Quince ventas de empresas que le han costado más de 29.000 millones a Galicia

Miguel Á. Rodríguez REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Desde el 2000, se vendieron 5 firmas valoradas por encima de mil millones

12 dic 2012 . Actualizado a las 20:22 h.

La desgalleguización industrial no es un mito. Tiene nombres y apellidos. Y sobre todo un coste. Tanto como 29.000 millones de euros en apenas diez años. Desde que la sueca Swiss Foods se hizo con Leche Celta por 84 millones en el año 2000, hasta que el Banco Popular ponía encima de la mesa 1.300 por el emblemático Pastor, un rosario de quince ventas han ido tiñendo de capital y control foráneos otros tantos corazones industriales que latían en gallego.

En el 2001 caía Pizza Móvil, el invento vigués que compró el grupo luso Ibersol, como doce años antes le ocurriera a Larsa y su integración en Iberlat. En el 2003 el grupo Kesa adquirió la cadena San Luis por 132 millones. Y dos años después la tecnológica Comunitel era absorbida por Tele 2 por 257 millones.

En el 2006, Juan Luis Arregui comenzó su asalto a Ence, donde invirtió cerca de 300 millones. Y ese mismo año Manuel Jove le colocaba Fadesa a Martinsa por 4.045. En el 2007 la metalúrgica catalana Celsa se hizo con Hierros Añón por 500 millones. Y al año siguiente cayó primero Audasa, a manos del neoyorquino Citi (su valor rondaba los 3.000 millones); y después Fenosa, comprado por Gas Natural en 16.700 millones en la mayor operación de venta de una entidad gallega.

Más casos. La textil Toypes pasó a las manos suecas de GB en el 2009. Y otro emblema de las telecomunicaciones, R, sucumbió al control británico de CVC Capital Partners en el 2010, por 314 millones. Ya en el 2011, la china Citic compró la calderera porriñesa Censa, y la conservera vasca Garavilla se hizo con Pita Hermanos y sus marcas Cuca y Massó. Mientras, la viguesa Alfageme sigue buscando postor fuera de Galicia para no morir.

El Popular -que ya se interesó, precisamente, por hacerse con parte de NCG- el que en pleno tsunami financiero se hace con otra firma gallega. Sin contar que la crisis ha espantado a una treintena de promotoras gallegas a Europa del Este o Latinoamérica; y una veintena de auxiliares de automoción optaron por Portugal, como le ocurrió a Pescanova por motivos más bien políticos.

El paso de Transportes Azkar a la alemana Dachser profundiza en la fuga de capitales gallegos.