La afición del Athletic devuelve a Simeone su pisotón a Julen Guerrero

Iago García
I. GARCÍA LA VOZ

DEPORTES

Los bilbaínos firman una brillante eliminatoria y una noche para el recuerdo en San Mamés. En plena éxtasis goleadora, las cámaras de televisión y los móviles «cazaron» al Cholo dándose de bruces con su pasado. La venganza de los leones estaba servida

01 mar 2024 . Actualizado a las 14:55 h.

Los Athletic de Bilbao - Atlético de Madrid siempre son duelos disputados. Leones y colchoneros siempre se caracterizaron por su juego contundente, sin contemplaciones en defensa y con verticalidad ofensiva. Más aún si cabe cuando los técnicos que tiran las líneas en la pizarra son Ernesto Valverde y Diego Pablo Simeone, aunque anoche al primero el guión de la película le quedó mejor que al segundo. El Atlético de Madrid partía en San Mamés con desventaja tras el 0-1 en el Civitas Metropolitano. Al Athletic, que lleva 40 años sin conseguir un gran título (exceptuando la Supercopa del 2021), se le notaron las ganas desde el pitido inicial y no dio tregua, animado por brillantes actuaciones como la de los hermanos Williams que anotaron sendos tantos, lo que sumado al de Guruzeta dejó un parcial (y un resultado final en la vuelta) de 3-0 (el total de la eliminatoria fue de 4-0), entrando por la puerta grande en la final de una competición en la que antaño era considerado como uno de los equipos «reyes de copas» -lleva 40 finales disputadas, tantas como el Real Madrid y solo 2 menos que el F.C. Barcelona- con 24 títulos, cifra solo superada por el Barça, que acumula 31 Copas del Rey en sus vitrinas.

Tras el tercer tanto la fiesta se trasladó a las gradas, con una afición consciente de que en abril puede acabar con la sequía en el palmarés. En ese éxtasis, un aficionado con la camiseta del ídolo local noventero Julen Guerrero, iba a dejar una imagen para el recuerdo. Pero antes, hagamos memoria. Guerrero y Simeone protagonizaron uno de los encontronazos más sonados de la historia del fútbol español. Corría el año 1996 y se disputaba un Athletic - Atlético de Liga. Tan solo cinco minutos desde que el árbitro diera comienzo al encuentro. El mediapunta vasco se tiraba al suelo para que el balón no saliese por la banda con el central argentino protegiendo el balón. En el momento en que el colchonero ve que el león puede ganarle la partida levanta su pierna derecha y marca los tacos en su rival como si de una res se tratara. Un auténtico agujero de bala en el muslo del que para muchas era todo un sex symbol en aquella época.

Desde entonces, ya sea como técnico o futbolista, Simeone es considerado persona non grata en San Mamés. Y anoche el Cholo volvió a citarse con este pasado. En primera fila, con total nitidez la cara desencajada por el mal papel de los suyos con la elástica de fondo del eterno 8, Julen Guerrero. 

Esta revancha es el primer paso en la conquista de una nueva Copa de Rey para el Athletic. La de Valverde. La de los hermanos Williams. La que 40 años después suceda a la de Clemente, Goikoetxea y Zubizarreta. El desenlace el 6 de abril en el Estadio de la Cartuja. Y con permiso de los de Javier Aguirre, claro.