Los goles de Borja Mella ya son historia

DEPORTES

Xaime Ramallal

Tras una memorable carrera en el San Ciprián, deja el fútbol a los 31 años «por falta de motivación»: «Hay que guiarse por lo que te hace feliz»

16 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El CD San Ciprián abrirá una nueva era en el 2025-26. Por primera vez en 14 años desde la reinscripción de su equipo sénior, los goles de Borja Mella Castro (San Cibrao, 1993) dejarán de ser el faro al que aferrarse en los momentos de tiniebla. Tras vivir ascensos y descensos, alegrías y algún llanto, y convencido del próspero recorrido que mantendrá en la Segunda Futgal la camiseta azulona que tantas veces ha sudado, uno de los delanteros más temidos y respetados del fútbol mariñano se retira «por falta de motivación».

«El principal motivo es que ya no me sentía motivado para ir a entrenar, me costaba ir a los partidos... Pasé muchos años jugando con mis amigos, con gente de mi generación con la que encajaba muy bien, y ahora a casi todos mis compañeros les saco ocho o diez años. Me sentía un poco el padre de todos. Además, son muchos años y ya me apetece tener algún fin de semana libre y probar otro tipo de deportes, ahora que aun estoy bien físicamente», desvela sobre una decisión muy meditada. «Seguí este año porque venía a entrenarnos Javi Ruiz, que ya había estado con nosotros, y porque hay un gran grupo, pero mi decisión estaba totalmente clara. En esta vida hay que guiarse por lo que te hace feliz, y el fútbol ya no me satisfacía lo suficiente», destaca.

23 dianas en unas dos últimas campañas donde sus esfuerzos fueron insuficientes para devolver al San Ciprián a la Primera Futgal avalan el buen estado de forma que aún mantenía Borja Mella, de 31 años, que vivió sus momentos finales como futbolista en una victoria por 4-1, con remontada incluida, ante el Casás en A Veiga: «Fue muy emotivo. Vinieron mis padres, algún amigo... Otros no pudieron. Y lo afronté con muchísimas ganas, quería acabar ganado y lo conseguimos. Fue un día de muchísimas emociones, me costó aguantar el tipo cuando me cambiaron y después me mantearon mis compañeros».

Autor de unos 200 goles desde que salió de juveniles, en su marcha le traicionó la puntería: «La verdad es que lo intenté de todas las maneras, pero no hubo forma. En cualquier caso, jugamos muy bien y fue un partido en el que disfruté al máximo».

«Después hice una publicación en Instagram y me sorprendió la cantidad de gente que me mandó un mensaje de cariño. Compañeros, excompañeros, rivales... Me emocionó mucho», añade.

En el radar de Ribadeo y Viveiro

Claro protagonista de un San Ciprián que entre el 2011 y el 2013 ascendió desde Tercera a Primera Autonómica para mantenerse un lustro y volvió a asaltar la principal división provincial en el 2022, la talla, velocidad, calidad e instinto del delantero zurdo no pasaron desapercibidos para los clubes más representativos de la comarca, aunque sus experiencias en el Ribadeo y el Viveiro fueron efímeras. En el Pepe Barrera debutó y marcó en Tercera División, pero tras medio curso sin apenas oportunidades regresó a casa, mientras que en Cantarrana ni siquiera llegó a competir por incompatibilidad laboral.

«Desde la humildad, creo que podría haber dado más, que podría haber tenido suerte en una categoría más alta, pero no se dio. La cabeza es una parte muy importante y, si no estás convencido al 100 %, no llega para destacar en el fútbol. Ahora ya no estoy a turnos, tengo un trabajo que me permite entrenar siempre, al que voy de 7.30 a 15, pero jugar ya no me motiva. La vida es así», reflexiona Borja Mella.

«Queda un grupo de chavales maravilloso, el ‘Sanci’ ahora depende de ellos»

Con una plantilla jovencísima y equipos federados de prebenjamines, benjamines y alevines, el ya excapitán se muestra convencido del buen futuro que espera al San Ciprián. «Queda un grupo de chavales maravilloso, el ‘Sanci’ ahora depende de ellos, de su compromiso y ganas. Estoy seguro de que pueden seguir muchos años dando guerra», defendió Mella sobre un equipo que terminó séptimo en el grupo del norte de Lugo de Segunda Futgal y hace solo un año alcanzó la final por el ascenso.

Tras más de 300 partidos disputados, ahora le tocará sumar a la causa del club desde la grada de A Veiga.

Borja Mella lucha por un balón en un partido contra el San Marcos en la fase de ascenso a Liga Gallega juvenil en el 2011.
Borja Mella lucha por un balón en un partido contra el San Marcos en la fase de ascenso a Liga Gallega juvenil en el 2011. XAIME RAMALLAL

«En juveniles fue cuando más disfruté y destaqué»

A Borja le cuesta quedarse con solo una entre la infinidad de veces que perforó la portería de sus oponentes, pero es claro al señalar «los ascensos» como los momentos más dulces. «Me sigo quedando con mi segundo año de juveniles, en el que ganamos la Liga y la Copa y ascendimos a Liga Gallega. Sin duda fue en el que más disfruté jugando y destaqué. Debí marcar 35 o 36 goles esa temporada», detalla un ariete que mantuvo una gran regularidad en la definición que agradecieron sus compañeros y lamentaron los rivales.

«Aun era juvenil, pero en el año del ascenso a Segunda Regional ya ayudé bastante al primer equipo y luego anduve en los 20 goles, más o menos, todos los años hasta que me fui al Ribadeo», explica. A su regreso en el 2016, 38 tantos en dos cursos precipitaron un acuerdo con el Viveiro, entonces entrenado por Chusky en Preferente, que no llegó a consumarse por razones de trabajo.

Escrito su último capítulo en el fútbol, Mella destaca también los muchos amigos que le regaló la pelota: «Hice amigos en todos lados, también en los equipos rivales. Hay gente como Javi y Jaime, que me entrenaron aquí, aunque hayan estado en el Burela que es nuestro eterno rival, con los que tengo una relación muy especial. También con Chusky, aunque sea algo menos fiestero (bromea), Villy o Chiki, que aún ahora me sigue cortando el pelo».

Entre los compañeros con los que tanto tiempo batalló en A Veiga también le cuesta decantarse: «Entre la gente que está aun ahora en el equipo, me quedaría con Madariaga porque tiene una forma de ver el fútbol muy parecida a la mía. Es un sufridor. Y de la gente que se fue marchando, destacaría a Aitor por cómo se divertía jugando y nos lo transmitía a los demás».

Ahora le toca disfrutar en otros campos. Los goles de Borja Mella ya son historia.