
El número de licencias de obra cayó el año pasado por debajo del millar
21 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El panorama en el mercado de vivienda es muy poco alentador. Una demanda altísima y una oferta escasa que conlleva una escalada de precios insoportables para la gran mayoría de bolsillos. Emanciparse resulta prácticamente misión imposible para los jóvenes, que ni sueñan con ser propietarios y tratan de capear el temporal con alquileres lo menos prohibitivos posibles. El sector de la construcción vive un momento de estancamiento, sin acabar de arrancar desde la crisis del 2008.
El informe publicado el mes pasado por el Instituto Galego de Estatística (IGE) arroja cierta luz sobre la situación de este ámbito. Una evolución negativa del parque inmobiliario medido en las licencias expedidas para hacer viviendas. En la provincia de Pontevedra la cifra es demoledora: solo 940 en el 2024.
Si comparamos con otros momentos en este siglo el dato toma especial magnitud. En el año 2000 otorgaron en la provincia 2.465 permisos para construir residencias, suponía el 33 % del total autonómico en un tiempo de eclosión inmobiliaria. A un paso de las 3.000 licencias de obra al año, la pujanza, como es bien sabido, se agotó de forma abrupta y con consecuencias desastrosas.
El bum inmobiliario redujo dramáticamente la construcción de vivienda. En el 2009, año inmediato al estallido de la burbuja, los permisos bajaron hasta los 1.278. Eso sí, en aquel momento suponían mayor pedazo de la tarta, el 36,4 %. Una cifra que en estos 16 años no se ha vuelto a repetir, de hecho, ni siquiera cerca.
Los datos por municipio tienen la trampa de que suman licencias para construcciones más allá de viviendas, lo que amplia la cuantía. Sin tener en cuenta esa desagregación, llama la atención el escaso despliegue en concellos como Pontevedra, que registró 37 en el 2024.
En la cima está Vigo, como cabría esperar, con 218 permisos. Después está Sanxenxo con 68 y Cangas con 65. No demasiado lejos aparecen municipios como Vilagarcía (60), Lalín (49), Nigrán (48) o A Estrada (37), las mismas que la capital provincial.
«Falta mano de obra y el problema es que creen que el sector es como hace 40 años»
El presidente del Colegio Oficial de Arquitectos Técnicos de Pontevedra (Coatpo), Manuel Rañó, dio algunas claves sobre la situación del sector de la construcción en la provincia. Con problemáticas comunes al resto del territorio, señaló principalmente la falta de mano de obra y el alza en los precios, factores que generan un embudo imposible de alimentar la amplia demanda de vivienda.
«En este momento no falta el trabajo, sino mano de obra, trabajadores a todos los niveles. Es un problema que viene de lejos y se agravó con la crisis. Mucha gente dejó de trabajar por diferentes motivos, otros se jubilaron, y no entra gente nueva», explica Rañó.
Este factor provoca algo que ha sufrido cualquiera con la necesidad, ya no de construir, sino reformar una vivienda. «Una vez que tengas apalabrado con un contratista, la fecha de la obra puede ser de un año o año y medio, depende de la cantidad de trabajo que pueda asumir. Al no haber trabajadores, aunque quieras contratar para tener más capacidad, no puedes», sostiene.
Una de las soluciones que plantea es una mayor implicación de las administraciones en hacer más «apetecible» trabajar en la construcción. «La gente no quiere meterse en este sector porque tienen una visión del mismo de hace 40 años. Hoy en día un empleado de la construcción tiene sus ocho horas y vacaciones reguladas. Incluso ahora, en Semana Santa, no se trabaja por convenio», asegura.
«Si lo comparas, por ejemplo, con la hostelería, está mucho mejor porque trabajan más horas y cobran menos», añade Manuel Rañó insistiendo en la mejora de las condiciones laborales.
Alza de los precios
La inflación afectó, especialmente tras el estallido de la guerra en Ucrania, al coste de los materiales para construir. «Tienes que afrontar las obras con un poco de previsión o con un precio muy cerrado, y que te lo mantenga», advierte.
En cualquier caso, considera que el panorama se ha estancado, sin subir los precios, pero tampoco bajando. «Ahora está todo más tranquilo. Si que suben algunas cosas, pero no es lo que pasó hace un año y medio. Las causas de la inflación desaparecieron, pero el coste no bajó», afirma.
Vivienda social
«Si hacemos caso a los números de la Xunta, en 4 años habrá cuatro mil viviendas. A eso habrá que sumar lo que puedan hacer promotores, tanto privada pura como con algún tipo de protección», comenta Rañó. Sin embargo, advierte de que serán para alquiler y en precios que «en la mayoría de los casos, no van a poder pagar».
Asimismo, considera un avance insuficiente dado el crecimiento de la población por la emigración. «Se está generando más demanda de lo que el mercado puede producir», asegura. Finalmente, cree fundamental que las administraciones mejoren la fiscalidad y aumente las ayudas para la compra de vivienda.