A Luis Enrique le crece la nariz

DEPORTES

Pablo García / RFEF | EFE

06 jun 2022 . Actualizado a las 21:24 h.

Hace tres años (justos) que Luis Enrique no convoca a Iago Aspas para la selección española. Durante este tiempo, nunca había dado explicaciones de por qué prescinde del máximo goleador español amparándose en que no caben todos y que tiene que tomar sus decisiones. Hasta el sábado, cuando se inventó la milonga del siglo para decir que el céltico se no ajusta a su modelo de juego porque no presiona la salida de balón del rival. Más que una excusa, una mentira de las gordas.

Lo primero que debería hacer Luis Enrique es ver algún partido del Celta y, lo segundo, repasar los números del rendimiento físico de Iago Aspas. Porque el moañés rondó la media de diez kilómetros de recorrido por partido y, en términos de velocidad, tan solo Joseph Aidoo está por encima de sus picos en el equipo. Además, a estas alturas, todo el fútbol español sabe que la escuadra de Eduardo Coudet es un equipo físico y que el argentino es un obseso de los números hasta el límite que cada lunes la plantilla se encuentra con los datos de rendimiento, individuales y colectivos, a la puerta del vestuario. Y ahí Iago también es de los mejores.

Para salirse por la tangente, lo mejor es que Luis Enrique permaneciese callado eligiendo a quien considere oportuno sin dar explicaciones, algo, por otra parte, que se le da de maravilla. Porque, ¿acaso Raúl de Tomás, Álvaro Morata y compañía son maratonianos? ¿O cuando Iago fue seleccionado los países rivales llegaron en oleadas al área rival por la nula presión del céltico?

Para lo único que sirve su incorrecta fracesita es para dejar claro que los días de rojo de Iago Aspas han pasado a la historia. Que da igual que sea el segundo goleador de la liga por detrás de Karim Benzema o el único que igualase a David Villa con cuatro trofeos Zarra. Las convocatorias de delanteros en la selección española no dependen de la meritocracia.