El campeón gallego Jorge Prado revela por qué no fue a «El Hormiguero»: «Dijeron que solo aceptaban a famosos»

P. V. / P. C. REDACCIÓN

DEPORTES

Durante su visita a «La Resistencia», el piloto de Lugo, campeón del mundo de motocrós, dejó clara su preferencia por la ciudad que lo vio nacer en el 2001 y hasta retó a Fernando Alonso a una carrera

11 oct 2023 . Actualizado a las 15:50 h.

El piloto lucense Jorge Prado, flamante campeón del mundo de motocrós, acudió este martes como invitado a La Resistencia, donde le reveló a David Broncano la razón por la que no participó en El Hormiguero antes de partir rumbo a Estados Unidos para decidir cuál será su futuro. «Dijeron que solo aceptaban a famosos», confesó.

El lucense ganó, con solo 10 años, el mundial de motocrós alevín, y fue bicampeón del mundo de motocrós MX2 con 17 y 18 años, respectivamente. Recientemente logró el récord de campeón mundial más joven de la historia en la máxima categoría de MXGP, con solo 22 años. Y es, además, el primer español en conseguir alzarse con este título. Un palmarés que el programa de Pablo Motos no considera suficiente para hacerlo entrar en la categoría de famoso, al parecer. «Es solo una anécdota», dijo el piloto, restándole importancia pero sin dejar pasar la oportunidad de mencionarlo.

Durante su visita a David Broncano en el programa emitido en Movistar+, Prado también dejó claro que, tras su reciente récord, sigue teniendo todavía hambre de triunfo. «Lo que puedo hacer es no dejar carreras para los demás. Ganar todo ya. Cada vez que salga a pista, ganar», expresó con ojos de ilusión y ambición el lucense, «llevar el deporte español a lo más alto y que se aficione más gente». 

Reto a Fernando Alonso

Además, calificó al motocrós como el «deporte más apasionante que te puedas encontrar» e incluso se atrevió a lanzar un reto a uno de los más grandes del motor español, Fernando Alonso. «Mi moto posible posiblemente acelere más que cualquier coche de Fórmula 1 y que Moto GP. A 1 kilómetro no, pero en 200 metros, seguro», afirmó rotundo Prado, antes de dirigir el desafío al piloto asturiano: «Fernando, cuando quieras hacemos una pequeña batalla de salida». «Obviamente, yo en tierra y él en asfalto», matizó.

Entre Roma y Lugo, escoge Lugo

El lucense dejó clara su preferencia, ante todo, por la ciudad que lo vio nacer allá por el 2001: «¿Entre Roma y Lugo? Escojo Lugo», contestó a la pregunta de Broncano, diciendo rotundamente que se quedaría con la ciudad de la muralla «por todo», porque es de su país y porque, además, la capital de Italia, en la que reside, es, en su opinión, «un desastre».

El campeón del mundo también entró a responder las típicas preguntas que hace Broncano a todos los invitados que pasan por La Resistencia. Aunque no quiso desvelar la cantidad que tiene en su cuenta bancaria, sí le confirmó al presentador que hay «más de 800.000 euros», y en cuanto a la frecuencia con la que practica sexo, contestó entre risas: «Voy bien en todo».

Publicidad de condones cuando era menor

El presentador de La Resistencia no dejó pasar la oportunidad de lanzarle una pulla al padre del piloto, Jesús Prado, que se encontraba entre el público, relacionada con la publicidad que aparecía en el mono de carreras de Jorge cuando este era menor de edad. Broncano enseñó la imagen en la que se veía un anuncio de Profilatex, una marca de preservativos. «Cuando yo era pequeño me decían mis padres que eran productos farmacéuticos», confesó el piloto.

Su padre confirmó que esa era la versión que le habían contado a su hijo para justificar la presencia de ese espónsor local de Lugo. «Los compañeros de las carreras le decían: “Oye, Jorge, que estos son condones”; y él les decía: “No, son productos farmacéuticos”», contó el progenitor de Jorge Prado entre las risas del público.

