Un inicio de temporada desaborido en la caza gallega
DEPORTES
El tercer domingo de octubre, como es costumbre, se abrió la veda de la caza. En realidad se abrió la veda de la caza menor, ya que llevamos casi dos meses cazando jabalíes, pero los veteranos entendemos que la temporada se inicia el día de la apertura de la menor, con independencia del resto de actividades y aprovechamientos cinegéticos que se puedan desarrollar. Esta fecha tiene un significado muy especial para los cazadores, que esperan materializar todas las ilusiones, todos los preparativos, todos los anhelos de su afición por la caza. Cuántas horas y cuánta ilusión cuidando de los perros, preparando sembrados, desbroces, biotopos y suelta de ejemplares para repoblar.
La primera jornada, en general, fue en tono desigual dependiendo de las zonas y de la fortuna del cazador, pero siguiendo la tónica de los últimos años. El domingo, al no haberse recogido el maíz en algunas zonas, se dificultó la caza de la perdiz que, aunque tenían muy buenas expectativas de cría, han visto mermadas las expectativas de caza. Un comportamiento diferente fue el de la liebre, que en general ha aumentado en todo el territorio gallego y este año puede ofrecernos jornadas muy gratificantes. Respecto al conejo, también hay un comportamiento desigual por la mortandad en algunas zonas. También hay muchos cazadores preocupados por la modificación de la veda, prohibiendo la caza de la becacina. Y sobre todo, nosotros echamos en falta en las cuadrillas a jóvenes y mujeres, que siguen faltando en las actividades cinegéticas.