Dani Alves niega la violación en su declaración en el juicio: «No soy ese tipo de hombre, no soy violento»

La Voz REDACCIÓN

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Dani Alves, durante el juicio.
Dani Alves, durante el juicio. ALBERTO ESTÉVEZ | EFE

Dos psicólogas de la defensa sostienen que el brasileño tenía las capacidades cognitivas «levemente afectadas», pero «distinguía el bien y el mal y sabía lo que estaba sucediendo»

07 feb 2024 . Actualizado a las 22:30 h.

Tercera y última jornada del juicio a Dani Alves, que se enfrenta a una condena de 9 a 12 años de cárcel por una supuesta violación. Después de que este martes su mujer, Joana Sanz, declarase que el futbolista llegó a casa «muy borracho y oliendo a alcohol» y de que los Mossos asignados al caso corroborasen la versión de la víctima, este miércoles los forenses que atendieron a la joven señalaron que no tuvieron «ninguna sospecha» en sus exploraciones psicológicas de que simulara o exagerara sus síntomas y concluyeron que sufría un trastorno postraumático, ya que lo habrían detectado en los cuestionarios que le hicieron.

Por su parte, el brasileño ha negado ante el tribunal que lo juzga que agrediera sexualmente a una chica en la discoteca Sutton y ha defendido que tuvieron sexo consentido: «No soy ese tipo de hombre, no soy violento». También ha justificado sus cambios de versiones respecto a lo ocurrido durante la fase de instrucción. Aseguró que en su segunda declaración dijo lo mismo que este miércoles, y que en la primera dijo que había tenido sexo oral con la denunciante porque esperaba que su mujer lo «podría perdonar».

Alves se ha negado a responder al ministerio público y a la acusación particular ejercida por la víctima y solo ha contestado a las preguntas de su defensa, en una comparecencia en la que ha acabado rompiendo a llorar.

«Empezamos a bailar un poco más pegados, la denunciante y yo, y estuvimos allí bailando durante un rato. Empezó a tocar mi espalda, había una atracción sexual allí y empecé a hablar con ella para irnos al baño, y ella me dijo que sí», ha declarado, y, al preguntársele si tuvo que insistir, Alves lo ha negado.

«Los dos estábamos disfrutando», reiteró. Según dijo, la joven en ningún momento le dijo que parara. La versión que dio el deportista fue que tras entrar en el baño del reservado, se sentó en el lavabo y la joven se puso de rodillas para hacerle una felación. «Me bajé los pantalones y me senté en la taza del lavabo», describió de forma gráfica, imitando incluso la postura en la silla del banquillo en el que estaba sentado. «La felación fue prácticamente todo el coito», afirmó. «Después se sentó delante de mis piernas y cuando fui a eyacular, lo hice fuera de su sexo», remató. En un momento de la declaración, rompió a llorar. También dijo que está arruinado por culpa de la causa penal.

La defensa del futbolista brasileño Dani Alves ha mantenido en el trámite final del juicio por agresión sexual en la Audiencia de Barcelona su petición de absolución, aunque ha planteado como alternativa una condena de un año de cárcel —el período que lleva en prisión preventiva— y 50.000 euros de indemnización. Por su parte, la Fiscalía ha mantenido para Alves su petición de nueve años de cárcel, que la acusación particular ejercida por la víctima eleva a doce años, en ambos casos con una indemnización de 150.000 euros.

La psiquiatra que atendió a la víctima señaló que el examen psicológico que le hicieron apuntaba a un cuadro por trastorno postraumático, que era coherente con lo que la chica explicó en el momento de la entrevista y había referido previamente a los médicos forenses, en relación con la agresión sexual. En este sentido, han explicado que las pruebas que hacen en estos casos tienen mecanismos para detectar «inconsistencias, infrecuencias o distorsión de la imagen» por parte de los pacientes, para saber si esconden información o pretenden dar una imagen que no se corresponda con la realidad.

En el caso de la víctima, los resultados de las pruebas no dejaron espacio a la duda, ya que descartaron que simulara síntomas, según los forenses. Además, han indicado que, aunque la joven no presentara lesiones vaginales, ello no descarta que fuese violada, dado que no todas las agresiones sexuales provocan daños físicos en las víctimas.

Por su parte, los peritos aportados por la defensa han intentado desacreditar estas conclusiones y han denunciado que no les dejaron hacer una exploración completa de la víctima, que no debía tener una afectación tan grave teniendo en cuenta la medicación que se le recetó y que es poco habitual que una víctima de violación no presente daños vaginales. Sin embargo, los forenses han insistido en que la víctima explicaba las cosas de forma coherente, ya que mantuvo un relato de lo ocurrido «más o menos ordenado», pese a que estaba en «shock» y «fragilidad emocional», teniendo en cuenta que la memoria postraumática «puede ser fragmentada».

Una de las psicólogas que ha comparecido como perito de la defensa ha denunciado que en la primera exploración psicológica discrepó de la forma en que abordó la situación la especialista del Instituto de Medicina Legal y Forense y que no le autorizaron a hacer una segunda exploración.

Asimismo, los forenses han explicado que es habitual que las víctimas de violaciones tengan sentimiento de culpa «por una cosa que no han generado». También han destacado que no es extraño que una persona con un estado emocional alterado no tome la medicación porque en casos de sintomatología postraumática a veces tienen la sensación de que pierden el control de su vida y de sus emociones, porque han sufrido un «shock» que «desconfigura» muchos aspectos de su vida. 

Las psicólogas de la defensa sostienen que Alves sabía lo que hacía a pesar de haber bebido

Dos psicólogas designadas por la defensa del exjugador del Barcelona Dani Alves para acreditar que la noche de Sutton iba ebrio han sostenido este miércoles que el futbolista tenía las capacidades cognitivas «levemente afectadas», pero «distinguía el bien y el mal y sabía lo que estaba sucediendo».

Las dos profesionales han expuesto ante la Audiencia de Barcelona las conclusiones del informe pericial que les encargó la defensa para determinar si el futbolista estaba borracho la noche en que fue acusado de violación, con el análisis de los tiques de las consumiciones y de las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad de la discoteca Sutton.

Según las peritos, de esos tiques de consumición, que la defensa les entregó el mes pasado, Alves tomó con sus tres amigos cinco botellas de vino y una de whisky, posteriormente una ginebra con tónica él solo y, ya en Sutton, pudo beberse también seis copas de champán que aparecen en la grabación de las cámaras de seguridad.

Estos datos, unidos a una de las imágenes grabadas en Sutton en las que el jugador «parece que se caiga», hacen pensar a las psicólogas que el futbolista podía estar sufriendo una «intoxicación alcohólica» que le provocaba una «afectación importante a sus capacidades volitivas».

Esta prueba pericial, con la que la defensa de Alves pretende acreditar que el futbolista iba ebrio para beneficiarse de una atenuante, se ha girado no obstante en su contra a preguntas de Ester García, la abogada de la acusación particular ejercida de la víctima, sobre el alcance de esa supuesta intoxicación alcohólica en la consciencia del procesado.

Por otra parte, las psicólogas, que han llevado a cabo un estudio de la personalidad del acusado a lo largo de varias entrevistas, han apuntado además que de su biografía, relaciones familiares y personales no se desprende ningún factor que apunte a una persona «con tendencia a la impulsividad y la agresividad».

«Es muy poco probable que una persona con su personalidad cometa una agresión sexual», han mantenido.