Seydu Aboubacar, jugador del COB: «El único que tiene mi talla de pie es Shaquille O´Neal»
DEPORTES
El pívot del Club Ourense Baloncesto gasta un número 56,5 o 57, y tuvo problemas para conseguir calzado hasta que se hizo profesional
31 oct 2022 . Actualizado a las 22:37 h.En su segundo año en el Club Ourense Baloncesto, Seydu Aboubacar se ha ganado el cariño de los empleados de la entidad y de la afición. El pívot nigeriano (Niamey, 1994), internacional con Costa de Marfil, destaca por altura (2,08 metros), característica que le encaminó a practicar el baloncesto tras jugar de niño al fútbol, pero también por el tamaño de sus pies. Calza un 56 y medio o 57, un número que no se ve por estas latitudes ni en jugadores grandes. El caboverdiano Walter Edy Tabares, que jugó en el Gran Canaria y en Real Madrid, gastaba un 56. Ni siquiera en la NBA, la liga a la que llegan los baloncestistas de físico más exuberante tiene muchos nombres con ese pie. Seydu, que ya lleva desde los 16 años jugando en España, no se ha encontrado todavía otro jugador con unas zapatillas más grandes que las suyas. Y de todos los deportistas del mundo de los que tiene referencias, solo uno posee el mismo número o mayor: su admirado Shaquille O’Neal, el mítico pívot de Los Ángeles Lakers. «El único que tiene mi talla es Shaq. Me encuentro a gente con pies grandes, pero no como yo. Quizás Tabares, pero creo que tiene dos números menos», aclara Aboubacar.
Tener esa talla de pie, observa el jugador cobista, ha sido un contratiempo. Hoy en día, como profesional, ya no tanto, pues encontró una marca que le empezó a enviar las deportivas que necesitaba. «Tuve la suerte de que Nike me mandaba las zapatillas, pero buscar el calzado para vestir era un gran problema, hasta que encontré una fábrica en Monforte de Lemos, Calzados Losal, que me los hace a medida, me hicieron la horma para los zapatos», explica.
Con la multinacional norteamericana, el contacto surgió una vez que comenzó a jugar profesionalmente al baloncesto, en España. Pero aún así, costó dar con el número que precisaba. «En los primeros meses no sabía mi talla definitiva y me mandaban zapatillas grandes que no me valían», recuerda. Hasta que le ofrecieron hacerle llegar la mayor que fabricaban, un número 22 americano, equivalente al 56,5 europeo.
El principal problema de tener un número de pies tan grande lo vivió en África de pequeño. En su Níger natal, aunque siempre buscaba la talla más grande, no encontraba más allá del 45 o del 46. «Cuando empecé a jugar, tenía que usar calzado de tallas más pequeñas, me los ponía unos minutos para jugar y me los sacaba porque me hacían daño», explica. Así empezó a dar sus primeros pasos, ya grandes, en el baloncesto, aunque su formación como jugador fue en España, previo paso por Costa de Marfil.
De Níger a España con solo 16 años
De jugar al fútbol con los amigos, que le ponían de portero por ser el más grande, a hacerse profesional del baloncesto. El camino recorrido por Seydu Aboubacar no fue fácil, teniendo que dejar de joven a su familia en Niamey, la capital nigerina, a la que ahora vuelve cada verano unos días de vacaciones. Ya de niño, la gente del barrio le decía que, por su altura, debía decantarse por el baloncesto y uno de los jóvenes de la zona que ya jugaba, al que llamaban Jordan, le dio un vídeo y a partir de ahí empezó a ver entrenamientos, aunque por entonces esperaba a un lado, botando y tirando a canasta. Un día el entrenador le dijo que podía probar y le facilitó contactos. Así llegó al equipo más importante de Costa de Marfil, el Abiyán, y jugó con la selección nacional júnior. A través del técnico Vladimir Bosnjak, contactó con su representante español, que gestionó su visado para jugar en la península. Piélagos (Cantabria), Prat (Barcelona), Palencia, Zornotza (Amorebieta), Bilbao, Plasencia, Valladolid, Breogán y ahora COB han sido sus equipos en España. Esos años creció en altura y como jugador, pero sus pies ya no más.
Este año tiene el reto de lograr la permanencia en la LEB Oro con el COB. Aboubacar fue el único que se salvó de la debacle general del equipo en Riazor. Asume que todos los jugadores han de dar un paso adelante.