Tiger aprende a dosificar su magia en busca de superar todos los récords

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IAN WALTON | REUTERS

Woods, volcado en prolongar su carrera y alcanzar a Nicklaus, llega al British con solo cuatro torneos en tres meses y medio

17 jul 2019 . Actualizado a las 19:34 h.

Tiger Woods tiene 15 grand slams, una historia de éxito, caída a los infiernos de la prensa sensacionalista y redención. Obsesionado con el golf, con el éxito y con el camino hacia la eternidad a través de entrenamientos salvajes, machacó sus rodillas y su espalda, acumuló cuatro operaciones en cada una de esas dos zonas y puso en peligro las articulaciones más necesarias para jugar al golf. Por eso ahora que se siente sano, ahora que el dolor ya casi ha desaparecido, ahora que su silueta tambaleándose por una ingesta de calmantes es solo un mal recuerdo, apenas compite. A sus 43 primaveras, el más grande -todavía con permiso de Jack Nicklaus, ganador de tres majors más, el último cuando tenía 46 años- cuida el calendario con mimo. Para no desgastarse en su único desafío pendiente, sumar primero los 18 grand slams y luego los 19 que lo dejarían solo en la cumbre. Se terminaría el debate.

Tiger ya está a un título del récord de victorias del PGA Tour, en manos de Sam Snead. Una marca que terminará cayendo. Por eso entre el US Open y el Open Británico, que comienza mañana en Royal Portrush (Antrim, Irlanda del Norte), decidió descansar. Como ya había hecho entre el Masters de Augusta y el PGA. Como será más habitual en el futuro. En total, desde abril solo jugó cuatro torneos, los tres primeros majors del año y el Memorial. Sin mediar problemas de lesiones que le tuviesen de baja, Tiger nunca había competido tan poco como esta temporada. «El año pasado jugué demasiado, 17 campeonatos», explicó ayer Woods en Royal Portrush, al tiempo que recordó las dudas que lo atormentaron durante las últimas temporadas: «Es emocionante estar de vuelta y jugar al golf otra vez. Pensé que no podría».

Tiger achacó su continua exposición de la pasada campaña, la de los 17 torneos, a la búsqueda de pequeños objetivos camino de su recuperación definitiva, que llegó con su emotivo quinto título del Masters de Augusta en abril. «Tenía que clasificarme para otros torneos, construir una agenda. Estaba pendiente del ránking mundial. Este año he hecho un esfuerzo por reducir mi calendario y no jugar demasiado. Quiero seguir todo el tiempo que pueda. Y si juego mucho, no podré», reflexionó Woods, con un discurso que no casa mucho con la obsesión que sintió durante años por su deporte, por trascender. «Los grandes no son lo más importante de mi vida. El golf nunca lo ha sido. Mis padres y mis hijos son lo más importante». Mañana, compartiendo partida con matt Wallace y Patrick Reed, los ojos del mundo del golf volverán a posarse sobre él.

Jiménez celebra sus 25 presencias en el torneo, con el récord del circuito europeo a tiro

Miguel Ángel Jiménez juega esta semana su vigésimo quinto Abierto Británico. «Con muchas vueltas de entrenamiento con Seve (Ballesteros) y (José María) Olázabal. Son 700 torneos del circuito europeo y 31 años dando vueltas al mundo», recordó ayer en Irlanda del Norte uno de los jugadores más carismáticos del mundo, a sus 55 años. Centrado sobre todo en los circuitos para jugadores sénior, se plantea superar en el 2020 el récord de 707 participaciones en el calendario del Viejo Contienente.

Jiménez se estrenó en un Open Británico con 26 años en Royal Birkdale en 1991. Y desde entonces ha destacado dos veces en Royal and Lytham, donde en el 2001 terminó empatado en el tercer puesto. «Estuve cerca de ganar, cuando venció David Duval. Me metí en un bunker en el hoyo 15 y poco más, y todavía estoy dándole palos a la pelota», recordó Jiménez con su habitual sentido del humor.

«He tenido muy buenos momentos y también he tenido vueltas muy malas. Cuando te toca la hora mala por el cambio del tiempo, te cruje. Pero bueno, así es el Open», comenta desde la experiencia.

A sus 55 años, Jiménez llega al Open después de dos de ausencia gracias a su victoria en el Open Británico Senior en St. Andrews en el 2018. «El público es muy especial. La gente sabe mucho de golf y lo vive y eso se nota en el ambiente», dijo sobre el recibimiento que ha vuelto a tener estos días en los entrenamientos.