La crisis ha motivado un «frenazo» en los procesos de concentración empresarial en el marco de la Unión Europea, como admite la propia directora general adjunta de Competencia. «En cuando se tranquilice la situación, prevemos un pico en las peticiones». Uno de los escasos sectores con movimiento, relata, es el de transporte aéreo: «En el 2008 tuvimos operaciones importantes, también en España como Iberia-Vueling-Clickair, y tenemos este año al menos tres operaciones anunciadas. De la fusión de Iberia-British se lleva hablando mucho tiempo. Cuando sea notificada, será analizada con arreglo a lo que se ha hecho en otros casos».
-¿No hay temor en la Comisión Europea a que de la crisis salgan empresas muy grandes a costa de otras pequeñas y se rompa el mercado?
-Siempre puede pasar que en el proceso de reestructuración suceda algo así, pero no es un temor que tengamos, la situación no está lo suficientemente clara como para saber el marco sectorial que puede resultar [tras la crisis]. Lo que es importante es que no cerremos la puerta a nuevas empresas que quieran entrar en algún sector, porque si se protege a los operadores instalados, podríamos reforzar la situación de esas firmas y estar ante un sector menos competitivo después de la crisis.
-¿Y hay que tener una cintura en el contexto actual para no poner impedimentos?
-Creemos que es perfectamente posible mantener los principios de control de concentraciones intentando ser flexibles en aquellos ámbitos en los que es posible y en tanto el procedimiento nos lo permite en la medida razonable. El proceso de control de concentraciones es flexible, rápido y permite cierta urgencia. Nuestras reglas son flexibles ante la situación actual, sin abandonar el control.
-¿El acuerdo con Mastercard para reducir comisiones en la UE es un buen precedente?
-Es muy importante porque reducirá costes para los comerciantes que repercutían en el consumidor y marca una pauta. Estamos investigando a la competidora, Visa, que tiene un expediente abierto por la CE.