
Hansi Flick acaba de elevar el grito al cielo por los horarios de la Liga. «¿Sabéis cuántos partidos hemos disputado en estas últimas semanas? No nos vamos a quejar, pero esto solo pasa aquí. Todas las ligas se preocupan por sus clubes; en España no», se ha lamentado. La queja del entrenador del Barça se une a aquella de Carlo Ancelotti, en la que este llegó a amenazar con la incomparecencia del Real Madrid en los partidos que disputase con menos de 72 horas de descanso. «Se prioriza lo que no es la parte más importante, que es la recuperación de los futbolistas. Se priorizan los derechos de televisión, el dinero», afirmó el italiano. Sus palabras han sido secundadas por un buen puñado de técnicos y hasta de aficionados, que ya bromean con los criterios con que se diseña cada jornada hasta el punto de que, señalan, parecen planeados por un mono borracho, al que es fácil imaginar tecleando una hoja de Excel con sus dedos gordechos y sin la más mínima idea de qué está haciendo.
Carletto parece más preocupado por esto que por sus contratos con el club blanco, mediante los que podría haber defraudado más de un millón de euros a Hacienda, que somos todos. Y más beligerante con la Liga que con sus propios jugadores, a los que lleva reclamando de manera velada desde el comienzo de la temporada que trabajen más, pero no hay manera. También Hansi prefiere poner el foco en este pimpampum antes que en las triquiñuelas de los dirigentes azulgranas para regatear las normas financieras de la Liga y disfrazarlas de ese manido España nos roba que tan bien funciona en Cataluña; o que se hable de cualquier otro tema antes de que de los retrasos de las obras del Camp Nou, que obligan a miles de sus socios a seguir sus partidos nada más que por la tele. El problema es que los papeles que uno y otro están interpretando parecen escritos por el mismísimo mono de los horarios.