
Futbolistas gallegos y con pasado en sus clubes desgranan su experiencia en los países sede del Mundial 2026, Estados Unidos, México y Canadá
16 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Con este Mundial de Clubes como prueba piloto, Estados Unidos ha arrancado ya la cuenta atrás para celebrar por segunda vez la mayor cita del balompié, el Mundial de selecciones que acogerá en colaboración con México y Canadá a partir del 11 de junio del 2026. Un deporte adulado entre los mexicanos y que ya es el que más se practica entre los canadienses, pero que aún no ha acabado de cuajar en el que será el anfitrión principal, con once sedes y la celebración de la final en Nueva York.
«Aquí no se habla nada del Mundial, solo los que jugamos al fútbol estamos pendientes de eso, pensaba que con la llegada de Messi cambiaría», explica Hugo Lemos (A Coruña, 2004) sobre las expectativas que genera el mayor evento deportivo. «Estuve allí dos años y acabo de enterarme por tu llamada de que serán anfitriones», dice Rodrigo Parafita (Cerceda, 1998), que fue campeón dos temporadas seguidas de la NCAA (2022 y 2023), el campeonato estatal universitario en el que ahora compite Lemos, portero de la Universidad Nevada Las Vegas (UNLV).
Su visión sobre la implicación de la sociedad estadounidense con el fútbol coincide: ha crecido de puertas para adentro, tanto en el nivel promedio como con infraestructuras de élite incluso en las divisiones inferiores, y todo cuidado para que el jugador alcance su máximo rendimiento. No obstante, sigue sin calar en la gente, que a nivel general sigue optando por otras disciplinas: fútbol americano, béisbol, baloncesto y hockey son las preferidas, pero también tenis, sóftbol, deportes de contacto, lacrosse y gimnasia. «Los grandes estadios se llenan, pero la mayoría van al fútbol como nosotros desde España vemos la Superbowl, por el espectáculo, pero sin tener ni idea», indica Parafita. «Salvo grandes partidos de Champions, es raro verlo puesto en las televisiones de los bares», confirman ambos.
Una mirada, en cambio, que choca con la que percibe Carles Gil, estrella en la MLS jugando para el New England. «Llevo aquí siete años y puedo decir que todo lo que rodea al fútbol ha crecido muchísimo, sí que veo esa expectación», señala el exdeportivista, aunque confiesa que se rodea, sobre todo, de gente del sector. No tiene dudas de que los jugadores locales darán el nivel, pues además de su talento y su preparación profesionalizada desde críos, «son aviones en lo físico».
Admiten Lemos y Parafita que el nivel les sorprendió para bien y creen que a las selecciones que participen «no les faltará de nada, porque viven por y para que el deporte sea lo más profesionalizado posible». «Lo que pasa es que esa pasión que sí tenemos nosotros no se la ves en el día a día, ni ves a gente jugándolo en la calle».
«En Miami sí hay bastante expectación»
Miami es, en cambio, el reducto futbolero del país de las barras y estrellas. Allí desembarcó Beckham hace unos años para que luego lo hiciese Messi. Y con él todo ha empezado a cambiar. «Aquí se van a jugar siete partidos y sí hay bastante expectación, sobre todo entre la población latina», recalca Sito Seoane (Miami, 1989), exfutbolista en Estados Unidos y Canadá, y que actualmente trabaja en Florida con Estrella Galicia. «En Canadá hay una cultura más futbolera, incluso le llaman fútbol con orgullo para diferenciarse, pero en cuanto a ambiente en los estadios puede que Estados Unidos esté a la par», añade el exjugador del Ottawa y Austin.
Viajes y temperatura
Será el primer Mundial en tres países, aunque entre México y Canadá solo sumen cinco de las dieciséis sedes. Eso y las dimensiones de Estados Unidos obligarán a largos desplazamientos y cambios bruscos de entorno. «Siempre es un factor a tener en cuenta, pero hoy en día los equipos están altamente preparados para contrarrestar la fatiga y recuperarse bien», explica Sito. «Hay algunos desplazamientos que sí condicionan, lo peor es viajar del oeste al este, porque ahí puedes llegar a perder tres horas y cuesta volver a controlar tus tiempos», señala Carles Gil.
Sí coinciden los cuatro en hablar de una temperatura agradable para jugar en junio y julio, «es un calor similar al que puede haber en Galicia, no el de Sevilla», aunque por estas fechas suele haber riesgo de tornados en algunas zonas. Que «va a ser un éxito muy grande», lo tienen claro Parafita, Lemos, Seoane y Gil, aunque los dos primeros tienen más dudas de que vaya a suponer algo realmente significante en la sociedad estadounidense.