Cristina Fernández le dio a Chevron lo que le quitó a Repsol

Agustín bottinelli BUENOS AIRES / CORRESPONSAL

ECONOMÍA

<span lang= es-es >Un acuerdo obligado por la necesidad</span>. Las reservas del yacimiento de Vaca Muerta serán explotadas por la multinacional Chevron. En la foto, la presidenta argentina, Cristina Fernández, saluda al consejero delegado de la norteamerica, John S. Watson, con el que se vio obligada a llegar a un acuerdo.
Un acuerdo obligado por la necesidad. Las reservas del yacimiento de Vaca Muerta serán explotadas por la multinacional Chevron. En la foto, la presidenta argentina, Cristina Fernández, saluda al consejero delegado de la norteamerica, John S. Watson, con el que se vio obligada a llegar a un acuerdo.

Desesperada por el déficit energético, la mandataria cedió ante la americana

27 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El Gobierno argentino dio un giro de 180 grados en su política de hidrocarburos la semana pasada. Borró de un plumazo lo prometido hace casi justo un año al firmar un acuerdo de explotación entre la nacionalizada YPF y la petrolera norteamericana Chevron.

Para entender lo ocurrido hay que repasar la historia reciente. El 12 de julio de 2012 Cristina Fernández anunció a sus compatriotas la «recuperación de la soberanía de nuestros recursos naturales» tras haber firmado el decreto 1277/12 que reglamentó la ley de expropiación de las acciones que la española Repsol tenía en sociedad con la estatal YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales).

La joya de la corona, el yacimiento de Vaca Muerta, descubierto por Repsol en la provincia patagónica de Neuquén, una formación con un área de 30.000 kilómetros cuadrados que podría albergar una de las reservas de hidrocarburos no convencionales más grandes del mundo, hizo suponer a la viuda de Kirchner, que la dramática crisis energética argentina sería historia y que ya no necesitaría de los capitales extranjeros.

A su lado, aquel día, estaba el flamante vice ministro de Economía, Axel Kicillof, quien se encargaría personalmente de ocupar por la fuerza el edifico de Repsol YPF y expulsar a los gritos a los directivos españoles.

Este mismo funcionario fue uno de los que esta semana redactó el acuerdo con la petrolera de Estados Unidos y aclarar públicamente que «no hicimos un régimen para Chevron, sino para fomentar las inversiones que necesita el país».

Las acciones legales en diferentes tribunales internacionales que Repsol mantiene contra YPF en reclamo de una indemnización por la expropiación de sus bienes, mantuvo alejados a posibles inversores. Sin embargo, el martes de la semana pasada y con mucho secretismo oficial, se supo que Cristina había firmado el decreto 929/2013 que deshacía de un plumazo lo rubricado un año atrás y permitía el ingreso de Chevron como socio de YPF.

Desesperación

Desesperada ante el aumento desmesurado del costo de su déficit energético, que necesita inversiones anuales de 15.000 millones de dólares para revertirlo y recuperar el autoabastecimiento, situación que hoy compromete las cuentas externas, Cristina Fernández se vio obligada a ceder a las pretensiones de Chevron que no fueron pocas y que se fueron conociendo con cuentagotas.

La petrolera que fundara Rockefeller, se queda con el 20 % de la explotación de Vaca Muerta por un plazo de 25 años con una extensión de diez más y por una inversión de 1.240 millones de dólares a aportar en cinco años.

Pero hay más, Chevron podrá exportar el 20% de su producción de hidrocarburos líquidos y gaseosos sin pagar derechos de exportación a partir del quinto año de la ejecución de sus proyectos, y se le otorgará la libre disponibilidad de las divisas provenientes de la exportación.

Estos fueron casi los mismos motivos por lo que Cristina Kirchner expropió a Repsol sus acciones en YPF, cuando los españoles quisieron sacar del país parte de las utilidades de la empresa.

Además la letra pequeña del contrato confirma que ante cualquier demanda de Repsol, será el Gobierno argentino quien responda, que la inversión de Chevron no se verá afectada y aclara que todo conflicto jurídico se trasladará a la justicia de Francia.

Pero la entrada de Chevron no soluciona el problema, porque para iniciar la explotación de Vaca Muerta en una primera etapa de solo 20 kilómetros cuadrados de terrero, se necesitan 3.000 millones de dólares por lo que deben sumarse más inversores extranjeros porque las arcas del estado argentino no disponen de ese dinero.

En el Gobierno piensan que la petrolera norteamericana será el señuelo para que otras se sumen al emprendimiento y al final Cristina Fernández cedió a su grandilocuente noción de nacionalismo por aquello de que la necesidad tiene cara de hereje.