
El gallego, seleccionador de la absoluta femenina de hockey hierba, llevará las riendas del equipo nacional hasta Los Ángeles 2028
10 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El ourensano Carlos García Cuenca, nacido en Lugo pero criado en Ourense hasta los 18 años, acaba de regresar con las RedSticks, la selección nacional absoluta femenina de hockey hierba, de su gira por Australia y la India para disputar la primera fase de la Pro League. El seleccionador tomó las riendas del equipo nacional con poco tiempo el año pasado para conseguir la clasificación para los Juegos Olímpicos de París 2024, donde España terminó séptima. Ahora, con tiempo por delante —será seleccionador hasta el 2028— inicia un nuevo ciclo olímpico, con el objetivo de renovar y rejuvenecer a la selección, de situarla entre los seis mejores equipos del mundo y de que sea competitiva en Los Ángeles 2028.
—¿Qué balance hace de la primera competición tras los Juegos?
—En la primera ventana, en Australia, el objetivo era más evaluarnos, pues eran partidos ante equipos más fuertes y los resultados eran menos trascendentales. Estamos satisfechos con el rendimiento y el juego, aunque no con los resultados, pues solo sacamos un empate ante China, la subcampeona olímpica, más un punto por shoot out. Para la ventana de la India, el objetivo ya era más exigente y queríamos ser productivos en resultados y ganamos los cuatro partidos, sumando los doce puntos en juego.
—Hasta junio no será la segunda fase. ¿Cómo será el trabajo hasta entonces?
—Ahora las jugadoras han vuelto a sus clubes. Hay que conjugar el trabajo de club y de selección. Intentaremos hacer micro concentraciones, de tres días. Y habrá un trabajo de seguimiento, de análisis de todo lo que hemos hecho en estos partidos oficiales. Es un trabajo más de despacho y de vídeo.
—¿Qué retos se marca a corto y medio plazo?
—A corto plazo, tenemos que crear un nuevo equipo. El equipo se ha rejuvenecido de manera bastante relevante, algo habitual después de los ciclos olímpicos. Entran nuevas jugadoras que habían tenido sus primeras experiencias en el ciclo anterior, que ha sido de solo diez meses. Las jugadoras jóvenes pasan a ser protagonistas y estamos muy satisfechos por ahora con el trabajo que están haciendo y con su rendimiento. A medio plazo, tenemos que ir superando los torneos que se nos presenten. Este 2025 tenemos la Pro League, y el objetivo es mantener la categoría, que, aunque parezca poco relevante o ilusionante, es un objetivo muy real. Somos el último equipo que ha entrado en esta competición y todos los rivales son de ránking superior. Para asegurar la permanencia son entre 13 y 15 puntos. El último torneo será el europeo, a finales de agosto, y el objetivo será entrar en las semifinales.
—¿Es el hockey un deporte que usa mucho la tecnología y los datos que con ella obtienen?
—El hockey siempre ha estado a la vanguardia tecnológica. Es paradójico, porque es un deporte seudoprofesional y no es fácil combinar tecnología y deporte cuando se trata de una modalidad poco profesionalizada en la parte económica. Si se utiliza con coherencia, la tecnología es útil.
—¿A qué se debe ese desarrollo?
—Creo que es por el perfil de las personas, que son técnicos en este deporte. Mayoritariamente hay licenciados en Educación Física y por deformación profesional, en el buen sentido, se interesan por estos aspectos. Es casi imposible competir con otros deportes profesionales en esto, pero el hockey sí está a la vanguardia respecto a los juegos semiprofesionales.
—¿Es ese también su perfil formativo, hasta llegar a tener la máxima titulación mundial?
—Desde joven tuve una vocación inclinada al ámbito deportivo. Si hubiera practicado otro deporte, sería técnico también. Mi formación académica fue la licenciatura y cursos específicos de la federación, másteres... La formación es básica y hay que actualizarse constantemente.
—Trabajó muchos años en el RC Polo ¿Es muy diferente el trabajo de seleccionador al de un club?
—Sí, mucho. Como anécdota, en septiembre, la primera vez que volvía a mi casa a las siete de la tarde, sinceramente no sabía qué hacer, porque llevo más de 20 o 25 años trabajando en un club, donde normalmente los horarios son de tarde y te quedas hasta las once de la noche haciendo cosas. Fue un momento impactante. Te das cuenta de que el volumen de trabajo, los horarios y la responsabilidad son diferentes. Mi etapa en el club Polo ha sido una de las más felices desde el punto de vista profesional y estaré eternamente agradecido al Real Club Polo de Barcelona por todo lo que me ha dado. Una de las cosas por las que soy seleccionado es por haber pasado por un club como ese.
—¿Tiene alguna particularidad el hockey femenino?
—En Canarias empecé entrenando un equipo femenino y estuve también en la línea femenina de la federación española y como ayudante de la selección china. Aparte de la diferencia de caracteres que pueda haber, lo que es diferente es la gestión de grupos. Creo que ahora el hockey femenino está a la par que el masculino.
En corto
Carlos García Cuenca reside en Barcelona, pero con Galicia tiene un gran vínculo por las amistades que atesoró desde su juventud.
—¿Cómo fue el cambio de Galicia a Canarias?
—Pasé mi infancia y mi juventud, hasta los 18 años, en Ourense. Te separas de tu gente, aunque no fue duro porque nos fuimos toda la familia. En Canarias, en Las Palmas, estuve primero cuatro años y luego otra etapa de cuatro. Fue muy bonito. Mantengo vínculos con Galicia: tengo un círculo estrecho de amigos en A Coruña y Ourense, entre ellos Roberto Baratta, presidente de la federación gallega y vicepresidente de la española.
—Dos sitios con carnavales importantes. ¿Le gustan?
—De joven era más carnavalero, ahora no tanto. Son fiestas increíbles en ambos sitios. En Ourense es mítico.
—¿Qué importancia tuvo el entrenador Lázaro, del Pabellón Ourense, en su trayectoria?
—Fue una figura de entrenador básica para varias generaciones. Creo vínculos tremendos entre los chicos. Fue casi como un segundo padre y le dedico mis éxitos.
—¿Hay talento gallego para el hockey nacional? Por aquí despunta Carlota Álvarez.
—Carlota es muy joven y está en selecciones inferiores haciendo las cosas muy bien. No se deben acelerar los procesos. Hay que ir con paciencia. Llevo años fuera de Galicia, pero me consta que están trabajando con ilusión. Espero que los proyectos den pronto frutos, se vean más clubes en la División de Honor B y haya un hervidero de jugadores jóvenes.