Iván Raña, admirado en todo el planeta

José Rioseco

DEPORTES

GONZALO BARRAL

16 sep 2021 . Actualizado a las 20:25 h.

El mítico ironman, la prueba agónica del triatlón, nació del reto de unos marines en Hawái. De esos desafíos, de las ganas por descubrir sus límites y disfrutar del camino, bebe la trayectoria de Iván Raña, un chaval que derribó las dificultades con las que se inició en este deporte, sin nada, hasta convertirse en un personaje admirado en todo el planeta. Alguno habrá ganado más, pero estoy seguro de que nadie disfrutó tanto del triatlón como él. Desde los fenómenos que competían hace 20 años, cuando él ya encadenaba medallas y victorias, hasta los chavales de la nueva generación que protagonizaron los Juegos de Tokio, todos, absolutamente todos, saben del valor de Raña, un triatleta que en todo el planeta despierta un respeto reservado a unos pocos elegidos.

Desde niño, Iván encontró además el entrenador que guiase sus pasos de forma ejemplar, César Varela. De no haber sido por la insistencia y el asesoramiento de ambos, yo no me habría encaminado al triatlón. Me declaro en gratitud.

Ni en Galicia ni en España el triatlón habría sido lo que es hoy sin la aportación de Iván primero y de Javier Gómez Noya después. Tuve la suerte de entrenarlos a ambos un tiempo, y me hicieron mejor, me enseñaron cada día y mantienen una relación de admiración mutua, ejemplar pese a la rivalidad deportiva y todo lo que rodea la competición. Cuando nos reencontramos, recordamos momentos mágicos juntos, como alguna serie mientras se ponía el sol en el pinar de Doniños. Momentos que nos guardamos para siempre. Gracias, Iván.