Alcaraz se vuelve infalible, asegura la plata y peleará por el oro en los Juegos de París

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso PARÍS / E. LA VOZ

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Edgar Su | REUTERS

A sus 21 años, Carlitos luchará por convertirse en el campeón olímpico masculino más joven de la historia del tenis en una temporada inolvidable en la que ya celebró Roland Garros y Wimbledon

02 ago 2024 . Actualizado a las 18:15 h.

Carlitos Alcaraz se ha vuelto infalible en los grandes eventos. A los 21 años ya compite como un veterano en un verano para la historia. Primero festejó Roland Garros, luego asombró en Wimbledon, y ahora pretende cerrar el círculo en la tierra de París con un oro olímpico, el más joven de la historia del tenis masculino. En la tarde más fresca desde que empezaron los Juegos, pasa por encima del canadiense Felix Auger-Aliassime hasta dejar sin historia su pulso de semifinales por 6-1 y 6-1. Le espera el domingo en la batalla por el oro el ganador del duelo de esta tarde entre Novak Djokovic y Lorenzo Musetti.

Alcaraz, que no había competido todavía a su mejor nivel en los Juegos, encuentra la mejoría que le puede hacer campeón. Fatigado, en el físico y la mente, por tantos encuentros de altísima exigencia, con todas las miradas sobre sus hombros, falló demasiado en la despedida de su pareja de dobles junto a Rafa Nadal, y estuvo algo irregular en cuartos frente a Tommy Paul. Pero contra Auger-Aliassime le rebosa de confianza el recuerdo de sus tres últimos partidos, con pleno de victorias contra el canadiense. Sobre todo el de hace tres meses, cuando lo desarboló en octavos, en estas mismas pistas, por 6-3, 6-3 y 6-1.

Así que Alcaraz se sabe superior y pasa un rodillo sobre un rival que no encuentra una solo manera de hacerle daño. El español concede el primer juego, apenas de rodaje, y pone su máquina en marcha. Un repertorio que cuando se hace con la iniciativa contiene dejadas marca de la casa, derechas poderosísimas y voleas en las que se estira con un cuerpo que parece de goma; y que también incluye recuperaciones imposibles desde las esquinas de la gigantesca Philippe-Chatrier.

A la exhibición de Alcaraz solo le falta algo de resistencia en el rival, porque su festival de contradejadas, globos y passing shots es pura fantasía. Así se termina el primer set por 6-1, sin apenas historia, y así se repite la historia en el segundo, hasta cerrar el partido en apenas hora y pico. Sin desgaste, con el cariño del público que disfruta con su tenis festivo, lo idóneo para llegar fresco a la final. Otra vez. Infalible.