Yago Iglesias rescata con su pizarra a un Lugo zarandeado hasta el descanso por el Tenerife (2-2)

El Ángel Carro continúa siendo un fortín inexpugnable. Estuvo a punto de arrebatarle tal condición el Club Deportivo Tenerife en un partidazo que reflejaba un 0-2 al descanso, pero el imparable líder se fue a casa con solo un punto e impresionado por la transformación del Club Deportivo Lugo tras el paso por los vestuarios.

Cuando los equipos aún tomaban posiciones en el campo y empezaban a descubrir sus cartas, el Tenerife ya dio el primer aviso. Indolente Álex Carbonell cerca del área para dar salida al cuero, se lo robó Enric Gallego, que vio llegar a Nacho Gil y el disparo de este rozó el poste y provocó el primer momento de pánico en el Ángel Carro. El plan era el mismo en los dos bandos: tener el control del balón y ejercer una presión en bloque alto cuando la posesión era del contrario, lo que propició una lucha encarnizada en la medular en los primeros compases del encuentro. Conforme corría el reloj crecían los visitantes y asomaban las dudas en los anfitriones. En un saque de esquina llegó el 0-1, materializado por Fabricio con un cabezazo en el corazón del área. Fue la acción que convirtió definitivamente al Tenerife en el amor y señor del partido, ante la impotencia de un Lugo impreciso en la primera línea, sin espacios en la parcela ancha y que fue incapaz de rematar entre los tres palos en los primeros 45 minutos.

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LA VOZ

Antes de la media hora se anuló un gol a Nacho Gil por fuera de juego, y poco después perdonó Enric Gallego el 0-2 tras otro error grosero de la zaga albivermella, en este caso de Pablo Trigueros. Álvaro Cervera recurrió al FVS creyendo que pudiera haber penalti sobre su futbolista, pero el colegiado dejó la acción sin castigo después de revisarla en el monitor.

Insistía el Tenerife con Nacho Gil por el carril zurdo y la movilidad de Gallego y De Miguel en la punta de lanza, pero sería de nuevo Fabricio el autor del 0-2. Le cayó el rechace de Marc Martínez y marcó a placer para dar aún más lustre a la indiscutible superioridad de su equipo.No encontraba respuesta el Lugo al fútbol vertical y solvente de los pupilos de Álvaro Cervera, que pudieron dictar sentencia en el tiempo añadido en un remate de Enric Gallego que rechazó Marc Martínez.

Pacto de caballeros

Miguel García

El partido pedía cambios en el bando local y Yago Iglesias no esperó más. Pablo Trigueros y Jorge González se quedaron en la caseta en el descanso para dejar su sitio a Nathaniel y Santi Samanes, y poco después confió también en Txus Alba y Nico Reniero para impulsar la reacción. El reordenamiento surtió efecto y transformó al equipo, que a partir de entonces demostró por qué permanece invicto en su estadio. Alba sacó un pase magistral para Unzueta y el remate del pichichi rojiblanco lo sacó bajo palos David Rodríguez. Era la ocasión más clara en todo el partido de un Lugo que para entonces ya se había hecho con el control del choque y trasladado la desconfianza al bando visitante. El 1-2 llegó poco después. La puso Carbonell desde el vértice derecho del área y Santi Samanes clavó el balón en la escuadra, con la zurda, sin dejarlo caer. Un golazo que acentuó la fe local en la remontada y las dudas de un Tenerife que ahora corría detrás del esférico y montaba contragolpes de forma esporádica. Después del intento de Álvaro Cervera de voltear el escenario con un triple cambio, su equipo sufrió otro duro guantazo. César Álvarez frenó el balón con el brazo cuando Txus Alba, de espaldas al marco, trataba de asistir a algún compañero con un taconazo, y Unzueta ejecutó la pena máxima con clase. Restaba todavía un buen trecho de partido, que discurrió con escaso orden y concierto y con sustos en las dos áreas.

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