La selección, sin ritmo ni pegada, comienza su defensa del título en la Liga de Naciones estrellándose ante el muro balcánico
05 sep 2024 . Actualizado a las 23:14 h.España sufrió un apagón en Belgrado (0-0) y comenzó la defensa de su corona en la Liga de Naciones dando un paso en falso. La selección de Luis de la Fuente, dominante pero sin pegada, se atascó ante la tupida tela de araña que tejió Serbia en el Pequeño Maracaná y comprobó que pese a su condición de campeona de Europa, no todo va a ser un camino de rosas.
Privada de tres figuras tan destacadas de su columna vertebral como son Unai Simón, Rodri y Morata, a España le faltaron ritmo e ideas para desarbolar al rocoso combinado balcánico y sumó el cuarto empate en las cinco visitas que ha efectuado a la capital de la antigua Yugoslavia. Allí solo logró ganar gracias a un gol de Rubén Cano en aquel volcánico partido disputado en 1977 que pasó a la posteridad por el botellazo a Juanito. Ya ha llovido desde entonces por más que nada sea lo que fue, ni en el fondo ni en las formas.
Lo que funciona no se toca, reza una máxima aplicable a muchos ámbitos de la vida y, por supuesto, también al fútbol. De ahí que, 53 días después de que España alzase la Eurocopa en el Olímpico de Berlín, Luis de la Fuente formase de inicio en Belgrado con un once en el que aparecían ocho de los integrantes de aquella alineación que dispuso en la final contra Inglaterra. No hizo más modificaciones que las tres obligadas por las bajas de Unai Simón, Rodri y Morata. Los agraciados fueron Raya y Zubimendi, escuderos de referencia de los dos primeros, así como Ayoze, relevo de Morata como punta de lanza y gran sorpresa dado que los análisis previos apuntaban a Oyarzabal como sustituto del ahora delantero del Milan.
Enfrente estaba una Serbia venida a menos. Las Águilas Blancas han perdido esas garras de las que, por otra parte, no hubo noticias en el Europeo disputado en tierras germanas. Sin Dusan Vlahovic, Sergej Milinkovic-Savic, Aleksandar Mitrovic ni Dusan Tadic en la convocatoria del cuestionado Dragan Stojkovic por motivos diversos y una palmaria desafección de la hinchada que dejó a medio gas las gradas del Pequeño Maracaná, las miradas estaban puestas en Pavlovic, Lukic, Samardzic o Jovic, encargados todos ellos de recuperar el callo competitivo que suele adornar a los combinados balcánicos pero del que Serbia lleva años careciendo.
No tiene Serbia una identidad definida. Todo lo contrario que esta refrescante España que viene de encandilar en la Eurocopa, pero que no pudo mostrar sus signos distintivos en el estadio del Estrella Roja. Cierto es que asumió pronto el mando la tropa de De la Fuente tras un inicio algo desangelado en el que Serbia disparó con balas de fogueo, pero su ejercicio de persistencia para horadar a un rival acorazado no vino acompañado de la necesaria clarividencia.
Pese a los esfuerzos de Lamine Yamal y Nico Williams por ensanchar el campo para desmontar el muro balcánico y unos cuantos golpeos lejanos sin demasiado fundamento, la selección solo llevó verdadero peligro antes del descanso a raíz de un taconazo de Dani Olmo a Ayoze que el nuevo jugador del Villarreal no pudo aprovechar para desnivelar el marcador a causa de la buena respuesta de Rajkovic. Tampoco logró hacerlo Jovic después de que Zivkovic le sirviese una oportunidad inmejorable que el ex del Real Madrid desperdició con un remate espantoso. Primera parte espesa por lo demás, propia de estos albores de temporada.
Zafarrancho infructuoso
Mejoró el panorama a vuelta de vestuarios dado que Serbia, pese a esa versión conservadora que caracteriza a los balcánicos, no rehuía el cuerpo a cuerpo. Dispuso Carvajal de una gran ocasión para adelantar a España en ese escenario tras una falta botada por Lamine Yamal con borceguí de seda, pero el remate en posición forzada del lateral de Leganés, capitán el día en que cumplía 50 partidos con la selección, salió desviado. Fluía más rápida la circulación de España, que aumentó las revoluciones y montó el zafarrancho sobre el área serbia aun a costa de exponerse a las contras locales.
Solicitó De la Fuente los servicios de Grimaldo, en busca de mayor profundidad por el carril izquierdo, y de Oyarzabal, con la intención de que el atacante eibarrés persiguiese las cosquillas de los centrales serbios, presos ya del cansancio y abandonando progresivamente su carácter marmóreo. Puso a prueba a Rajkovic el lateral del Bayer Leverkusen luciendo su fabuloso golpeo a balón parado, sin que Lamine Yamal lograse concretar el rechace del que fuera cancerbero del Mallorca, ahora en el fútbol saudí.
Serbia estaba cada vez más encerrada y parecía cuestión de tiempo que el fruto cayese de maduro. Pudieron lograrlo Lamine Yamal, frenado esta vez por Rajkovic, y después Fabián, al que se le apagaron las luces cuando lo tenía todo a favor para fusilar. Subió la apuesta el seleccionador español dando entrada a Pedri en pos de ese pase definitivo que faltaba y a Joselu y Ferran Torres con la esperanza de que luciesen su habitual pegada.
La tuvo el gallego, pertiguista consumado y valioso revulsivo por más que haya perdido foco con su marcha al fútbol catarí, pero todos los intentos resultaron infructuosos y De la Fuente se quedó sin alcanzar el récord de catorce triunfos consecutivos de Vicente del Bosque. El domingo, ante Suiza y en Ginebra, sus pupilos deberán elevar el nivel para desquitarse.