El SCH prevé ganancias récord por el fin de la crisis latinoamericana

M.ª J. Alegre SANTANDER

ECONOMÍA

ESTEBAN COBO

La junta eliminó algunas medidas de blindaje frente a opas hostiles El presidente justificó el pago de 108 millones de euros brutos a Corcóstegui.

21 jun 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

El presidente del Santander Central Hispano, Emilio Botín, anunció ante la junta de accionistas que el beneficio de este año estará por encima de los 2.500 millones de euros. Esta cifra supone un aumento del 11,25% respecto al 2002 y supera ligeramente las ganancias del 2001, lo que permitió a Botín proclamar que el 2003 será, para el SCH, «el mejor ejercicio de su historia». La asamblea refrendó, en un ambiente no exento de tensión, las cuentas del pasado año y, dentro de ellas, el abono de 108 millones de euros brutos -56,3 millones netos- al ex vicepresidente y ex consejero delegado Ángel Corcóstegui. Botín explicó que «se llevó su pensión» y recordó su «magnífica gestión», uno de los factores que permitió al banco convertirse en el decimotercero del mundo por capitalización. Punto de inflexión El presidente del SCH reconoció la insatisfacción por los resultados del 2002, «un año de grandes incertidumbres», en el que el banco vio retroceder un 10% sus resultados. Y ha habido que esperar a mediados del 2003 para conocer las previsiones positivas para el año en curso. Los datos del primer trimestre de este ejercicio representan un punto de inflexión, según el consejero delegado de SCH, Alfredo Sáenz. Botín apuntó las claves en las que se basa la recuperación: la fortaleza financiera, construida -dijo-, con una adecuada gestión de los riesgos; la posición alcanzada, que hace del Santander «el banco mayor y mejor posicionado en el mercado más atractivo de Europa, que es España», y el tamaño y la cuota alcanzados en Brasil, México y Chile, cuando ya se ve la luz al final del túnel de la crisis. «Las economías iberoamericanas están preparadas para volver a crecer», afirmó. Los accionistas del SCH aprobaron la eliminación de algunas medidas de blindaje frente a posibles opas hostiles, como la limitación de los derechos políticos a un 10%. También suprimió la conformidad de un 70% del capital para acuerdos sobre fusiones o compras, y la exigencia de poseer cien acciones con una antigüedad de tres años para ser consejero, o cinco años para acceder a la presidencia.