
El Manchester United vuelve a cruzarse en el camino del Barça. Por octava vez miden sus fuerzas en Europa, si bien dos de estas eliminatorias se registraron en la desaparecida Recopa, con una final en Róterdam para las vitrinas del cuadro inglés (1991). En total, once partidos entre estas dos potencias futbolísticas, con un balance de cuatro victorias para los blaugranas, cuatro empates y tres triunfos para los de Ferguson.
En la Liga de Campeones coincidieron dos veces en la fase de grupos (tres empates y un triunfo blaugrana). En otra ocasión se partieron la cara en semifinales. En la ida, en el 0-0 del Camp Nou, CR7 falló un penalti. Y desde el punto fatídico levantaron unas semanas después los ingleses el trofeo en la final disputada ante el Chelsea.
Sin embargo, y no precisamente por ser un pasado más reciente, lo que más recuerda la afición es el doble duelo que llevaron a cabo en Roma (2009) y Wembley (2011), dos de las noches de mayor gloria del barcelonismo. Con Guardiola en la banda y con Messi sobre el tapete, el Barça sumó dos Champions para su museo.
El astro argentino es la gran esperanza culé. No solo para dejar en la cuneta al Manchester, sino para recuperar el prestigio en Europa que ensombreció a base de títulos en las últimas ediciones el Real Madrid. Llegó la hora de la verdad para los azulgranas, después de un descafeinado duelo de octavos de final. El Manchester no está en su mejor momento, pero un enfrentamiento ante los red devils ya son palabras mayores.
El Barça tiene varias cartas a su favor. La Liga ya está en el bolsillo y Valverde podrá realizar las rotaciones que sean necesarias. Es claro favorito y la vuelta será en el Camp Nou. El Manchester, sin embargo, se está jugando su participación en la próxima Liga de Campeones.
El despido de Mourinho y la llegada de Solskjaer resucitó al Manchester. El noruego, que recuperó a Pogba, desahuciado por Mourinho, fue más valiente de lo que es ahora. Desde que juega con más temores, los resultados no son tan favorables, aunque con suplentes eliminó al PSG de Mbappé en el Parque de los Príncipes.
Old Trafford ya no intimida como antaño, pero todavía hay miedo en el barcelonismo cuando se recuerdan las últimas noches de París, Turín y Roma.