
Las jugadoras de Montse Tomé demostraron ante Suiza tener armas para superar también partidos atascados, incluso con el fallo de dos penaltis durante el encuentro.
19 jul 2025 . Actualizado a las 20:21 h.España no goleó a Suiza, no marcó cinco como contra Portugal, ni seis como frente a Bélgica, pero ganó un partido muy necesario. Y es que las pupilas de Montse Tomé se encontraron con un escenario complicado en el que el rival se supo defender, en el que no encontraron su mejor versión y en el que, pese a todo, lograron el pase a semifinales. Fue un partido diferente en el que supieron sobreponerse a los contratiempos y demostrar los mil recursos que poseen. España ya está a dos partidos de la gloria y tiene armamento para medirse a cualquiera.
«Estoy muy contenta. Aunque no lo parezca, era muy difícil ganar aquí, con este ambiente, ante un rival como Suiza que se defendió muy bien. En la segunda parte ajustamos algunas cosas y le pedí a Alexia que tuviera más control», aseguró Montse Tomé a la conclusión del encuentro. La técnica ovetense se mostró satisfecha tras un partido en el que no las tuvo todas consigo y en el que tuvo que presenciar desde la banda cómo se acumulaban los contratiempos y cómo aparecía una frustración que hasta ahora no se había mostrado en el torneo.
Una España polifacética y a prueba de todo
España fue superior, pero se topó con una guardameta suiza que estuvo soberbia, con un penalti errado por Mariona Caldentey nada más empezar y hasta con tres disparos a la madera. Todo parecía en contra, pero fue ahí cuando aparecieron los recursos de un equipo campeón.
El primer recurso que mostró España fue el de Alexia Putellas como pivote. Suiza ajustó la marca sobre Patri Guijarro para obstaculizar la construcción y fue la dos veces Balón de Oro quien se encargó de dar un paso atrás y hacer esa labor para que el equipo no se resintiera.
El plan salió bien y la prueba son los 23 remates, o el 72 % de posesión con el que España acabó el partido, pero faltó la fortuna de días anteriores. Quizá no fuera el día de Mariona Caldentey, más desacertada de lo habitual, ni tampoco el de Esther González, todavía con molestias físicas, pero alguien siempre sale al rescate. Es lo que tiene contar con una nómina de futbolistas habituada a ganar torneos importantes, balones de oro y, en definitiva, a competir en este tipo de encuentros.
El siguiente recurso fue alejar de la construcción a Aitana Bonmatí y situarla más cerca del área, el lugar donde pasan las cosas y su inagotable calidad podía desequilibrar la balanza. España encontró ahí a la estrella del Barcelona, con tiempo para girarse, y a Suiza se le cayó definitivamente el sombrajo.
Fondo de armario para competir hasta el final
El último recurso fueron los cambios. La selección ya no es un equipo de once buenas futbolistas, sino que ahora hay armamento de sobra para dar frescura al juego y cambiar el partido desde el banquillo. Aparecieron Leila y Athenea del Castillo cuando el rival más cansado estaba y el cambio de ritmo fue definitivo. Entre Aitana y Athenea derribaron el muro y, después, Claudia Pina acabó con la resistencia. Fue una muestra más de que España tiene todo lo necesario para ser campeona de Europa y que también sabe sufrir y adaptarse a guiones que no estaban en el libreto.
Los penaltis es el principal lunar de España en el partido contra Suiza ya que es un factor que, en muchos casos, se vuelve fundamental para conseguir un título. Mariona Caldentey mandó fuera una pena máxima nada más empezar y Alexia Putellas otro en el tramo final.