez para ser épicamente segundos en el Alpe d’Huez. Suerte que queda Valverde. Suerte que queda De Gendt.

«Siempre habrá quien quiera ganar a cualquier precio», decía Rasmussen preguntado sobre si desaparecería el dopaje. Trampas sí, pero con modales de etiqueta. Lo que es seguro es que falta alguien que cabree a Thomas, Bernal y compañía. Faltan Diablos, Caníbales y Piratas entre tanta buena gente.