Una historia que se repite 28 años después

La Voz

ECONOMÍA

19 feb 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

En el segundo 23 de febrero más famoso de la historia de España, el de 1983, el recién instalado Gobierno de Felipe González decretaba la expropiación del grupo Rumasa y destapaba con ello el primer gran escándalo financiero de la democracia. Con la intervención del imperio de la abeja, propiedad del controvertido empresario jerezano José María Ruiz-Mateos, el Ejecutivo socialista perseguía «garantizar plenamente los depósitos de los bancos, los puestos de trabajo [60.000] y los derechos patrimoniales de terceros, que considera gravemente amenazados». Así lo explicó el entonces portavoz del Gobierno, Eduardo Sotillos.

Aquella mañana de febrero, la estrella económica del Gobierno, Miguel Boyer, con quien Ruiz-Mateos protagonizaría después sonados enfrentamientos públicos (su famoso «¡Que te pego, leche!», seguido de un puñetazo al ministro, acaparó en su día todos los informativos) explicaba a los españole los detalles de la expropiación. En resumen: un agujero patrimonial de 111.000 millones de pesetas, una deuda con el fisco de 20.000, unas pérdidas de 9.000, frente a los beneficios de 5.000 que declaraba tener y una peligrosa concentración de riesgos en sus 18 bancos.

Mientras, el empresario, recluido en su domicilio de la lujosa urbanización madrileña de Somosaguas, preparaba su fuga.

Tres años después, los Ruiz- Mateos comenzaron a levantar los mimbres del nuevo imperio, que otra vez hace aguas. Lo hicieron a través de la adquisición de pequeñas compañías con perspectivas de expansión . Según datos del grupo, este está integrado actualmente por más de 100 empresas con cerca de 10.000 empleados directos y 6.000 indirectos, con relaciones comerciales en 78 países y una facturación próxima a los 1.500 millones de euros.