París completa unos Juegos grandiosos

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso PARÍS / ENVIADO ESPECIAL DE LA VOZ

DEPORTES

Atlas

Francia deslumbra con escenarios inolvidables, un nivel deportivo alto, un ambiente festivo con gradas llenas y el éxito de su arriesgada apuesta con eventos en la calle y nuevos rituales

12 ago 2024 . Actualizado a las 08:13 h.

París ha sido una fiesta y los Juegos han resultado grandiosos. Francia regala un evento inolvidable, en el que las carencias resultan anécdotas después de más de dos semanas de altísimo nivel deportivo y un espectáculo arriesgado, singular, festivo y seguro.

LA COMPETICIÓN

Biles, Marchand, Ledecky, Duplantis, Noah Lyles, Curry, Djokovic, Evenepoel, Lisa Carrington...

Retirados algunos referentes olímpicos, los Juegos comenzaban con una estrella indiscutible, Simone Biles, y se cierran con un firmamento de figuras y gestas espectaculares. Las instalaciones, salvo una piscina con un vaso poco profundo que complicó los récords, facilitaron el lucimiento de los atletas.

LA PUESTA EN ESCENA

Estadios icónicos abarrotados y un ambiente festivo en los escenarios callejeros

París aprovechó templos del deporte francés como el estadio de Saint-Denis, el Parque de los Príncipes, Roland Garros, las Arenas de Bercy y La Defense y hasta el estadio Pierre-Mauroy de Lille. Construyó nuevos iconos como legado, como el centro acuático. Y aprovechó la espectacularidad de la propia capital para levantar graderíos efímeros en los que el protagonista era París: en La Concordia, la torre Eiffel, el Campo de Marte y Tullerías, y también en el Grand Palais y el fastuoso entorno de Versalles. Tras la angustia de unos Juegos sin público en un Tokio azotado por la alerta del coronavirus, las gradas siempre estuvieron llenas. Con un público francés entusiasta y entendido, y una marea de aficionados de todo el mundo. No hubo un evento deslucido. Cada partido se convirtió en una fiesta con actuaciones de bailarines, speakers, pinchadiscos... Puro entretenimiento.

LA SOSTENIBILIDAD

Un equilibrio razonable

París aprendió de sedes olímpicas recientes: construyó las infraestructuras que necesitaba y levantó andamiajes gigantescos en centros de congresos y puntos neurálgicos de la capital para evitar derroches. Aunque pasarán años antes de que se compruebe si las inversiones en la zona de Saint-Denis, con la villa como principal desembolso, y otros estadios, terminan teniendo un uso continuo.

LAS CEREMONIAS

Audacia, mojadura y dos partes distintas en la apertura

París arriesgó al llevar la ceremonia de apertura a la calle, y le faltó un plan B por si llovía durante casi tres horas seguidas y los deportistas se calaban hasta los huesos en su larguísimo paseo por el Sena. La primera mitad del espectáculo no terminó de funcionar, pero las actuaciones, el ceremonial y la emoción de la parte final alrededor de la torre Eiffel y Tullerías estuvieron a la altura de las ceremonias más emotivas y espectaculares.

la liturgia

Nuevos rituales e ideas para el futuro

París aprovechó el graderío de la apertura de Trocadero para reunir allí a miles de personas cada día para vivir la emoción de los Juegos en el centro de la ciudad, fuera de los estadios, con actuaciones, música, pantallas gigantes... Pero, sobre todo, fue un lugar para homenajear, al día siguiente de las competiciones, a los deportistas con sus medallas. Fue un invento nuevo, el Parque de los Campeones, y no resulta mala idea para convertirlo en tradición. Lo mismo sucedió con los tres golpes de bastón con los que se abría solemnemente cada sesión en cada estadio. Un momento para que arrancase el espectáculo una leyenda, un famoso vinculado al deporte, un voluntario... Otra idea para convertir en tradición. Porque así se consolidaron las tradiciones olímpicas, de ideas puntuales que se copiaron en los siguientes Juegos hasta formar parte de su liturgia.

la seguridad

Un escenario internacional complejo, alerta máxima antiterrorista y sin incidentes

El contexto internacional —con Ucrania y Gaza como principales dramas que desestabilizaban el panorama geopolítico mundial— añadía complejidad a unos Juegos que terminaron este domingo en una ciudad que llevaba meses en alerta máxima antiterrorista. En ese contexto, sacar la ceremonia de apertura a la calle añadía complejidad al mayor dispositivo de seguridad de la historia. Con 45.000 policías, gendarmes, militares y agentes de seguridad privados, reforzados por cuerpos de otros países, en la calle. Que no trascendiesen incidentes resulta un éxito indiscutible de las autoridades francesas, sin que además se cayese en el obsesivo control de Juegos como los de Pekín 2008.

CARENCIAS Y POLÉMICA

La villa y la política

No fueron perfectos los Juegos. En parte porque París 2024 nació con la vocación de no caer en derroches innecesarios ni lujos fuera de lugar. Un equilibrio difícil porque cada evento se compara con los anteriores. En la villa olímpica de Saint-Denis hubo problemas con una comida sin la variedad y la calidad necesarias y unas habitaciones sin aire acondicionado, con temperaturas por encima de los 30 grados. La ceremonia de apertura dejó además —al margen de la lluvia y el recorrido por el Sena— una polémica por su alto contenido político con un mensaje abiertamente de izquierdas que no generó un consenso.

la gran chapuza

Nadar en el Sena, una vergüenza

París priorizó la estampa de la competición en el Sena a la salud y tranquilidad para los deportistas. La inversión de 1.500 millones en su regeneración resulta por ahora fallida e insuficiente. Lo demostraron los niveles de contaminación. Se aplazaron entrenamientos y competiciones de triatlón y se llegó a decir que, si el agua seguía sucia, se eliminaría la natación y la prueba se reduciría a dos disciplinas, y no tres. Todo por celebrarlo en el Sena. Inaceptable.