Ni el déficit público ni la deuda son los peores de la UE; pero el paro y una recesión más prolongada llevan a los analistas a comparar la situación con la de Grecia e Irlanda
05 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Hace menos de un año Europa miraba a Irlanda. El tigre celta había dejado de rugir y el Gobierno, asfixiado por la mayor crisis de su historia, se vio obligado a subir los impuestos, recortar drásticamente el gasto público y retrasar la edad de jubilación. Ciencia ficción, visto desde España. Diez meses después, el Gobierno de Zapatero ha repetido punto por punto la receta irlandesa. Y para los mercados parece no ser suficiente.
El nuevo giro de tuerca de la crisis lo dio el profesor de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini, uno de los gurús que predijo la que se venía encima, quien la semana pasada alertó en Davos de que España representa una mayor amenaza para la eurozona que Grecia, un país al borde de la suspensión de pagos. En una línea similar se han manifestado en los últimos días otras voces, como la del nobel Paul Krugman, la del ex ministro español y actual comisario europeo Joaquín Almunia, o la del diario británico Financial Times . Esta oleada de críticas se ha traducido, además del batacazo bursátil, en un deterioro de la imagen de España en el exterior. Los mercados han decidido incluir a la economía española en el mismo saco que Grecia, Irlanda y Portugal (con el consiguiente efecto en el precio de la deuda), aunque el análisis simple de los datos no dé un resultado tan catastrofista.
Efectivamente, España tiene un déficit público elevado (11,4%), al que se ha llegado en apenas dos años (el país cerró el 2007, el año de las subprime, con un superávit del 1,9%). Con todo, la cifra es mejor que la de Grecia (12,7%), Irlanda (12,5) e incluso el Reino Unido (12,1%). Respecto a la deuda soberana, al cierre del 2009 representaba el 54% del PIB, 20 puntos más que antes de la crisis, aunque por debajo de la media europea (78%) y a años luz del caso griego (112%). Un reciente informe del banco danés Danske considera que si el Gobierno español no adoptara ninguna medida de contención presupuestaria el país llegaría a la ratio que actualmente tiene Grecia en el 2017.
Más tiempo, más problemas
Es decir, que España tiene tiempo para regresar a la senda positiva. Pero también otros problemas. Según el FMI y la OCDE, será el último país avanzado en recuperar el crecimiento económico. Esa recesión más prolongada, unida a que uno de cada cinco adultos en edad de trabajar estén al paro y a que sectores esenciales para el país como la construcción y el turismo estén tan golpeados, es lo que ha llevado a los analistas a alertar sobre el problema español.
Con un agravante: la economía española multiplica por cuatro a la griega. Es decir, Bruselas podría hacer frente a una quiebra del país heleno, pero un desplome de España pondría en serio riesgo la unión monetaria.
A corto plazo, esta tormenta se está traduciendo en que España paga sus préstamos cada vez más caros. En el 2009, el gasto público superó el 7% del PIB. Y la segunda partida (después de las prestaciones por desempleo) se la llevaron los intereses de la deuda. Ayer, la rentabilidad del bono español (el precio que paga España por su deuda) llegó hasta el 4,18%, un punto más que el bono alemán.
En los últimos días, el Gobierno ha insistido en que no teme que las agencias de rating rebajen la calificación de la deuda soberana española. Muchos analistas recuerdan el elevado coste que tuvo que asumir España para salir de la crisis del 93. Entonces, el pago de los intereses rondó el 6% del PIB.