Teresa Portela: y la discreción se hizo épica

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso ENVIADO ESPECIAL / TOKIO

DEPORTES

ADRIÁN BAÚLDE

Tres carreras universitarias y 21 años después de debutar en Sídney, la gallega se hace leyenda

01 ago 2021 . Actualizado a las 12:12 h.

Las grandes gestas del deporte necesitan de lo extraordinario. Teresa Portela (Cangas, 1982) ofrece en la pista de piragüismo una colección de prodigios desde que con 18 años debutó en Sídney en unos Juegos y con 20 ganó su primer oro en el Mundial de piragüismo en Sevilla. Luego llegaron un total de 17 medallas en Europeos y 15 en Mundiales. Pero ahí termina su excepcionalidad. O no. Porque, cuando mañana (9.30) debute en Tokio 2020, sumará más participaciones olímpicas que ninguna otra española, sin que llame la atención por nada más que no sea el ritmo de su palada y la contundencia y perdurabilidad de su rendimiento. Construyó su trayectoria haciendo de la disciplina y la discreción sus dos pilares. El otro es la familia: se casó con otro chico con las mismas aficiones y al que conoció en campeonatos, el también olímpico David Mascato, y juntos levantaron una clínica de fisioterapia y tuvieron una niña en plena carrera deportiva de Portela. Mientras, afincada en O Grove desde hace más de un decenio y desde entonces con el mismo entrenador alérgico a los micrófonos, Daniel Brage, cursó otras dos carreras más.

Portela se ha quedado sola en la élite del piragüismo. Ha visto pasar a la generación de veteranas que dominaban la velocidad cuando ella irrumpió con el cambio de siglo, también ha jubilado a la mayoría de chicas de su edad que un buen día decidieron que no valía la pena continuar en un deporte tan sacrificado y con tan limitado reconocimiento social y económico, y ha plantado cara a las nuevas palistas del K1 200 y su velocidad. El suyo es un reto contranatura. Porque, pese a tener 39 años, compite en una prueba explosiva, en la que la juventud manda. Sin medalla olímpica por dos malditas centésimas en Londres 2012, el triunfo era este, su épica normalidad.

La pandemia reduce las referencias, pero fue bronce en el Mundial del 2019

La pandemia se llevó por delante las competiciones de los deportes peor pagados del programa olímpico. Las restricciones sanitarias se aplicaron con mayor celo en modalidades en las que no había patrocinadores empeñados en montar complicadas burbujas para que el espectáculo continuase. El piragüismo fue uno de ellos. Por eso Teresa Portela carece de referencias claras sobre su rendimiento desde hace casi dos años. La última, y esperanzadora para sus intereses, se trata del bronce logrado en el K1 200 en el Mundial del 2019 celebrado en Szeged (Hungría).

Portela arranca el lunes de madrugada en España con la eliminatoria y la regata de cuartos de final. Le quedará para el martes lo importante, la semifinal y la regata por las medallas. No es favorita, pero a estas alturas, con su experiencia y despojada más que nunca de la presión por conseguir un resultado que confiesa que ya ha logrado —su perdurabilidad en la élite—, cualquier cosa puede ser posible. 39 segundos.