El precedente sentado por la fusión de Unicaja y Caja España-Duero, en la que el FROB mantiene los 525 millones inyectados y añade otros 475 (en bonos convertibles contingentes que recomprará el propio fondo) ha desatado la caja de los truenos entra la gran banca, que exige el mismo trato, es decir, ayudas públicas, para próximas absorciones.
El sector reivindica que la banca deje de ser quien aporte los fondos necesarios para el saneamiento de las entidades en dificultades. A pesar de que se están tomando decisiones ad hoc para cada operación, esto es lo que ha ocurrido hasta ahora en los procesos de reestructuración ya cerrados, como los de Cajastur, BBK y Sabadell con CCM, Cajasur y CAM, o en los más recientes como la compra de Unnim por parte del BBVA .
La más inminente ahora es la absorción de Banca Cívica por parte de Caixa Bank cuyo visto bueno podría salir mañana de los consejos de administración de ambas entidades.
Según fuentes del sector, no recibirá ayudas del FROB a pesar del precedente de Caja España-Duero. Está por ver si las habrá y cuál será la razón tanto si las hay como si no. El problema es que las entidades no están dispuestas a asumir aportaciones extras al Fondo de Garantía de Depósitos, el instrumento que defiende a capa y espada el Banco de España, y que ha sufragado distintos esquemas de ayudas ante pérdidas futuras en los procesos de subasta. El propio Banco de España reconoce que la liquidez de ese fondo, con unos 2.000 millones de euros, apenas dará para respaldar una operación de fusión más. La fórmula que se plantea para engordar el fondo es abrir una derrama extraordinaria o pedir a los bancos que adelanten las aportaciones.