La madre de una árbitra de 13 años denuncia un «acoso en manada» a su hija en un partido de prebenjamines en A Coruña

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La joven árbitra posa de espaldas para La Voz para proteger su identidad
La joven árbitra posa de espaldas para La Voz para proteger su identidad Eduardo Pérez

«Se encontró con un entrenador y tres jóvenes que, actuando en manada, acosaban a mi hija; no se atrevía a acercarse a la banda porque les tenía miedo», denuncia

17 feb 2025 . Actualizado a las 21:30 h.

Fue en partido de prebenjamines, en A Coruña, que reunió a niños de seis y siete años vestidos con las camisetas del Silva y del Victoria B. Entre medias, una árbitra de 13 años, Raquel, que tuvo que soportar gritos desde el banquillo y desde la grada. 

La madre de la colegiada, Esther, denunció en sus redes sociales el infierno que vivió su hija: «Yo no me voy a callar porque es encubrir una acción y una actitud que muchas veces se oculta por vergüenza. Pero mientras no denunciemos estás cosas seguirán pasando y con total impunidad».

«Los entrenadores del Silva y del Victoria fueron los más correctos dentro de lo terriblemente agresivo y maleducado de la situación. El delegado del Victoria fue un auténtico monstruo que se dedicó a discutir de manera reiterada todas y cada una de las decisiones de una niña de 13 años que, al igual que los jugadores, está aprendiendo. Con mala educación. Intimidándola con sus aspavientos, sus expresiones y su actitud corporal. Un auténtico gañán, un energúmeno que debería tener una orden de alejamiento de los campos de fútbol. Con su ejemplo desde la banda lo único que hace es crear monstruos a su imagen y semejanza. De hecho, en un descanso, un jugador de no más de siete años se acercó a mi hija, la árbitro, exigiéndole explicaciones por su manera de pitar las faltas. Cuando este niño debería tener grabado a fuego que al árbitro no se le discute. Raquel, a pesar de su situación y nerviosismo, le perdonó e hizo oídos sordos», prosigue Esther en Facebook.

«Raquel cometió el error de no comprobar en la alineación quiénes eran los que estaban subidos como técnicos de ese partido por parte del Silva. Y se encontró con un entrenador y tres jóvenes que, actuando en manada, sí, en manada, acosaban a mi hija ante cualquier decisión arbitral. No se atrevía a acercarse a la banda porque les tenía miedo. Literalmente miedo, por sus expresiones y su actitud agresiva», añade.

«Y qué decir de la grada??? De las aficiones... Que los tenía a mi espalda y preferí no mirar. Pero no eran sus comentarios despectivos hacia una niña mucho mejores que los de los banquillos. No sé si os hacéis una idea. Creo que he sido muy clara. Raquel no hizo uso de todas las armas que el reglamento tiene habilitadas para estos casos, como activar el protocolo de violencia verbal, sacar tarjetas, expulsar a los tres sinvergüenzas que estaban en el banquillo del Silva... Sinvergüenzas me parece poco. Repito: manada acosando a una niña menor, con el brazalete que identificaba su edad, me parece denunciable», describe. «Si alguien los conoce, si alguien lee este post, agradecería se lo hiciesen llegar.  Aunque por la pinta esa actitud la tienen más que enquistada», añade.

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«Los niños árbitros son imprescindibles para los partidos y son el futuro del fútbol. Son valientes, muy valientes. Estudian y van a clase todo el año para sacar el titulo y seguir aprendiendo, son unos apasionados del fútbol y del deporte y son extraordinarios», defiende. «Y las niñas, si me apuras, más extraordinarias todavía», añade. «Debería haber en los campos de fútbol una autoridad. Ya sea policía o personal de la Federación que vele por el correcto desarrollo de los partidos desde el respeto y la educación. Porque en los partidos (de mayores) hay policía, pero energúmenos hay en todos los campos. ¿Por qué en unos si y en otros no?», reflexiona.

«A mi hija le digo que la quiero ver sonreír cuando saca una tarjeta roja igual que cuando se alegra porque un equipo que está arbitrando marca un gol y se revuelcan como cachorritos por el suelo. Te quiero feliz y te quiero valiente. Sigue Raquel, sigue. Mi obligación y la de papá es la de cuidarte y protegerte y ayudarte a cumplir tus sueños. Y ahí estaremos siempre», finaliza.