Estradenses en el Reino Unido: «Es más que aprender inglés: es una experiencia que no olvidarás nunca»

Rocío García Martínez
Rocío García A ESTRADA / LA VOZ

DEZA

cedida

Aixa y Lola estudiaron este verano en Reino Unido con las becas de la Xunta

19 ago 2025 . Actualizado a las 11:28 h.

Aixa Bernárdez Otero (A Estrada, 2008) y Lola Romar Lemos (A Estrada, 2008) son dos jóvenes estradenses que han aprovechado este verano mejor que ningún otro. Las dos han terminado primero de Bachillerato con buen expediente, las dos han solicitado las becas Axudasle de la Xunta para aprender idiomas en el extranjero y las dos acaban de regresar del Reino Unido con la mochila cargada de experiencias y buenos recuerdos.

«Es más que aprender inglés: es una experiencia que no vas a olvidar en la vida», cuenta Aixa Bernárdez, que del 13 de julio al 3 de agosto estuvo en Londres disfrutando de una de esas becas.

Para Aixa, sacando Portugal, era su primera vez en el extranjero. Al conocer la convocatoria se lanzó de cabeza. «Yo quería Canadá pero, al ser la primera vez que me iba fuera, mis padres prefirieron Reino Unido», cuenta. Le tocó el centro de Londres y allí vivió tres semanas inolvidables.

«Todos los gallegos estábamos en una residencia donde había estudiantes de un montón de países. Nosotros, con quienes hicimos más amistad fue con los estudiantes italianos, turcos y argentinos», explica. «La residencia era muy grande y estaba muy bien, la verdad. Tenía zonas de estudio, zona de juegos con billar y hasta un cine y un karaoke», comenta. «Lo único malo de toda la experiencia fue la comida. Con eso sí que tuvimos algunos problemas. Te esperas un desayuno bien completo, como se supone que allá desayunan con habas y todo eso... Pero a nosotros de desayuno nos daban una pieza de fruta y un zumo y un croissant congelado que no estaba nada bueno. A la comida, un sándwich bastante malo y una fruta y la cena, que era un poco más variada, siempre llevaba picante. Le echaban picante a todo y además no daban agua con la cena. Nos daban medio litro al mediodía, y ya», comenta.

De todas formas, la estudiante le resta importancia al menú. «Nos buscábamos la vida. Cogíamos algo en el supermercado... También hablaron con la empresa para que nos pusiera un poco más de cantidad, pero esa parte fue un desastre», cuenta.

Pero el «desastre» de la comida es lo único malo que Aixa puede decir de toda la experiencia. «Nos levantábamos a las siete de la mañana y de nueve a una teníamos clases de ingles adaptadas a nuestro nivel, luego nos daban tiempo para comer y de dos a cuatro o seis, dependiendo, actividades organizadas, como juegos o tours. Después volvíamos a la residencia, con una hora para ducharnos, cenábamos a las 19.30, teníamos una hora o dos de actividades o película y un rato de tiempo libre antes de dormir», cuenta explicando el día a día entre semana. «Los sábados hacíamos excursiones. Fuimos a Oxford y a Greenwich. Y los domingo por la mañana solíamos aprovechar para dormir y, después de comer, los monitores nos dejaban votar lo que queríamos hacer. Íbamos a donde queríamos, pero siempre en grupos. Fuimos al Museo Británico, al de Ciencias, a la Galería Nacional... Lo que más nos gustó a casi todos fue Chinatown y el Soho, que tienen esas tiendas grandes como la de M&M's y cosas distintas que aquí no ves», cuenta.

Fluyendo al hablar

En cuanto al idioma, Aixa ha conseguido una soltura que no tenía con el inglés. «Al principio te hacen un examen para valorar tu nivel de inglés y asignarte un nivel. En las clases nunca nos dieron gramática muy avanzada, ni vocabulario, pero lo importante es la fluidez que ganas al estar allí tres semanas. A mí los primeros días me costaba un montón entender porque hablaban muy rápido, pero con el tiempo fui entendiendo cada vez más. Y para hablar, lo mismo. Al final fluyes más al hablar y te sientes más cómoda con el idioma.», cuenta la estradense.

De todas formas, tanto como el idioma, Aixa Bernárdez valora las amistades que ha hecho. «Es lo mejor de ir. Pasa mucho tiempo con la gente de tu grupo más cercano y, al ser tres semanas, al final acabas cogiendo confianza y cariño. Son amigos que haces y con los que vas a estar en contacto, si lo consigues, para siempre. Algunos grupos ya quedaron aquí en Galicia desde que volvieron y nosotros también nos estamos organizando para hacerlo», cuenta.

También Lola Romar ha mejora su fluidez en inglés gracias a la beca de la Xunta. «En clase se adaptan a tu nivel. Fuera, con la gente de la calle, al principio te cuesta más entenderte», comenta. Ella también pidió Reino Unido como destino y le concedieron York, la histórica ciudad fortaleza del norte de Yorkshire. Allí vivió encantada del 17 de julio al 7 de agosto.

Horario británico

También para Lola lo peor de la experiencia fue la comida. «En general no era buena y al mediodía nos daban siempre un sándwich con mantequilla bastante malo», cuenta. Al resto se acostumbró enseguida. Como a los horarios británicos y a la alternancia de lluvia y sol en el mismo día. «Nos levantábamos a las 6.30 o 7.00 porque teníamos que coger un bus para ir al colegio, pero me acostumbré rápido», dice.

Lola tuvo la oportunidad de conocer también las ciudades de Leeds y Whitby y Robin Hood Bay. No obstante, lo que más valora de la experiencia son las amistades que ha hecho. «Es una experiencia muy buena. Conoces mucha gente nueva y te llevas un montón de amigos. Eso es lo mejor de todo», asegura.

«Se lo recomiendo a todo el mundo; yo el año que viene voy a intentar repetir»

Las dos estradenses han regresado a casa tan satisfechas con su estancia en Gran Bretaña que no paran de compartir aventuras con amigos y familiares. «Le recomiendo la experiencia a todo el mundo y yo, el curso que viene, voy a volver a pedir la beca», anuncia Lola Romar. «Si ya fuiste en primero de Bachillerato, en segundo te puedes presentar igual. Te restan veinte puntos para darle preferencia a quienes nunca fueron, pero por presentarte no pierdes nada», explica.

Lo mismo tiene previsto hacer Aixa Bernárdez. «Yo tengo claro que voy a volver a solicitar la beca. Pero esta vez a Canadá. A ver si me lo dan...», desea.

Las dos coinciden en que es una oportunidad única para aprender idiomas, vivir otras culturas y conocer gente.