Predestinado al triunfo, gracias al apoyo de su familia

Era un retaco que no levantaba un palmo del suelo y Jorge Prado García ya estaba obsesionado con una moto. Entonces era una Molto de juguete con la que hacía derrapes y caballitos por las calles de Lugo. La pasión la había respirado en casa. Su abuelo, Ignacio, y su padre, Jesús, eran devotos del motociclismo. Tanto, que Jorge desempaquetó su primera moto de trial el 5 de enero del 2004, el día en el que cumplió los tres años. No le llegaba al suelo con los pies. Ya no la soltó. A los seis, le regalaron una de motocrós. Jorge ya se entrenaba entonces con Román Pérez, un expiloto, amigo de su padre, un par de días a la semana.

Empezó a hacerlo en Ombreiro, a apenas un par de kilómetros de la casa familiar paterna en Ramil, y en la mítica pista de Rubiás, ahora abandonada. Compartía entrenamientos también con José Manuel López, Pucho. «Con 8 años hacía saltos con una moto de 65 cc. que superaba los que yo lograba con una de 450 cc. ¡Veinticinco metros! Cuando me empezó a ganar con la de 85 cc yo ya dije: ‘Si viene Jorge, yo no monto'». Con nueve años, el niño Prado se había proclamado campeón de Europa y, a los diez, del Mundo de 65 c.c. El más joven de la historia.

A caballo entre Lugo y Madrid, Prado despegó tan rápido que las modestas pistas de entrenamiento del vecindario se le quedaron pequeñas. Su enorme talento, ya con resultados, llamaron la atención de Red Bull y de la KTM, que le pusieron sobre la mesa un contrato para forjar su futuro. Era el verano del 2011, en plena crisis económica, y la familia Prado García se reunió en cónclave para dirimir si aceptaba esa propuesta, que suponía su traslado a Lommel, un pueblo belga de unos 35.000 habitantes, donde se habla neerlandés, en la frontera con los Países Bajos, y en el que el motocrós es también una forma de vida. «Nos fuimos con una mano delante y la otra detrás», contó Jesús, que venía de trabajar en un banco y pasó a compaginar las carreras de Jorge, al que acompañaba habitualmente, con el sellado de espuma en una factoría. Cristina, la madre de Jorge, abogada de profesión, encontró empleo en una heladería. Y con ellos emigró Cecilia, la hermana pequeña a la que un día, con ocho años, en el sofá de su casa de Lugo, le preguntaron si estaba dispuesta a mudarse. «Mi familia lo sacrificó todo por mí», repitió en varias ocasiones el nuevo campeón del mundo de la categoría élite, consciente del sacrificio que supuso su carrera.

La KTM puso a Prado en manos de Harry y Stefan Everts, padre e hijo, dos leyendas de su especialidad. La adaptación no fue sencilla. Llegaron los sinsabores. Jorge ya emergía en las clasificatorias de 85 cc. pero durante tres temporadas se quedó a las puertas del éxito. En la última, jugándose el título Europeo en la última carrera, se rompió una tibia al impactar contra un rival. «Fue un momento de mucha tensión, Jorge lo pasó mal», recordaba su padre. Un año después, con 14, ganó el Europeo de 125 cc. Se desquitó.

Con aquella fractura tibia, Jorge ya testó la gravedad de las lesiones que acompañan a este deporte. Al año siguiente, se cayó entrenándose y se fracturó varios huesos de una mano. En el 2014, se rompió la tibia en Finlandia. Tuvo que parar dos meses. En el 2016, se fracturó dos veces la clavícula. La segunda, cuando iba a debutar en el Europeo de 250 cc.

Prado emergió en su calvario. En el 2018 sufrió una grave lesión en el codo al caerse contra una piedra. Le obligó a parar cinco semanas. No le impidió luego ganar su primer título Mundial de MX2. En el 2019 tuvo un hematoma en el pulmón y la lesión más grave que ha sufrido. Una fractura en el fémur. Estuvo dos meses sin competir. Pese a todo, Prado, que siempre se recuperó en tiempo récord de sus lesiones de gravedad, reeditó su título Mundial de MX2 esa temporada, la última antes de su salto a la élite.

Volvió a fracturarse la clavícula en el 2020, en su debut en MXGP. Acabó sexto. Su ambición no decreció. «Yo lo que quiero es ser campeón». Padeció las secuelas del covid y de las prestaciones de la moto. «Parece que vamos para atrás». Fue quinto en el 2021 y tercero el año pasado. «Solo pido acabar de una pieza». Y entonces, Jorge, salió campeón.