Supongamos, como parece hacer la Xunta de Galicia, que el conjunto de la economía española creciera el año que viene un 1?%, tal como pronostican el consenso de organismos y entidades relevantes (y como ayer manejó la agencia estadounidense Moody?s para rebajar la calificación de España).
Si así fuese, el Gobierno gallego en sus previsiones macroeconómicas de los Orzamentos 2012 sostiene que Galicia crecería una décima más que España (1,1?%). Casualmente, es esta la misma previsión de crecimiento que se hizo para este año hace doce meses. Entonces se asumía que, con ese crecimiento, el desempleo crecería (llevamos dieciocho mil parados más en los últimos doce meses según la Encuesta de Población Activa, EPA), mientras que ahora se supone que eso será suficiente para que el paro no aumente. Con esa décima, Galicia reduciría el paro, y el conjunto de España lo aumentaría. Así mismo.
Poco importa a sus autores que esa previsión imagine un mayor crecimiento que el de los últimos seis meses. Tampoco que, además, los fundamentos de ese crecimiento no parezcan muy sólidos. Ya que todo se hace depender de la demanda externa y esta (visto el pulso del mercado del resto de España como del resto de Europa) no parece que pueda aportar al PIB más de lo que está haciéndolo ya durante este mismo año.
Por último, suponer una demanda interna plana es mucho suponer. Porque pasar de una caída del 2?% en este 2011 (según los datos del Instituto Galego de Estatística) a cero en el año 2012, será poco menos que imposible. Ni el consumo e inversión (de las familias o de las empresas) van a pasar de negativos este año a positivos el que viene. Ni tampoco el gasto e inversión de las Administraciones públicas va a tener un ajuste tan ligero (menor que el de este año) como los que nos cuenta el Gobierno gallego. Claro que, en apenas un mes, hay elecciones.
Ilusionismo.