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Esther, madre de una árbitra de 13 años, explica a La Voz el acoso que sufrió la menor mientras dirigía un encuentro en el coruñés campo de A Torre
19 feb 2025 . Actualizado a las 18:41 h.«Mi marido es entrenador, mi hijo lleva diez años jugando al fútbol y mi hija también juega. Llevamos muchos años en los campos. Creía que había visto de todo hasta que me encontré con esto. Fue un horror, un auténtico despropósito». Esther atiende a La Voz apenas unas horas después de haber denunciado en sus redes sociales lo que vivió con su hija, una árbitra de 13 años, el pasado sábado en los campos de A Torre, en A Coruña, durante un partido de prebenjamines, niños de entre 7 y 8 años, que enfrentó al Silva y al Victoria B.
«El que reventó el partido fue el delegado de equipo del Victoria. Invadió seis metros el campo y se quedó al lado de ella, con los brazos abiertos, gritándole», cuenta Esther. «Se dedicó a intimidarla, a comportarse como un monstruo, discutiendo con aspavientos cada decisión que tomaba. Pensé que iba a perder el control», cuenta Esther.
Según relata la madre, la situación empeoró con la actitud que tomaron cuatro de los integrantes del Silva. «Se comportaron como energúmenos. Acosaban a mi hija intentando confundirla con cada decisión que tomaba. La volvieron loca. No se atrevía ni a acercarse a la banda porque les tenía miedo. Yo lo único en lo que pensaba era en que no la tocasen. Porque, si lo llegan a hacer, yo salto al campo. Temí por su integridad, estuve a punto de llamar a la policía. Eran unos gañanes intentando amedrentar a una niña durante un partido de prebenjamines», sostiene. «La federación no puede permitir que este tipo de personajes esté en los campos. El fútbol base es formación. No solo se enseña lo que es un control orientado, también valores, entre ellos el respeto. Mi hija también se está formando, está aprendiendo», mantiene.
La menor, que lleva tres años jugando al fútbol y aprobó el curso de arbitraje el pasado noviembre, debutó en enero. «Son jovencitos y por eso les dan partidos de peques. De biberones y prebenjamines. Le había tocado arbitrar mucho en el campo del Unión Campestre y siempre fue maravilloso. Nunca una mala palabra de nadie. Ella sabía que en algún momento podía tener algún problema. Pero se esperaba a alguno que le gritara desde la grada, nunca una situación así. La federación no tiene personal para acompañarlos a todos. Pero, por mucho que lleven el brazalete de menor de edad, estos niños no pueden ir solos a los campos».
Reflejó el miedo en el acta
En el acta, la árbitra recogió la invasión del delegado del Victoria. «Entró en el terreno de juego dirigiéndose a mí en actitud desafiante en los siguientes términos. ‘Arbi, qué escándalo, qué vergüenza, no tienes ni puta idea', sintiéndome asustada e intimidada». Su madre cree que se bloqueó por miedo. «Debió expulsarlo ya en el campo, pero estaba muy nerviosa. Ya ni comimos en todo el día. Yo no conocía el protocolo que les permite detener el partido ante una situación de violencia verbal, ni que había un teléfono para llamar en esos casos. La niña debió activar ese protocolo y, de haberlo sabido, yo le hubiese obligado como madre a hacerlo», admite Esther, que subraya sus razones para haber hecho público el caso: «Mientras no lo denunciemos, por vergüenza o por lo que sea, estas cosas seguirán sucediendo con total impunidad».
El presidente del Victoria y un responsable del Silva contactaron con la familia para pedirle disculpas
El mensaje inicial de Esther, en el que denunciaba a través de Facebook lo ocurrido con su hija Raquel, se viralizó pronto tras publicarlo, entre otros, Uxío Caamaño, un excolegiado gallego que difunde habitualmente en sus redes sociales contenido arbitral bajo el seudónimo de Mr. Asubío. Su teléfono no dejó de sonar. Entre las llamadas que recibió, la del responsable del colegio coruñés de árbitros y la del presidente de la Federación Galega de Fútbol. También el máximo responsable de Victoria, su presidente, Juan Vázquez, contactó con Antonio, el padre de la niña, para disculparse por lo acontecido. «Nos dijo que estaban abochornados, reconocieron los hechos de la invasión del campo, nos pidió perdón y nos dijo que tendrían la pertinente reunión para tomar las medidas que fueran oportunas», dice Esther. A última hora del lunes también estuvieron conversando durante 45 minutos con un responsable del Silva.
Sin versión oficial
Contactados por La Voz, ambos clubes declinaron por ahora hacer cualquier tipo de valoración sobre los hechos denunciados por Esther, pendientes de sus propias investigaciones internas y de recoger el testimonio de las personas implicadas y de otros testigos. El Victoria B-Silva de prebenjamines, que concluyó 1-2, enmarcado en el primer grupo de la fase oro de la Segunda Futgal coruñesa se jugó en el mediodía del pasado sábado en el campo número 5 de A Torre.
Galicia empezó aplicar de forma pionera el protocolo contra la violencia verbal, que consta de tres fases (desde la advertencia a los delegados a la suspensión definitiva del partido), hace cinco años, una herramienta que ha sido providencial para la proliferación de árbitros jóvenes.