Ana Peleteiro regresa a Ribeira para preparar el ciclo olímpico de Los Ángeles 2028

Xosé Ramón Castro
X. R. Castro REDACCIÓN

DEPORTES

CESAR QUIAN

La campeona de Europa de triple salto se establecerá y entrenará en Galicia trece años después de mudarse a Madrid

16 sep 2024 . Actualizado a las 21:06 h.

Ana Peleteiro regresa a casa. La campeona de Europa de triple salto fijará su residencia en Ribeira y entrenará en el módulo de atletismo de su localidad después de poner punto y final a su relación con Iván Pedroso de modo amistoso y regando de elogios al técnico que la llevó a lo más alto. Por lo tanto, la plusmarquista española de la disciplina preparará el próximo ciclo olímpico en Galicia con la aspiración de luchar por todo en Los Ángeles dentro de cuatro años. Falta por conocer quién será su entrenador a partir de ahora, pero la opción de su marido, el también triplista Benjamin Compaoré, parece la baza más seria.

La vida deportiva de Ana Peleteiro, que en Tokio 2020 se convirtió en la primera medallista olímpica del atletismo gallego, está marcada por los giros. A la barbanzana nunca le tembló el pulso a la hora de tomar decisiones de calado. En su día, abandonó su casa siendo todavía muy joven para entrenar en Madrid con Juan Carlos Álvarez; más tarde, se mudó a Lisboa para ponerse a las órdenes del mítico Ganso y, cuando vio que la vía lusa no era el mejor camino, tomó la decisión de establecerse en Guadalajara para entrenar con el prestigioso exatleta cubano Iván Pedroso, que dirige un grupo de trabajo de élite mundial —con Yulimar Rojas y Jordan Díaz a la cabeza—. En La Alcarria estuvo ocho largos años.

Ahora, después de dos ciclos olímpicos (bronce en Tokio y sexto puesto en París), da una nueva vuelta de tuerca y regresa a su Ribeira para establecerse, en teoría, de un modo definitivo. En la localidad barbanzana está construyendo una casa, tiene a sus padres, dispone de un módulo de atletismo para entrenar y puede criar en el mejor ambiente a su hija, Lúa. Además, tener la pista cubierta de Ourense a menos de 100 kilómetros es otro potencial recurso para poder entrenar a buen nivel en caso de ser necesario.

Peleteiro, que antes de los Juegos de Tokio había meditado una ruptura que ahora se confirma, anunció su decisión en la noche del domingo. Lo hizo mediante un comunicado en su perfil de Instagram donde agradecía al técnico cubano todo lo vivido, y conquistado, a lo largo de los últimos ocho años. «Estos años han sido de los más increíbles y surrealistas de toda mi vida, pero hoy es un día en el que me encuentro muy emocionada porque cierro una etapa y me gustaría hacer un homenaje a la persona que más me ha acompañado en este camino», escribió la gallega sobre su ya exentrenador.

Entre otros hitos, de la mano de Iván Pedroso, conquistó un bronce olímpico en el verano del 2021 en Tokio. Además, se colgó al cuello dos bronces en los mundiales al aire libre, un oro y un bronce en el Europeo y un primer y un segundo puesto en dos citas continentales bajo techo.

Para Ana Peleteiro, volver a Ribeira significa regresar al punto de partida. Comenzó a entrenar con María José Martínez Patiño en las pistas de atletismo de la comarca y en el año 2013 decidió dar el salto a Madrid para entrenar en el Centro de Alto Rendimiento, como becada en la residencia Joaquín Blume. Once años después, con 28, prepara las maletas para instalarse en un lugar al que volvió siempre que pudo. Jamás perdió el contacto con su pueblo y con Galicia, un vínculo que reivindica con frecuencia tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales.

El nuevo entrenador

Falta por confirmar —lo tendrá que hacer más pronto que tarde la propia Ana— quién será su entrenador a partir de ahora. Todo indica que la responsabilidad recaerá en su esposo, Benjamín Compaoré, un reconocido triplista que acredita 17,48 metros como mejor marca y que ya ejerce como técnico. El padre de Lúa —la hija de ambos— ya estuvo al pie del cañón en las últimas competiciones al lado de Pedroso y ahora tiene todos los boletos para diseñar el plan de ataque hacia los próximos Juegos Olímpicos, comenzando por una pretemporada que está a la vuelta de la esquina cambiando el frío madrileño por el invierno gallego.