El feliz regreso de Rodrigo Parafita al rol de delantero: «Me quedaba la espinita, siempre creí que tenía condiciones»

DEPORTES

GONZALO BARRAL

El jugador del Silva, que era lateral, destaca como pichichi en el grupo 1 de Tercera Federación: «Soy lateral zurdo, lo fui toda mi vida, pero cuando las cosas no van bien tiendo a ir para arriba»

23 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Delantero centro, extremo, lateral izquierdo, central y, ahora, de nuevo delantero. Rodrigo Parafita (Cerceda, 1998) ha vuelto a los orígenes, a una posición en la que empezó a formarse pero de la que prácticamente nunca jugó de forma continuada. Hasta ahora.

Máximo goleador del grupo 1 de Tercera Federación con 13 tantos (uno más que Daniel Rosas del Gran Peña), Parafita comenzó la temporada en el Silva en su demarcación. «Soy lateral, lo fui toda mi vida. Sí que es cierto que, el año pasado en el Paiosaco, cuando las cosas no iban bien tenía tendencia a ir para arriba. Y este año también. Empezamos ganando muchos partidos y, después, estuvimos un par de meses perdiendo. No sé cómo hacía que, en esos encuentros, terminaba de delantero centro cuando íbamos perdiendo», cuenta. Su iniciativa dio sus frutos y marcó cinco goles en tres enfrentamientos. Fue entonces cuando se convirtió en un experimento.

«Jugábamos contra el Vilalbés y no intuía nada. Pero, cuando llegué al vestuario, vi que estaba de delantero centro. Fue gracioso y todos lo acogieron genial», expone. Ese día, a los ocho minutos, gol. Y, desde entonces, ya es delantero centro. «Por desgracia», añade. «No es que no me guste, pero creo que mi posición ideal es jugar de extremo. Es verdad que tengo la suerte, el talento, o como se quiera llamar, de estar siempre en el sitio en el que cae el balón para meterlo», explica.

Parafita recalca que este movimiento es natural para él. Por su carácter, tiende a ir hacia arriba cuando ve a su equipo en apuros. «Yendo 1-0, prefiero perder 4-0 que 1-0», recalca.

En este proceso, sus entrenadores Iván y Marcos están siendo fundamentales. «Me estoy adaptando. Iván está siendo como un profesor. Me están enseñando un montón. Cuantos más mecanismos me dan, mejor me estoy moviendo por esa zona. Intento hacerlo lo mejor que puedo», comenta.

Esa adaptación no fue tan sencilla. «Me sentía un poquito descolocado y con acciones diferentes. Estaba acostumbrado a ver todo de frente y, ahora, es de espaldas. Antes era yo el que daba los empujones al extremo o delantero, y ahora me los dan a mí. Y no estoy acostumbrado, no es algo que me guste», subraya.

«Ahora se habla mucho de mis goles, pero es algo que tanto yo como el entrenador lo estamos llevando con mucha naturalidad. Intento ayudar al equipo. Me gusta ver buenas caras entre mis compañeros todos los días, es lo que me hace feliz. Llegar y verles a todos contentos», dice. Algunos de ellos, de hecho, destacan que Parafita es muy polivalente sobre el césped. Él no termina de creérselo. «Me sacan ahora de estas dos posiciones.... En Estados Unidos era central; en mis anteriores etapas en el Silva, lateral; en el Paiosaco carrilero o extremo; y ahora delantero. Se puede decir que sí, aunque me faltaría un poco por el centro», expone entre carcajadas.

Orígenes en el Dépor

Rodrigo comenzó en el Cerceda como referencia en ataque y, cuenta que, tras su llegada a la cantera del Dépor, pasó a jugar de extremo, marcando dos o tres goles por partido. Sin embargo, su entrenador decidió retrasar su posición: «Me dijo que, si iba a ser futbolista, sería como lateral izquierdo». «Me había quedado la espinita, porque siempre creí que tenía las condiciones para jugar de extremo o más adelante. Con 26 años se me está dando la oportunidad», añade.

Y se ha metido en el papel al cien por cien: «Siempre escuché que la gente decía que el gol es por rachas, que no te puedes obsesionar... Ahora si fallo algún tiro u ocasión ya me entra la rabia».

Parafita, después de su etapa en la Franklin Pierce University, llegó a figurar dentro de la lista de 400 jugadores que optaron a ser drafteados por la MLS en el 2023. Sin embargo, la puerta de Estados Unidos está cerrada para él. «Estoy encantando en el Silva. Mi intención es seguir, pero sí que me gusta probar experiencias exóticas. El pensar en el futuro es una de mis premisas, porque del fútbol no voy a vivir, eso lo tengo claro. A lo mejor la única forma de irme es a través de una oportunidad laboral», finaliza.