Viaje a la europea Manhattan

César Wonenburger REDACCIÓN

ECONOMÍA

25 nov 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

Cuando al inicio de lo de Irak Ana Palacio glosó las ventajas de sumarse a la aventura bélica, se le olvidó citar la principal: a partir de entonces, para los ciudadanos de la Vieja Europa sería más barato viajar a EE.?UU. Con las cuentas del Pentágono disparadas, el euro es hoy una moneda fuerte que permite soñar que los ricos verdaderos somos los ciudadanos de la UE, y no esos habitantes de Park Avenue con sus verdes billetes devaluados. No hace tanto, viajar a Nueva York suponía hacer acopio de sacos de pesetas, tasados en un puñado de dólares. Ahora, si dispones -un suponer-, de tres mil euros para afrontar los gastos de la estancia, el billete aéreo hasta te sale gratis: los casi quinientos dólares de favorable diferencia, al cambio, pueden suponer el coste del pasaje. Antes de salir, ya estás ganando. Una vez en la isla europea de Manhattan, las alegrías, como la de leer el New York Times, por menos de lo aquí cuesta cualquier periódico (un dólar), se multiplican. A Manhattan hay que ir siempre con unas buenas zapatillas, para pateártela a fondo; pero si -otro suponer-, uno está invitado a merendar en casa de Paul Auster, en Brooklyn, bueno es adquirir una MetroCard, que por 21 dólares permite coger cuantos metros y autobuses se desee durante una semana. En caso de que los bagels de la señora Auster no estuvieran sabrosos, a la vuelta, siempre queda la opción de un buen par de pedazos (gigantes) de pizza con un refresco en uno de los múltiples dely's de Broadway por menos de diez dólares, lo mismo que cuesta ir al cine. Y si al final, y pese a haber hecho una parada en Strands, la mayor tienda de libros de segunda mano, donde se encuentran joyas por nueve dólares, uno quiere darse el gusto de ir al templo de la ópera, el Metropolitan, para codearse con los multimillonarios tejanos, es posible hacerlo por 25 dólares, sentándose en el paraíso ( family circle ). Sin timos europeos del tipo «entrada sin visibilidad». Siempre es mejor tener un amigo que te invite a Grand Tier (350 dólares), con los tejanos; pero si hay que confiarse a las alturas, no hay problema. Se ve, se oye y cuesta menos que el fútbol.