Pese a las críticas de muchos accionistas, Telefónica seguirá adelante con el recorte de plantilla de unas 6.000 personas que se propone realizar en la filial española, y la junta dio el visto bueno al plan de incentivos que, por importe de 450 millones de euros, recibirán 1.900 directivos en tres años.
A la defensa de ambas iniciativas, recibidas con abundantes censuras tras su anuncio simultáneo a los analistas e inversores, dedicó el presidente César Alierta buena parte de su intervención ante la junta de accionistas que refrendó los resultados anuales. «Telefónica estaría quebrada si no hubiera aplicado los expedientes de regulación de empleo de los años noventa», declaró.
Alierta considera que el éxito de la operadora radica en su capacidad de anticipación, que figura en su ADN. Por eso cree que prescindir de los trabajadores a quienes los avances tecnológicos convierten en innecesarios, y hacerlo «de forma voluntaria, gradual y por acuerdo», es una de las claves de su estrategia.
También evocó el presidente la actuación de otras operadoras europeas. En Telefónica España hay 28.000 empleados en telefonía fija, 4.000 en móvil y 3.000 en el resto de servicios. «Tenemos el doble de plantilla que nuestros competidores, y uno de ellos [en referencia a la holandesa KPN, a la que no citó] se plantea un recorte del 20%, y seguro que lo hará en peores condiciones que nosotros». También citó el caso de la principal operadora alemana, que redujo el 10% su fuerza laboral «y no pasó nada».
Sobre los bonus, dijo que solo el 10% de los ejecutivos que van a recibirlos trabajan en España. «Competimos en 26 mercados y necesitamos tener motivados a los profesionales».