Portugal apura el relevo en el Espirito Santo para calmar a los mercados

Begoña Íñiguez LISBOA / E. LA VOZ

ECONOMÍA

La acción se desploma otro 7,5 % tras la toma de posesión de la nueva cúpula

15 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Vítor Bento, José Honório y João Moreira Rato asumieron ayer, respectivamente, la presidencia, la vicepresidencia y la administración financiera del Banco Espirito Santo, en sustitución de Ricardo Salgado, José Manuel Espírito Santo y José María Ricciardi. La intervención del gobernador del Banco de Portugal, Carlos Costa, el domingo por la noche, exigiendo el relevo urgente en la cúpula de la entidad, quince días antes de lo previsto, tras reunirse con los nuevos administradores, no aplacó a los mercados ni impidió que las acciones del BES cayeran un 7,48 % adicional en la bolsa de Lisboa. La salida de la familia Espírito Santo del consejo de administración del banco, y la reducción de su posición en el capital del mismo desde el 25 al 20,1 % -para cumplir con unos vencimientos de deuda-, no ha tenido un impacto inmediato en el parqué lisboeta. En solo una semana, los títulos del BES se han devaluado más de un 41 %, hasta situarse en un nivel en el que no se negociaban desde hace dos años, ya que valen ahora menos de la mitad que a finales del 2013.

Alerta internacional

El aviso de Fitch y Moody's. Las agencias de calificación Fitch y Moody's mostraron ayer su preocupación sobre la vulnerabilidad del sistema financiero portugués como consecuencia de la crisis en la principal entidad del país. En un comunicado, Moody's señala que «la delicada situación por la que está atravesando el BES, sobre todo el holding del Espírito Santo Internacional, tiene implicaciones negativas en los otros bancos lusos que ven dificultado el acceso a los mercados de financiación». Una advertencia que llega después de que la agencia rebajara el viernes pasado en tres escalones la calificación del BES debido a «los recelos sobre su idoneidad crediticia por el incumplimiento de algunas empresas» del conglomerado. Con todo, según Fitch, el impacto será mucho menor en el rating de Portugal.

Cambios en el capital

Los Espírito Santo pueden perder su participación. La familia que ha controlado la entidad desde su fundación puede encontrarse en riesgo de perder el 20 % que todavía tiene en el BES si se confirma la petición de protección de acreedores por parte del Grupo Financiero del Espírito Santo (ESFG) En caso de solicitar dicha protección la familia, como primer accionista, se vería limitad para ejercer el control porque se impondrían controles de gestión, al tiempo que su participación tendría que ser utilizada para reembolsar a los inversores. Por eso, de entrar en ese escenario, los Espírito Santo perderían en pocos días buena parte de su paquete accionarial.

Intervención

El decisivo papel de Carlos Costa. El gobernador del Banco de Portugal, Carlos Costa, está teniendo un papel decisivo en la crisis del BES, como quedó plasmado ayer al forzar y adelantar el relevo en su cúpula directiva. A lo largo de los últimos meses, Costa trató de respetar a los accionistas de la entidad, evitando una intervención directa. Sin embargo, a raíz del descalabro bursátil y la amenaza de que la crisis del banco expusiese a todo el sistema financiero portugués, el responsable del supervisor luso se puso manos a la obra inmediatamente. Vítor Bento es una apuesta suya. En sus manos está la difícil tarea de enderezar el rumbo del BES y tranquilizar a los mercados.

Ricardo Salgado (Cascais, 1944) dirigió hasta ayer el Banco Espírito Santo, el más antiguo de Portugal, que siempre ha estado en manos de su familia. Quienes lo conocen lo definen como un caballero, refinado, amable y distante. Los Espírito Santo tienen un enorme poder e influencia en Portugal.

Vítor Bento (Estremoz, 1954) es el nuevo presidente del consejo de administración del BES. Prestigioso economista y consejero de Estado, es un hombre de la total confianza del gobernador del Banco de Portugal, Carlos Costa, así como del presidente de la República, Cavaco Silva, y del primer ministro, Passos Coelho.