Una lápida más en el cementerio sin restos mortales de Cerdedo

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

CERDEDO

cedida

Una estela recordará a Luciano García en el peculiar camposanto

25 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En Meilide (Cerdedo) hay un cementerio peculiar. Está sembrado de lápidas pero no alberga restos mortales de ningún tipo. Es un camposanto profano sin cruces ni santos levantado en una finca privada para reivindicar la memoria histórica y rendir tributo a las víctimas de la barbarie.

Este monumento funerario emplazado en el lugar de As Raposeiras lleva por nombre Campo das Laudas y es un proyecto del colectivo Capitán Gosende, un grupo de incansables investigadores del patrimonio cultural y la memoria histórica de la comarca de Terra de Montes.

El Campo das Laudas, ese inquietante cementerio solitario en mitad de la nada, cobró vida este domingo con el acto celebrado en memoria de Luciano García Ventín y la incorporación de una nueva lápida en su recuerdo que ya es la décimo primera del camposanto cerdedense.

Su estela se suma a las que Capitán Gosende ha ido colocando en la finca desde el año 2016 en honor de Xosé R. Otero Espasandín, Antonio Sueiro Cadavide, Francisco Varela Garrido, Xosé Torres Paz, Martiño Ferreiro Álvarez, Manuel Garrido, O Resucitado; Xosefa Rivas Touriño (matriarca de los Ventín), Secundino Bugallo y Francisco Arca Valiñas; Francisco Varela Buela y Xosé Cortizo González.

Todos ellos tienen en común historias espeluznantes de persecución y a veces de asesinato por sus ideas.

Luciano García Ventín, teniente de alcalde republicano de Cerdedo, se libró del paseo, pero tras el golpe de estado de 1936 fue incluido en la lista negra de los fascistas, perseguido, detenido, incriminado por sus adversarios políticos, juzgado en consejo de guerra, condenado a prisión en un juicio fraudulento, objeto de extorsión y vejación y víctima de acoso e infamias.

Luciano García Ventín, que nació el 20 de febrero de 1892 en el lugar de Fondós (Quireza), compaginó su profesión de carpintero-ebanista con la de dirigente de los colectivos agraristas que en aquellos años fueron surgiendo. El 18 de julio de 1936 le pilló de alcalde accidental. Por ello y por su ideología justiciera y liberadora de campesinos y obreros sufrió muchas persecuciones, llegando a tener que huir, sobreviviendo escondido en el abrigo de la Pena da Moura y siendo encarcelado durante meses en la isla de San Simón. Murió en Quireza en 1964.

Desde este domingo, una lápida esculpida por Marcos Escudero mantendrá su memoria viva para siempre.