Splitter, con el hijo de Dusko Ivanovic y Carles Marco entre sus ayudantes, abandera un baloncesto de vértigo en el líder de la competición continental
09 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Quien hubiese apostado a principios de curso a que el Paris Basketball lideraría en solitario la Euroliga tras catorce jornadas, con un balance de once partidos ganados y solo tres perdidos, estaría ahora contando billetes. Porque el jovencísimo equipo francés no entraba en ningún pronóstico para codearse con los favoritos en su primera participación en la máxima competición europea. Tampoco es un proyecto que copie el modelo del PSG en fútbol, con un talonario infinito. Es un colectivo cooperativo que está sorprendiendo por la frescura y el atrevimiento de su baloncesto, de mucho ritmo, de consumir una gran cantidad de tiros en los primeros segundos de la posesión. A veces, incluso, desafiando la lógica. Pero ese estilo, ese estrés sin tregua, le está reportando una identidad y grandísimo resultados.
Es un proyecto que tiene mucho de laboratorio y de interés estratégico de la Euroliga por hacer de la capital francesa un punto de referencia. Eric Schwartz y David Khan, ambos ejecutivos con pasado en la NBA, son los arquitectos de una iniciativa que se puso en marcha en el año 2018. El equipo arrancó en la Pro B gala tras hacerse con los derechos del Hyeres-Toulon. Ascendió a la máxima categoría tres años después. La pasada campaña conquistó la Eurocup, con Tuomas Lisalo en el banquillo. Tras esa conquista el técnico finlandés hizo las maletas para incorporarse al cuadro técnico de los Memphis Grizzlies. Al propio tiempo, el título le ha abierto al club la puerta de su primera presencia en la Euroliga.
El elegido para relevar a Lisalo fue Thiago Splitter, uno de los mejores jugadores brasileños de la historia, con pasado en la época más brillante del Baskonia y con un largo recorrido después en la NBA. El pívot estuvo en Vitoria a las órdenes de Dusko Ivanovic, y ahora tiene en su staff al hijo del técnico balcánico, Stefan Ivanovic. Asimismo, jugó para el legendario Greg Popovich en San Antonio, y como técnico asistente pasó por los Nets y por los Rockets.
La de París es su primera experiencia como entrenador jefe. Y entre sus colaboradores figura también Carles Marco, que fue ayudante de Grimau en el Barcelona y de Dusko Ivanovic en el Estrella Roja de Belgrado.
Splitter pertenece a la escuela de quienes nunca hacen cuentas. Cada vez que le preguntan por los objetivos del Paris Basketball, su respuesta es la misma: «El próximo partido».
Un estilo innegociable
Esta semana el conjunto francés fue capaz de ganar en El Piro al Olimpiakós. Llegó a dominar por veinte puntos, vio como los griegos enjugaban esa diferencia en poco más de tres minutos, y el equipo fue capaz de sobreponerse para atar el triunfo. Tras la contienda, el técnico subrayó que el estilo es innegociable, aunque a veces le pueda costar parciales como el que casi le supone perder el partido en Grecia. Está convencido de que con un baloncesto más pausado y de más pases su plantilla no estaría cómoda.
En cualquier caso, atisba un riesgo, porque ya no son la gran incógnita, el debutante que está desafiando a los ilustres. «Cada vez nos conocen más», explicó el entrenador. Y cada vez los rivales irán buscando más claves para contrarrestar ese estilo del líder. Pero, de momento, que les quiten lo bailado. Ahora lo que queda por ver es hasta dónde llega este Paris Basketball que está asombrando, divirtiendo y divirtiéndose.
T. J. Shorts y el grupo de Bonn que ganó la BCL y la Eurocup
El Telekom Baskets Bonn se proclamó campeón de la Basketball Champions League en la campaña 22/23, tras imponerse en la final, en Málaga, al Hapoel de Jerusalén: 77-70. En aquel equipo militaban T. J. Shorts (autor de 29 puntos), Leon Kratzer (6), Tyson Ward (8), Collin Malcolm (6) y Sebastian Herrera (2).
En verano, los cinco recalaron en el Paris Basketball y se ciñeron otra corona continental, la de la Eurocup. Si consiguen también la Euroliga, marcarán un récord difícilmente repetible.
De los cinco, el jugador franquicia es el base T. J. Shorts, que está promediando 18,6 puntos y 7,9 asistencias. Es el que más anota, y sin apenas recurrir al tiro de tres, pese a que sus porcentajes son más que correctos. Su habilidad es otra. Es un jugador eléctrico, un mago botando el balón y encontrando siempre la mejor manera de atacar el aro. El pasado mes fue elegido como el jugador más valorado de noviembre y, tras recibir esa distinción, decía: «Me siento como en casa».
Él, y el también base Nadir Hifi (promedia 13,4 puntos), son los que marcan el paso, y siempre un dolor de muelas para las defensas rivales, por su capacidad para anotar y por el alto ritmo de juego que imprimen.
T. J. Shorts se está ganando los galones en la Euroliga, en un equipo sin nombres propios de primer nivel como Mike James, Tavares, Punter, Lessort, Mirotic, Kendrick Nunn... Al fin y al cabo, el Paris Basketball es un debutante en la Euroliga, y muchos de sus integrantes también se estrenan en esa competición. En sus filas figuran dos jugadores con pasado reciente en la ACB. Uno es el ala pívot francés Bandja Sy, que militó dos campañas en Andorra. El otro, el también ala pívot Daulton Hommes, que solo estuvo un curso en el Baskonia, pese a dejar un buen sabor de boca en Vitoria.