Augusto Lima, la picardía y el atrevimiento del Leyma

DEPORTES

CESAR QUIAN

Creció viendo vídeos de Jordan, tuvo que cambiar de mano porque su familia creía que los zurdos estaban malditos y se marchó de su país con solo 15 años

12 oct 2024 . Actualizado a las 19:45 h.

Nacido en un país donde impera el fútbol por la mítica Canarinha, Augusto Lima (Río de Janeiro, 1991), que hoy se enfrenta al Andorra con el Leyma (20.45 horas, Movistar Deportes), eligió el camino difícil. A los 12 años dio el estirón y optó por el baloncesto. Un deporte con el que su familia no tenía prácticamente ningún vínculo. Hijo único, los vídeos de Michael Jordan que veía en internet hicieron todavía más férreo su objetivo de ser profesional. Después de pasar brevemente por el Fluminense y el São Paulo, se marchó a Europa con apenas 15 años.

Un viaje hecho para seguir los pasos de Marcelinho Huertas. Y un salto que sus padres sabían que, tarde o temprano, llegaría. Porque Lima siempre ha sido un chico inquieto y sin miedo a los cambios. Un crío al que le obligaron a cambiar de mano porque, en su familia, había la creencia de que los zurdos estaban malditos. Pero las manías ya no van con él.

Ahora está centrado en su familia. Aunque tiene poco tiempo libre, aprovecha al máximo para estar con su mujer y sus tres hijos. «Ya no salgo. Ahora soy un mierdaseca. He cambiado bastante. Aproveché y, ahora, me toca otra cosa, como son la familia y mis hijos. Todo pasa y, cuando llega tu momento, tienes que estar relajado y cambiar la vida», reconoció el pasado febrero en una entrevista a Relevo.

Amante de los tatuajes

Adicto a la tinta, en su cuello se puede leer «Tudo passa» («Todo pasa», en castellano). Un tatuaje que refleja la montaña rusa de emociones que vivió tras romperse el cruzado y el menisco de su rodilla en el 2022. La lesión le pasó factura mentalmente y tuvo que recurrir a un psicólogo para aprender a gestionar ese momento.

Una vez que finalice su carrera, optará por ser agente o director deportivo. Mientras tanto, el pasatiempo que le distrae es invertir en bolsa. Un mundo completamente diferente, pero en el que usa su personalidad de siempre: la de ser atrevido y arriesgado. Porque Augusto pone ese toque de picardía y genera un ambiente especial en los equipos por los que pasa.

De amigos, a rivales

Lima tendrá hoy en frente a un excompañero de equipo —coincidieron en el Unicaja, en el UCAM y en la selección brasileña— pero, sobre todo, a un amigo. Es Rafa Luz. «Augusto fue una de las principales razones por las que decidí venirme a España cuando tenía 15 años. Me ayudó muchísimo a quedarme, y compartimos historias y muchos logros juntos», comentó el base del Andorra a La Voz.

Por su parte, el ahora jugador del Leyma, que promedia 7,5 rebotes por partido —es el máximo del equipo—, se deshizo en halagos a su compatriota: «Lo conocí de pequeño y solo me salen palabras buenas para hablar de él. Es una gran persona y, obviamente, un gran deportista. Físicamente es un animal, defiende a quien haya que defender. Los años y su experiencia se están notando. En cada partido se le ve dando indicaciones a sus compañeros, haciéndoles mejores. No mucha gente valora a este tipo de deportistas, pero yo sí». Sus caminos volverán a encontrarse esta noche y, seguro, recordarán sus momentos en Málaga, Murcia y, sobre todo, con su Brasil.