¿Queda algo que no puedan comprar los petrodólares de Arabia?

Iván Díaz Rolle
Iván Rolle PISTA ROJA

DEPORTES

ALI HAIDER | EFE

11 dic 2023 . Actualizado a las 10:14 h.

¿Queda algún rescoldo de romanticismo en el deporte que no se pueda comprar con dinero? Hace poco más de un año, Jon Rahm expresaba sus dudas sobre la procedencia de la riqueza saudí y su total rechazo a incorporarse a LIV Golf. Su cambio de opinión ha costado unos 525 millones de euros por unos años.

El golfista vasco es, por el momento, la última megaestrella seducida por la tentación que ofrece la monarquía de Arabia Saudí en su cruzada por montar una especie de Hollywood del deporte. Sus petrodólares convencieron antes al Mundial de fórmula 1 y manchan especialmente al fútbol. En Oriente Medio se han celebrado supercopas de España e Italia, han convertido su liga en una suerte de All Star con cracs como Cristiano Ronaldo, Benzema, Neymar y el gallego Gabri Veiga y planean el Mundial 2034, aunque tenga que celebrarse con 50 grados en pleno verano.

En su día Luis Rubiales presumió de que acercar el fútbol a Arabia ayudaría a modernizar el país, pero tras un bonito escaparate lleno de aclamados atletas, se perpetúa una monarquía absoluta que desprecia derechos humanos con total impunidad. Las mujeres son tratadas casi como esclavas, la homosexualidad es un delito, no existe la libertad de expresión y la pena de muerte se aplica con arbitrariedad.

El viejo Jon Rahm, ese que todavía no se había asegurado 525 millones, dudaba cuánto mejoraría su calidad de vida si fichaba por LIV Golf. «La pregunta que yo diría a la gente que se lo plantea es: ¿qué quieres que no te puedes permitir ahora mismo? Yo, nada», comentó en una entrevista a la Cope. Ya tremendamente rico antes de este contrato, su firma, sin embargo, legitima a un régimen anacrónico donde millones de personas sí precisan un cambio mucho más radical en su estatus.