El UAE acerca a Ayuso y Almeida a Vingegaard en La Vuelta

Iván Benito COLPISA

DEPORTES

Javier Lizón | EFE

Gana la crono por equipos en Figueras y acecha al danés, de nuevo líder antes del final en alto de Andorra, que espera con lluvia y frío

27 ago 2025 . Actualizado a las 20:37 h.

La Vuelta puede presumir por encima del Tour y del Giro de las contrarrelojes por equipos. La incluyó desde su cuarta edición, en 1942, y apuesta por ella como nadie. En Figueras, cuyo centro lleva meses de obras para peatonalizar calles, el envite tenía una misión doble. Por un lado, saldar una deuda con las tierras más orientales de la Península Ibérica, en la que entró ayer la carrera vía Francia tras la salida en Turín. Girona era la única capital de provincia que no había acogido una meta. Tampoco había apenas visitado el Alto del Ampurdán. Objetivo cumplido. El otro era dar alguna pista de cara a la clasificación general, pero todo quedó muy igualado, incluso más, y tiene a Vingegaard como favorito y líder. Aunque era más feliz de salida, cuando no lo era.

El danés recupera el primer puesto de la carrera pero el Visma fue batido por el UAE. «Siendo sincero, quizá fuimos un poco más lentos que los demás en la primera mitad. Quizás podríamos haber ido más rápido; tenemos que analizarlo», lamentó. En su camino se cruza de nuevo su piedra en el zapato, el conjunto emiratí. Ayuso y Almeida, enrarecido el ambiente por su bronca del año pasado subiendo el Galibier, se compenetraron bien para detener el reloj ocho segundos antes. Un golpe de moral.

«Por el ambiente del equipo, ha sido lo mejor para darnos confianza», reconoce Almeida. «Todo el mundo tiene su mérito», devuelve Ayuso. Se quedan, ambos, a otros ocho segundos. También Marc Soler, otra baza estratégica. Al acecho antes de la primera etapa de montaña. Andorra espera hoy con lluvia y frío. «La carrera empieza y habrá que ver mi nivel», dictamina el español, incapaz de ocultar su sonrisa pese a insistir que está falto de forma.

La contrarreloj por equipos es una disciplina que ensalza el valor colectivo del ciclismo. Cada bloque rueda como una familia de patos. Los pequeños siguen a la madre, que les impulsa con las olas. Esa energía extra en deporte se llama rebufo. En poco más de 25 minutos de esfuerzo , 24 kilómetros llanos, pueden lograrse diferencias similares a las de las etapas de cinco horas. También que las fuerzas y el trabajo sean muy parecidas y todo quede prácticamente en tablas, como así fue. El UAE fue el más rápido gracias a un gran final y aventajó en ocho segundos al Visma, que venía a remolque.

El resto, muy cerca. El Lidl-Trek de Ciccone se dejó 9 segundos. 12 el RedBull-Bora. 16 el Ineos de Bernal. 17 el Decathlon de Gall y el Movistar, que confirma sus progresos pese a no tener un líder. 24 el Groupama-FDJ de Gaudu, que devuelve el maillot rojo. Los demás ya cedieron más de medio minuto, como el Bahrein de Tiberi, los reseñables 44 segundos del Jayco de Ben O'Connor y los 48 del Soudal de Landa, que empieza a despedirse de los primeros puestos para acercarse a su objetivo: ganar un etapa.

Amenazaba con ser una jornada de contrastes con la lluvia matinal, que regó el circuito y las vueltas de reconocimiento. Un trazado resbaladizo hasta las dos de la tarde, que atragantó la comida a los directores por no poder preparar la crono a gusto; seco por el bochorno por la tarde para que los equipos realizaran su obra. Como las de Salvador Dalí, el vecino más famoso de la localidad, genio del surrealismo, una máquina de pensar, soñar y ejecutar. La contrarreloj por equipos tampoco deja nada al azar. Es lo más cercano a la perfección. Una prueba para los riñones, una demostración de fuerza, tecnología, compenetración, y una exposición de cascos aeroespaciales. Cada vez más anchos, más aerodinámicos, menos convencionales. Casi a juego con los huevos que presiden la torre Galatea del teatro-museo del genio, desde donde se dio la salida.

Obsesos de la aerodinámica

Por si fuera poco, David Gaudu sale con gafas por debajo de la visera. Victor Campenaerts, compañero de Vingegaard, es un obseso de la aerodinámica desde hace años. En 2019 se fue hasta Aguascalientes (México) para batir el récord de la hora. Lleva un casco distinto a los demás. Se afeita el vello de la nariz, aunque ahora lleva bigote, más recortado que el de Dalí. Aunque no hubiera grandes diferencias en la crono, la victoria no se decidió por los pelos.

Hubo otros factores. El Visma, segundo, contaba con un corredor menos tras el abandono de Zingle. El Lidl-Trek, tercero, no pudo contar con el último relevo de Carlos Verona, que se fue recto en una de las curvas con miga del trazado. El RedBull-Bora, cuarto, se descentró un momento en el que su corredor Matteo Sobrero debía ser la mamá pato, pero iba tan centrado en la rueda delantera de su compañero que se tropezó con ella y quedó tumbado en el suelo. El Ineos, quinto, marcó el mejor tiempo en el primer punto intermedio, pero se quedó muy pronto con solo cuatro ciclistas, los que marcan el tiempo para todos.

Peor le fue al Israel, frenado por una protesta propalestina cuando iban a casi 60 kilómetros por hora. «Vamos a presentar una denuncia, no podemos permitir lo que ha sucedido. Cuando se reivindica con violencia, deja de ser una causa justa», denunció el director general de La Vuelta, Javier Guillén.