Fue una pena. Aunque estos derbis suelen ser así: tan sumamente igualados, y con tanto miedo a perder, que al final no pasa nada.
Por parte del Dépor, salvo la jugada de Svensson, y la de Arturo, no pasó nada más. El equipo tuvo muy poca iniciativa con balón, y fue capaz de ser sólido defensivamente. Mientras, el Racing fue un poco más a por el partido, con la presión más alta. Jugó más tiempo en campo rival, tuvo más intención, más profundidad y más amplitud, sobre todo por las bandas, donde tiene dos jugadores diferenciales que el Deportivo supo aguantar bien. El planteamiento de Óscar Cano me supo a muy poco.
Fue un empate insulso. Puedes quedar en tablas demostrando mucho más, teniendo más intención, queriendo ser más protagonista. Para mí, el Dépor estuvo siempre encogido. Siempre a merced del ritmo que marcó el Racing. Sin ser capaz de hacerle daño salvo en algún arreón. El partido se disputó en un ambiente de Primera División y, salvo estos matices, me supo a poco.
Cano buscó la superioridad numérica en el medio del campo, pero había muy poco espacio para poder combinar. Me sorprendió que no metiese antes a un jugador en banda izquierda para enfrentarse a Fornos, con amarilla desde el minuto 20. Sin embargo, insistió en ese modelo de juego directo, primero con Svensson, y luego con Arturo, pero fue muy poco fructífero.
Al final, la ocasión más clara la tuvo el Dépor, por medio de Arturo, quien incomprensiblemente la mandó fuera. Las aficionescumplieron, pero en lo deportivo me quedé con ganas de más.
